viernes, 24 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. (CAPITULO XXIII)

ULTIMO CAPITULO DE LA SEGUNDA EDICION DEL LIBRO
'LA VERDAD DE LOS AÑOS 607-537 A.C. Y 1914'
(En la tercera edición se aportan testimonios de ex ancianos de congregación)
 
 
XXIII
 
El invento del Nuevo Testamento

 
    El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová enseña que la apostasía se instaló en las congregaciones tras la muerte del apóstol Juan, a finales del siglo I. Según entiende el Cuerpo, la apostasía estuvo activa desde el siglo II hasta finales del siglo XIX, cuando Russell -según los dirigentes de los Testigos- reactivó el cristianismo verdadero, y eso sin haber contactado con ningún supuesto Esclavo Fuel y Discreto o cuerpo de cristianos verdaderos que hipotéticamente estaba activo desde el pentecostés del año 33 de nuestra era.

    Esta doctrina del Esclavo Fiel ha sido cambiada, pues Russell no se comunicó con tal antiguo Esclavo. Ahora el Cuerpo Gobernante enseña que el Esclavo Fiel y Discreto lo nombró Jesucristo en 1919 y tal nombramiento recayó sobre los miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower, una entidad mercantil. Por tanto Russell nunca ha sido el Esclavo Fiel y Discreto para el actual Cuerpo Gobernante, y ello a pesar de que todos los Estudiantes de la Biblia le consideraron a Russell como tal Esclavo durante cuatro décadas, incluso cuando ya estaba muerto. El Cuerpo Gobernante de hoy dice que el conjunto de sus miembros constituyen el Esclavo Fiel y Discreto, lo cual no ha agradado a los Testigos que se tenían por ungidos o destinados a reinar con Cristo en el cielo, los cuales fueron desposeídos por el Cuerpo Gobernante de su título de Esclavo Fiel.

    Si la apostasía entró en las congregaciones a partir del siglo II, cabe preguntarse quién o quiénes declararon como inspirados los libros del Nuevo Testamento o, como lo llama el Cuerpo Gobernante, Escrituras Griegas, aunque dicha designación no es del todo correcta, ya que también son escrituras griegas las del Viejo Testamento traducidas al griego, lo que se conoce como la Septuaginta.

    La Iglesia Católica dice que la lista más antigua de los libros inspirados es el fragmento de Muratori, de hacia el año 170. Se basa en que en el mismo se cita al emperador Antonino Pío y por ello se cree que el fragmento es de ese tiempo. De todas maneras, aunque el Muratori ofreciera la lista de libros inspirados, los que lo dieron no podían ser cristianos verdaderos, según el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, ya que entonces estaba en pleno vigor la apostasía.

    No hay listados de libros inspirados que hayan sido dados por una hipotética congregación cristiana verdadera, ya que todas las listas que se conocen proceden de la Iglesia Católica. Los Padres de la Iglesia hablaban ya de los evangelios, tan temprano como en los tiempos de Ignacio de Antioquía, antes del año 107. Otros Padres también mencionaban de los escritos del Nuevo Testamento. ¿Quiénes fueron los Padres de la Iglesia? En realidad la Historia nada sabe de ellos, a excepción de Orígenes y algún otro.

    Los Padres de la Iglesia vinieron a la existencia en los escritos de Eusebio de Cesarea, ya en el primer tercio del siglo IV. Antes de Eusebio nadie sabía nada de estos Padres. La realidad es que, a raíz de crear el emperador Constantino la Iglesia Católica, Eusebio se inventó a los Padres, como inventó otras muchas supuestas historias del cristianismo que dio a conocer a través de su obra ‘Historia Eclesiástica’. Si los hechos fueran reales, su investigación le hubiera llevado a Eusebio décadas o tal vez toda la vida, y no que lo despachó todo en unos pocos años. Inventar historias lleva menos tiempo que investigarlas. No en vano a Eusebio le consideran muchos clérigos el mayor embustero de la Iglesia.

    Los primeros códices del Nuevo Testamento no aparecen hasta el siglo IV, precisamente  en el tiempo de Eusebio de Cesarea. Este Eusebio escribió en griego las cincuenta copias que Constantino le encargó, las cuales fueron distribuidas por varias bibliotecas del Imperio. Se cree que dos de esas copias son los códices Sinaíticus y Vaticanus, tan diferentes de los demás códices. Hacia el año 380 todas las copias eusebianas fueron retiradas y en su lugar se distribuyeron las que por encargo del Papa recompuso Jerónimo de Estridón en su Vulgata en latín, quien dijo que la tarea le resultaba sumamente difícil. Lo más probable es que los primeros códices acordes con la versión evangélica de Jerónimo partan de finales del siglo IV o principios del V.

    Afirmar que existen papiros de los evangelios anteriores al siglo IV es demasiado presuntuoso. Se sabe que la Iglesia siempre falsificó documentos para que parecieran de mayor antigüedad y no extraña que mandara transcribir en papiros, en griego, con caligrafía antigua, gran parte de lo que Jerónimo había escrito en latín. De esta manera no pocos estudiosos han caído en la trampa de declarar que estos papiros son de los siglos II y III. Puede que el material fuera de esos siglos, pero un análisis imparcial de las tintas no llevaría a siglos anteriores al IV ó V.

    Con todo, aún si los papiros fueran de los siglos II y III, y aún sabiendo con exactitud que los primeros códices son del siglo IV, lo cierto es que todos ellos son obra de eclesiásticos, fueran o no católicos. En modo alguno fueron escritos por hipotéticos cristianos verdaderos, de los cuales nadie sabía nada en esos siglos. Cristianos verdaderos se consideraron a los supuestamente predecesores de la Iglesia Católica y ésos no son considerados como tales por el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová.

    No se sabe quiénes escribieron los evangelios y las cartas apostólicas. La atribución a Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Pedro, Santiago y Judas es tradición de la Iglesia Católica, cuyos Padres así lo afirman en sus hipotéticos escritos. Y ya sabemos que los Padres de la Iglesia fueron inventados por Eusebio de Cesarea en el siglo IV. Y este Eusebio seguramente le añadió párrafos del cristianismo a Orígenes, que sí existió. Y la pregunta surge de nuevo: ¿Cómo pueden los testigos de Jehová aceptar como auténticas unas copias evangélicas que no se sabe quiénes las escribieron y de las cuales la iglesia Católica fijó el canon de su inspiración?

    Aparte de lo anterior, en el siglo XV la Iglesia añadió al evangelio de Lucas la que se llama la ‘gran inserción’, que comprende los capítulos y versículos de Lucas 9:51 a 18:14, antes de la invención de la Imprenta. Al siglo siguiente los protestantes se separaron de la Iglesia y llevaron consigo las Escrituras que la propia Iglesia tenía recopiladas, ya con la inserción efectuada al evangelio de Lucas. Y de esa Biblia que aceptaron los protestantes copiaron la suya los testigos de Jehová, porque hemos de tener en cuenta que la Traducción del Nuevo Mundo no es producto de una seria traducción de los manuscritos hebreos y griegos, sino que se trata de una fusión o recopilación de la consulta de varias biblias protestantes en inglés, pero adaptadas a las doctrinas en boga de la Watch Tower.

    La cuestión final es si no estamos aceptando como Palabra de Dios una parte de la Biblia que muy probablemente haya sido inventada en el siglo IV por Eusebio de Cesarea, quien también se inventó a los Padres de la Iglesia.
 
(FIN DE LOS CAPITULOS DEL LIBRO)

 

jueves, 23 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XXII)


 
XXII
 
 
La Verdad libera y no esclaviza

 
    Los testigos de Jehová ven a sus pastores (ancianos, superintendentes y Cuerpo Gobernante) como superiores en conocimiento bíblico y dan por hecho que los tales profesan la verdad de la Biblia y, por tanto, lo han investigado todo al respecto. Esta elocuente seriedad con que se presentan los pastores de los testigos de Jehová y el hecho de que manejen la Biblia constantemente, hace que los Testigos de a pie crean que ‘están en la verdad’ o en la única religión verdadera y, por tanto, no aceptan o no debieran aceptar argumentos de otros credos.

    Esto mismo es lo que sucede en el resto de las iglesias de la cristiandad. Todas tienen sus pastores y todas manejan de algún modo la Biblia, aunque los protestantes la utilizan más que los católicos. Estos pastores les dicen a sus feligreses que las demás religiones son falsas y que la verdad solamente está en la iglesia o congregación de ellos. Los feligreses aceptan a sus pastores y creen que éstos lo han investigado todo para afirmar que tienen la verdad de la Biblia. Es evidente que las personas afiliadas a cualquier iglesia son sinceras; pero, como bien se dice, la sinceridad no hace que una religión sea verdadera.

     Cuando a cualquier devoto de estas iglesias o congregaciones, sea testigo de Jehová o de otra confesión, se le muestran con educación y buen razonamiento ciertas incongruencias que prueban que tales congregaciones no pueden estar en la verdad de la Biblia, el devoto en cuestión se siente herido en su corazón y defiende su fe con uñas y dientes si es preciso. Está programado para ello por sus pastores, quienes le indican que no escuche a quienes le dicen otra cosa que no sea la que pregonan los propios pastores, haciéndole creer al adepto que tales individuos que así hablan son en realidad lobos enfundados en piel de oveja.

    La única manera de saber si una iglesia o congregación está realmente en la verdad de la Biblia es mediante investigar su historia y sus doctrinas y ver si esa historia y doctrinas se ajustan a las páginas bíblicas. Puede que al adepto se le haya captado mediante explicarle ciertos textos que le dejan cegado al principio, sobre todo si desconocía la Biblia, y así mal puede ver la realidad que se esconde tras ese aprendizaje tan somero, pues lo cierto es que no se profundiza en el mismo. Las dudas comienzan a surgir cuando el adepto ya se ha bautizado o ha hecho pública su adhesión a la nueva fe. Sin embargo, esas dudas iniciales suelen disiparse paulatinamente a medida que asiste a las reuniones o ritos de su iglesia y al ver que los pastores continúan en la brecha como si estuvieran seguros de que tienen la verdad. Con el tiempo le volverán a surgir nuevas dudas a las que ni se atreverá a enfrentarse.

    Para conocer la verdad de un asunto, lo inteligente y razonable es cotejar las dos partes: la de quienes defienden el asunto y la de quienes muestran que el asunto no es correcto. Oídas las dos partes, como lo haría un juez, puede finalmente emitirse un veredicto final, tras sopesar las pruebas pertinentes. Si los testigos de Jehová, por ejemplo, afirman que tienen la verdad y los que no son Testigos argumentan que los Testigos no la tienen, sería prudente escuchar los argumentos de las dos partes y obrar en consecuencia a la vista de las demostraciones que se esgrimen. Sin embargo, al testigo de Jehová se le ha aleccionado a que en modo alguno escuche a la parte contraria y se le recalca que es rebeldía el pensar con independencia del Esclavo Fiel y Discreto o Cuerpo Gobernante que dirige a los Testigos. En las filas de los testigos de Jehová no hay lugar para el pensamiento crítico.

    El testigo de Jehová cree que su organización ha realizado una profunda investigación en materia religiosa y que por tanto no se equivoca en este aspecto. Pero la organización ha publicado que puede equivocarse en materia doctrinal y de ahí que cambie periódicamente las doctrinas, lo que indica que las doctrinas anteriores no estaban ajustadas a la Biblia. Y las nuevas doctrinas pueden cambiarse mañana, por lo que tampoco estarían ajustadas a la Biblia.

    Cuando a un testigo de Jehová, como se ha tenido ocasión de comprobar en innumerables ocasiones, se le muestran los graves errores doctrinales y antibíblicos que enseña su Cuerpo Gobernante, la reacción natural del Testigo es montar en cólera, gritar para no dejar que el interlocutor continúe hablando y lanzar insultos e improperios, todo ello en lugar de sentarse a dialogar y razonar con la persona que trata de exponerle sus argumentos. Sin embargo el testigo sí espera que aquellos a quienes aborda en la predicación le escuchen.

    Jesucristo dijo que ‘la verdad os libertará’; pero el testigo de Jehová está esclavizado o totalmente sujeto a la organización de su Cuerpo Gobernante. Si está esclavizado de tal manera que toda su vida dependa de la Organización, significa que no es libre y, por tanto, si no es libre, no conoce la verdad. Si conociera la verdad, no tendría que estar esclavizado o encadenado a una organización que constantemente dicta su modo de vivir y le exige tiempo, esfuerzo y medios económicos.    

    Tanto depende el testigo de Jehová de su Organización que con sus contribuciones monetarias mantiene al gran imperio económico de la Watch Tower, el cual a su vez se sostiene con la literatura que imprime para los Testigos, además de con los beneficios de la venta de sus inmuebles religiosos y las inversiones en hedge funds, unos fondos de inversión que solamente están al alcance de los millonarios. Si los testigos de Jehová dejaran de pronto de aportar fondos que finalmente van a parar al imperio económico de la Watch Tower, éste se hundiría irremediablemente y dejaría de imprimir los millones de piezas de literatura que consumen los propios Testigos. Y sin literatura, los testigos de Jehová se verían prácticamente imposibilitados para captar más adeptos. Imprimirla en editoriales cuyo costo incluye la mano de obra, no sería asequible para una Organización que está acostumbrada a no pagar nóminas. 

   ¿Podría realmente subsistir la Organización de los testigos de Jehová sin el apoyo fundamental de la Sociedad Watch Tower? Probablemente no, ya que, si desaparece esa entidad, desaparecería también el medio publicitario principal mediante el que se diseminan las doctrinas jehovistas. Jesucristo, los apóstoles y los primeros cristianos no dependían de un imperio económico para subsistir, pero el cristianismo se expandió. Hoy día otras organizaciones cristianas no están apoyadas por una gran Sociedad editorial y sin embargo prosperan. Pero la organización de los Testigos recibe su aliento del imperio de la Sociedad Watch Tower y separarse de él supone la muerte.

 

 

 

miércoles, 22 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XXI)


 
XXI
 
¿Son la Watch Tower y el Cuerpo Gobernante la Organización de Dios?

    En otros tiempos la jerarquía de la Watch Tower y posteriormente el Cuerpo Gobernante explicaban que Jesucristo había nombrado en 1919 como administrador de sus bienes terrestres al esclavo fiel y discreto, que era el conjunto de todos los ungidos que estaban vivos en la Tierra, los cuales componían el resto de los 144.000 que irían al cielo a gobernar con Cristo. A partir de la segunda década del siglo XXI esta doctrina ha sido suprimida por no ser cierta y en su lugar el Cuerpo Gobernante impone como doctrina que lo que realmente sucedió en 1919 fue que Jesucristo nombró como su Esclavo Fiel y Discreto a los miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower.

    Al mismo tiempo el Cuerpo Gobernante dice hoy que solamente los miembros de este Cuerpo componen el esclavo Fiel y Discreto y no el resto de los ungidos. Dice también que los miembros de la Junta Directiva de 1919 eran el Cuerpo Gobernante de entonces. Ahora bien, uno de los miembros del Cuerpo Gobernante actual, Gerrit Losch, ha declarado ante un juez que él no forma parte de la Watch Tower. Lo mismo sería cierto de los demás componentes del Cuerpo Gobernante. Ninguno de ellos formaría hoy parte de la Watch Tower. Siendo este el caso, surge una pregunta: Si Jesucristo nombró como su Esclavo Fiel y Discreto a los miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower, que se supone que eran el Cuerpo Gobernante en 1919, ¿cómo es que el Cuerpo Gobernante de hoy puede ser el Esclavo Fiel y Discreto si ya no forma parte de la Watch Tower, a cuya Junta Directiva se dice que nombró Jesucristo como su Esclavo en 1919?

    Si el Cuerpo Gobernante actual ya no forma parte de la Watch Tower, eso significa que sus miembros tampoco pueden ser el Esclavo Fiel y Discreto, ya que Jesucristo habría nombrado como tal Esclavo a los que eran miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower. Pero si hoy no pertenecen a la Watch Tower, tampoco pueden ser el Esclavo Fiel y Discreto. En todo caso ese Esclavo lo sería la Junta Directiva actual de la Watch Tower, ningún miembro de la cual se considera ungido o perteneciente a los 144.000 individuos que esperan reinar en el cielo con Cristo. La declaración de Losch ante el juez descubre que el Cuerpo Gobernante en modo alguno puede ser el Esclavo Fiel y Discreto.

    Aparte de eso, en 1919 no existía el Cuerpo Gobernante tal como hoy se conceptúa. El Cuerpo Gobernante fue creado en 1971 con los miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower más otros miembros que no eran de la Junta. En 1976 comenzarían a hacerse cargo de las doctrinas y de la redacción de las páginas literarias de las revistas La Atalaya y Despertad, así como del resto de la literatura. Había dos cuerpos gobernantes en 1976: La Junta Directiva de la Watch Tower (que no emitía las doctrinas, sino que solamente lo hacía su presidente o la persona al efecto nombrada) y el Cuerpo Gobernante espiritual de los testigos de Jehová, dos entidades completamente distintas que hoy día continúan en funciones, por lo que habría que admitir que hoy sigue habiendo dos cuerpos gobernantes, uno de la Sociedad Watch Tower y otro de los testigos de Jehová.  

    Pero hemos de averiguar si realmente Jesucristo nombró a la Junta Directiva de la Watch Tower como su Esclavo Fiel y Discreto u organización de Dios en 1919. Como bien explicaba Fred Franz, quien fue el cuarto presidente de la Watch Tower, el nombramiento de 1919 se hizo porque la Watch Tower estaba entonces enseñando la verdad de la Biblia. Nos preguntamos entonces: ¿continúa hoy día enseñándose lo que se enseñaba en 1919, cuando se dice que Jesucristo escogió a los miembros de la Watch Tower como su organización visible en la Tierra?

    En 1919 la Watch Tower enseñaba como verdad bíblica las siguientes doctrinas, entre otras: que Jesucristo había sido entronizado como rey en los cielos en 1874; que el tiempo del fin había comenzado en 1799; que 1914 era el año en que se esperaba el Armagedón y no el año de inicio del reinado de Cristo, aunque ahora en 1919 no se sabía exactamente lo que había ocurrido en 1914, salvo la Guerra Mundial; que el Armagedón llegaría en 1925, año en que también resucitarían los antiguos patriarcas de Israel. Se celebraban además los cumpleaños y la Navidad, se permitían las transfusiones de sangre, de las cuales nada menciona la Biblia, salvo el abstenerse de consumir la sangre de animales y su carne no desangrada, y se tenía la cruz como emblema del cristianismo.

    Todo esto y más fue cambiado con el tiempo. Así, para finales de los años veinte ya no se celebraban navidades y cumpleaños y se desechó la cruz. Para 1943 se suprimieron las fechas 1799 y 1874 y se pasó a 1914 el inicio del reinado de Cristo y el del tiempo del fin. El año 1914 resurgió en 1943, no como el del Armagedón que había predicado Russell, sino como el año en que comenzaron a observarse las señales de la presencia de Cristo en su reino, si bien Cristo habló de una sola señal, la de su venida en gloria al tiempo de la gran tribulación. Quiere decir que lo que con ahínco se enseñaba en 1919 se descubrió que no era la verdad y por eso el supuesto Esclavo hubo de abandonar tal enseñanza no verdadera. ¿Cómo pudo Jesucristo nombrar en 1919 como su vocero a una organización que después cambió su enseñanza porque resulta que no era la verdad?

    De ningún modo pudo Jesucristo haber nombrado a nadie como su Esclavo Fiel y Discreto en 1919 si después dejó de predicar la que se decía que era la Verdad, pero que no lo era y por esa razón comenzó a predicar otras doctrinas que también se cambiaron con el tiempo porque no eran ciertas, dándose la excusa de que el conocimiento de la verdad es paulatino (y se cita el Proverbio 4:18, que no se refiere al conocimiento, sino al proceder u obrar de la persona). La realidad es ésta: si Jesucristo nombró a la Junta Directiva de la Watch Tower como su Esclavo Fiel y Discreto en 1919 porque estaba enseñando la verdad, esa llamada verdad no tenía que haber cambiado con los años.  

    El Cuerpo Gobernante aduce hoy que lo que cambia no es la verdad, sino el entendimiento de la verdad. Según eso, los testigos de Jehová están en el entendimiento de la verdad, pero no en la misma verdad. Con todo, se expulsa a quienes no están de acuerdo con algún punto doctrinal de esto que el mismo Cuerpo Gobernante llama ‘entendimiento de la verdad’.

    Hoy día debería seguir enseñándose aquello que se enseñaba como verdad en 1919, porque la verdad es inmutable. Y puesto que aquella que se decía la verdad en 1919 ha cambiado totalmente, eso significa que Jesucristo no pudo nombrar a nadie como su Esclavo Fiel en 1919. Jesucristo de ninguna manera puede nombrar como sus voceros o como su organización a quienes no enseñan la verdad. Lógicamente, ni la Watch Tower ni el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová han podido ser nombrados por Cristo como la organización de Dios en la Tierra.   
 
 
 

martes, 21 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 y 1914 a.C. (CAPITULO XX)


 
XX
 
 
Desde 1876 existen dos líneas de

esclavos fieles y discretos

 

    ¿Por qué razón impuso la jerarquía de los testigos de Jehová la nueva doctrina de que Jesucristo nombró en 1919 como su esclavo fiel y discreto a la Junta Directiva de la Watch Tower?

    El actual Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová afirma que únicamente él es el esclavo fiel y discreto a quien Cristo nombró como tal en 1919. Sin embargo en 1919 no existía el Cuerpo Gobernante espiritual, el cual apareció a partir de 1971, y en 1976 tomó oficialmente las riendas de la Sociedad Watch Tower y de los testigos de Jehová. Lo que los dirigentes de los Testigos mencionan como cuerpo gobernante en 1919 es la Junta Directiva de la Watch Tower, una junta mercantil, pero no espiritual.

    Las doctrinas no las impartía la Junta Directiva, ni se encargaba de redactar la literatura, lo cual era tarea exclusiva del propio Presidente de la Watch Tower. De ahí que los libros publicados en los tiempos de Russell y en los de Rutherford exhibían sus respectivos nombres como autores. Los publicados a partir de 1942 no muestran el nombre de su autor, pero se sabe que hasta 1975 fueron escritos por Fréderick Franz, teólogo único de la Sociedad Watchtower. Hasta 1976 no se hizo cargo de emitir las doctrinas y escribir la literatura el Cuerpo Gobernante creado en 1971.

    Por otro lado, a quien en 1919 se le consideraba como esclavo fiel y discreto era a Russell, aunque hacía tres años que había muerto; pero se suponía que dirigía los asuntos espirituales de los Estudiantes de la Biblia desde el cielo. Además de eso, todos los adeptos continuaban leyendo y estudiando los seis tomos de Estudios en las Escrituras, que Russell escribió. El propio Russell afirmó que quien estudiara estos seis tomos lo sabría todo de la Biblia, en tanto que si solamente leía la Biblia sin estudiar los tomos por él escritos, en poco tiempo volvería a las tinieblas, tal como publicó en la revista Watchtower del 15 de Septiembre de 1910.

    Dado que a Russell aún se le consideraba el esclavo fiel y discreto en 1919, y venía siéndolo para los suyos desde muchos años atrás, no pocos pastores de los testigos de Jehová (ancianos y superintendentes) se preguntaban que cómo es que Russell no contactó con el esclavo fiel y discreto que venía siéndolo desde el pentecostés del año 33, en el siglo I. Porque ha de entenderse que la Watch Tower y el Cuerpo Gobernante predicaban antes que el esclavo fiel y discreto surgió en el Pentecostés del año 33 y tuvo existencia durante los siglos, aunque no se sabía quiénes eran sus miembros. Sin embargo Russell comenzó a estudiar la Biblia él solo y no contactó con la línea del esclavo fiel y discreto que en su tiempo debería existir, pues tenía continuación desde el primer siglo.

    Quiere decir que en los tiempos de Russell había dos líneas de esclavos fieles y discretos, a saber, la que venía de antiguo, desde el año 33, y la del propio Russell, que surgió hacia 1876. Por tanto durante todo el siglo XX han existido esas dos líneas de esclavos fieles, aunque en 1927 Rutherford cambió el entendimiento sobre el esclavo y publicó que dicho esclavo fiel eran todos los Estudiantes de la Biblia, ya que todos se consideraban ungidos.

    En Julio de 2013 el Cuerpo Gobernante cambió el entendimiento de la identidad del esclavo fiel y discreto, en vista de la incongruencia de que no podían existir dos líneas de esclavos fieles. Así que afirmó que el esclavo fiel y discreto no venía desde el Pentecostés del año 33, en el siglo I, sino que fue nombrado como tal por Jesucristo en 1919. Pero resulta que este nombramiento recayó, no sobre los testigos de Jehová, sino sobre los Estudiantes Internacionales de la Biblia, ya que los miembros de la Junta Directiva de la Watch Tower eran Estudiantes de la Biblia, pero no testigos de Jehová, pues ese nombre no surgiría hasta el año 1931.

    Quiere decir que Jesucristo no nombró a ningún Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová como su esclavo, dado que en 1919 no existía el Cuerpo Gobernante tal como hoy se conceptúa. De haber existido el Cuerpo Gobernante en 1919, habría dos cuerpos gobernantes, a saber, la Junta Directiva de la Watchtower, que solamente dirigía los asuntos mercantiles de la Sociedad, y el Cuerpo Gobernante espiritual. Pero por la historia de la Watch Tower sabemos que en 1919 ni siquiera existía el concepto de ‘cuerpo gobernante’. Hoy día coexisten tanto la Junta Directiva de la Watch Tower como el Cuerpo Gobernante espiritual de los Testigos de Jehová, aunque sus miembros afirmen ahora que nada tienen que ver con la Watch Tower.  

    En alguna Atalaya se lee que Russell era una precursor al estilo de Juan el Bautista. Eso significa que, puesto que Juan no era cristiano, de la misma manera Russell tampoco podía ser ungido y, por tanto, menos podía ser el esclavo fiel y discreto. A Russell se le está arrinconando, sobre todo porque sus doctrinas fueron recibidas de los adventistas y el propio Russell no era testigo de Jehová. Tampoco lo fue Rutherford hasta 1931. Sin embargo los fundamentos de esas doctrinas continúan actualmente vigentes entre los testigos de Jehová, aunque la mayor parte de las doctrinas hayan sido cambiadas.     

    La doctrina básica de los testigos de Jehová continúa siendo la de que Jesucristo fue entronizado en su reino en 1914 y en ese preciso año comenzó el tiempo del fin, al igual que comenzaron a observarse las señales de la presencia de Cristo en su reino (guerras, terremotos, hambres, pestes…), si bien los relatos evangélicos hablan de una sola señal, a saber, la señal de la venida del Hijo del Hombre, la cual aparecería durante una venidera tribulación y no antes.  

    La fecha de 1914, como ya se ha expuesto, tiene su origen en la del 607 a.e.c., que fue impuesta por la Watch Tower, o más exactamente por su vicepresidente y teólogo único Fred Franz, en 1943. Al año 607 a.e.c. se le añadieron los 2.520 supuestos años de duración de los tiempos de los gentiles, inventados por Brown en 1823. A tales tiempos los llama el Cuerpo Gobernante tiempos de las naciones o años en que dominarían la escena mundial las naciones, antes de que Cristo fuera instalado en su reino.

    Hace más de un siglo que pasó 1914 y el Cuerpo Gobernante continúa enseñando que Cristo fue instalado en su reino ese año; pero las naciones aún no han dejado de dominar la escena mundial. Y la famosa fecha del 607 a.e.c. sale, aparte de la torpe componenda realizada por Franz en 1943, del error de cálculo del adventista Barbour, mediante el cual transmitió a Russell, y éste lo aceptó sin investigar, que los judaítas habían permanecido 70 años en el destierro después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén, cuando la verdad es que la Biblia no dice que esos cautivos estuvieran 70 años en Babilonia. Los 70 años, como ya se ha visto, se refieren precisamente a Babilonia y no al destierro de los judaítas.      

 

 

 

lunes, 20 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XIX)


 
XIX
 
 
Resumen de los fundamentos doctrinales

de los testigos de Jehová (4)

 

    8.- Se suprime la fecha de 1918 de los fundamentos doctrinales.

    En 2013, el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová suprimió la fecha de 1918 dada por Rutherford como el año de inspección de Cristo al esclavo fiel y discreto, año que desde 1927 se venía predicando como Palabra infalible de Dios y cuya no aceptación fue motivo de expulsión de la congregación a partir del inicio de la década de 1950. Fue igualmente motivo de expulsión cualquier desacuerdo doctrinal con lo dictado por el presidente de la Watch Tower, así como el pensar independiente en materia religiosa.

    La causa de dicha supresión estaba clara: la fecha de 1918 no era bíblica, sino que fue inventada por el propio Rutherford en 1927, aunque ya en 1922 había dicho que la primera resurrección, la de los ungidos que supuestamente estaban destinados al cielo, había comenzado en 1918; pero ahora le añadía un nuevo concepto, el de la inspección de Jesucristo a su esclavo fiel y discreto. Por cierto, ya Russell había declarado que los ungidos comenzaron a resucitar en 1878, pero esa fecha fue suprimida en tiempos de Rutherford.

    Ahora bien, la fecha de 1919 para el nombramiento del esclavo fiel y discreto sobre los bienes del amo Jesucristo es consecuencia directa de la fecha de 1918. Ambas  estaban unidas en un solo bloque y ambas las dio a conocer Rutherford al mismo tiempo, tan tarde como en 1927. Sin embargo, la fecha de 1919 no ha sido suprimida por el Cuerpo Gobernante, y eso que dependía de la de 1918 y era uña y carne con ella. Por supuesto, ninguna de las dos fechas es bíblica, puesto que ninguna de ellas se menciona o siquiera se insinúa en la Biblia.

    La fecha de 1919 es tan falsa como la de 1918 recientemente suprimida. Jesucristo no pudo nombrar a ningún esclavo fiel y discreto en 1919 porque en ese año no existía tal esclavo, ya que la persona a quien se consideraba el esclavo fiel era Russell y había muerto en 1916. Hasta 1927 Rutherford no dejó caer que el esclavo fiel era el resto de los 144.000 individuos que aún vivían, los cuales ni se enteraron de la supuesta inspección de Jesucristo en 1918 ni del nombramiento sobre los bienes del Amo en 1919.

    Tanto la fecha de 1918 como la de 1919, aparte de ser invención de Rutherford, se originan del supuesto de que 1914 fue el año de entronización de Cristo, apareciendo la fecha de 1914 al aplicársele 2.520 años a la del 607 a.e.c., fecha esta última que a su vez fue inventada por Franz al adelantar un año el 606 a.e.c. para tratar de corregir el error de un año menos en el cómputo de los 2.520 años, por lo que también se vio obligado a adelantar al año 537 el 536 a.e.c., todo a fin de que 1914 quedara intocable como año del comienzo del reinado de Cristo, y así de paso no se tambaleaban las fechas de 1918 y 1919.    

    9.- La fecha de 1919 ya no es el año del nombramiento del esclavo fiel sobre los bienes terrestres del amo Jesucristo.

    El último retoque dado al tercer basamento doctrinal de los testigos de Jehová es el que corresponde a la fecha de 1919. Este año fue proclamado con carácter retroactivo por Rutherford como el del nombramiento del esclavo fiel y discreto sobre los bienes terrestres del amo Jesucristo. A partir de Julio de 2013 la organización de los Testigos enseña que lo que sucedió en 1919 no fue el nombramiento del esclavo fiel sobre los bienes del Amo. Quien afirme otra cosa es expulsado de las filas de los Testigos.

    Lo que realmente había sucedido en 1919, en opinión de los líderes de los Testigos, es que Jesucristo había nombrado a la Junta Directiva de la Sociedad Watch Tower como su esclavo fiel y discreto, quedando el hipotético nombramiento sobre los bienes del Amo para el futuro, previsiblemente para cuando llegue la llamada ‘gran tribulación’, que a día de hoy el Cuerpo Gobernante no sabe exactamente en qué consiste, aparte de creer que es diferente del Armagedón, aunque el libro de Revelación 7:14 sugiere que ambos acontecimientos, gran tribulación y Armagedón, pudieran ser la misma cosa, ya que el texto indica que la gran muchedumbre sale de la gran tribulación, en tanto que el Cuerpo Gobernante de los testigos declara que la gran muchedumbre sobrevive al Armagedón.   

    Ha de constatarse que el grupo del esclavo fuel y discreto lo componía el resto de los 144.000 ungidos que vivían en la Tierra. Pero a partir de Julio de 2013 se enseña que el esclavo fiel y discreto es únicamente el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová. Ese nombramiento, dicen los líderes del movimiento religioso, le fue dado por Cristo a la Junta Directiva de la Sociedad Watch Tower en 1919.

    Sin embargo, como ya se ha adelantado, en aquel año todos los Estudiantes de la Biblia, incluso el propio presidente de la Watch Tower, J. F. Rutherford, creían que el esclavo fiel y discreto era Russell. Hasta 1927 no señaló Rutherford que el esclavo fiel y discreto lo componían los ungidos que vivían en la Tierra. Así, pues, si Jesucristo nombró como su esclavo a la Junta Directiva de la Watchtower, los propios miembros de esa Junta no estaban enterados de tal nombramiento.  

    A modo de conclusión, notamos que desde mediados del 2013 los tres fundamentos doctrinales de los testigos de Jehová definitivamente quedan como sigue:

    Primer fundamento.- La creencia de que los judaítas desterrados en el año 18/19 de Nabucodonosor, cuando el rey babilonio destruyó Jerusalén, permanecieron 70 años cautivos en Babilonia.

    Segundo fundamento.- Las fechas 607 y 537 a.e.c. como años de la destrucción de Jerusalén y de la liberación de los cautivos, mediando entre ambos los supuestos 70 años de destierro. Asimismo la fecha de 1914 como año del comienzo del reinado de Cristo y principio del tiempo del fin. Los años que se estiman transcurridos entre el 607 a.e.c. y 1914 son 2.520, lapso que se cuenta como de los tiempos de los gentiles.

    Tercer fundamento.- La fecha de 1919 como año del nombramiento de la Junta Directiva de la Watch Tower como el grupo del esclavo fiel y discreto de Cristo. 

    La realidad del asunto es que ni las fechas precedentes ni los llamados tiempos de los gentiles son bíblicos, ya que ni se mencionan ni se insinúan en la Biblia. Todo es especulación mental de individuos anteriores a la aparición de los Estudiantes de la Biblia y de los testigos de Jehová, individuos que se creían capacitados para interpretar la Biblia. Russell aceptó todo ello del adventista Barbour, sin detenerse a investigar si los datos eran ciertos o no. Resultó que no lo eran. Por lo tanto, los fundamentos doctrinales sobre los que hoy se basa el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, al no ser bíblicos, son completamente falsos.

 

sábado, 18 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XVIII)


 
XVIII
 
 
Resumen de los fundamentos doctrinales

de los testigos de Jehová (3)

 

    5.- El fundador de los Estudiantes de la Biblia, Charles T. Russell, acepta los fundamentos doctrinales del adventista Barbour.

    Uno de los ejemplares de la revista de Barbour, El Heraldo de la Mañana, llegó en enero de 1876 a manos de Charles Taze Russell, joven entusiasta que se hallaba estudiando ciertos pasajes bíblicos con otras personas, particularmente los que tenían que ver con que no existía un infierno de fuego.

    Russell se entrevistó con Barbour y éste le convenció de tiempos y fechas, lo cual Russell aceptó a ciegas y sin cerciorarse de si lo que aquel le transmitía era cierto o no. De haber investigado, Russell habría descubierto que las fechas y tiempos que le pasaba Barbour eran totalmente falsas, todas ellas basadas en elucubraciones mentales de escrutadores bíblicos que creían saberlo todo con respecto a la Biblia, pero que apenas abrían sus páginas para realmente conseguir conocimiento. Todos estos anteponían sus puntos de vista a los de la Biblia y se dejaban guiar por la pseudociencia de la numerología, tan en boga durante siglos.

    Sin pensarlo dos veces, Russell se puso a predicar los 2.520 años de duración de lo que se creía que eran los tiempos de los gentiles, así como las fechas 606 a.e.c., 536 a.e.c., 1874 y 1914, siendo las tales, respectivamente, la de la supuesta destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, la de salida del destierro, la de entronización de Cristo en su reino y la del Armagedón con la consiguiente aparición física de Cristo en la Tierra. A raíz de ello fundó Russell la asociación de Estudiantes Internacionales de la Biblia.

    Tres años después, en 1879, fundó la revista Watchtower de Sion, que en castellano tomó el nombre de La Atalaya, a través de la cual predicó tiempos y fechas que él no había descubierto en las páginas bíblicas, sino que le fueron impuestas por un representante del adventismo. En 1881, fundada la Sociedad Watch Tower por William Henry Conley, entró en ella con el 10% de capital. En 1884 la reestructuró legalmente y se autonombró presidente de la misma.

    Años antes de 1914 Russell se dio cuenta de que entre el 606 a.e.c. y 1914 no había 2.520 años, sino uno menos, y pensó trasladar a 1915 el Armagedón que anunciaba para 1914. Llegado el año, estalló la Gran Guerra, que en modo alguno esperaba, y Russell creyó que aquella contienda desembocaría en el Armagedón. Transcurrido el año 1914 sin que llegara el Armagedón ni aconteciese la segunda venida de Cristo a la Tierra, Russell defendió la fecha de 1915 como año de tan singulares acontecimientos apocalípticos y así lo publicó en su revista, además de en el segundo tomo de Estudios en las Escrituras, el titulado ‘El tiempo se ha acercado’. Pasó 1915 y tampoco vino el Armagedón, con Cristo al frente.  

    Russell falleció, agotado, el 31 de Octubre de 1916 en el tren que le transportaba para seguir predicando por el territorio estadounidense. Le sucedió en la presidencia Joseph Franklin Rutherford, en enero de 1917.

    6.- Se añaden fechas a los fundamentos recibidos de Barbour.    

    Rutherford aceptó los fundamentos doctrinales que el adventista Barbour le había pasado a Russell, aunque desechó la fecha de 1915, corregida por su antecesor, y volvió a la de 1914, sin saber qué había ocurrido exactamente en ese año. La fecha de 1914 quedó aparcada durante 28 largos años, hasta que en 1943 fue oficialmente reinstaurada, si bien Rutherford ya había publicado sin éxito hacia finales de los años veinte que lo que ocurrió en 1914 fue el comienzo del reinado de Cristo. Con todo, seguía predicándose el año 1874 como el del inicio de ese reinado.    

    En 1927, con carácter retroactivo, Rutherford añadió a los fundamentos de Barbour las fechas de 1918 y 1919. La fecha de 1918 la divulgó como la del año de inspección del esclavo fiel y discreto por Jesucristo. Y la de 1919, como el año en que Cristo nombró a su esclavo fiel como administrador de sus bienes terrestres.

    Estos tres fundamentos doctrinales, el de los 70 años, el de las fechas 606 a.e.c., 536 a.e.c., 1874 y 1914, y finalmente el de las fechas 1918 y 1919, era obligatorio aceptarlos como Palabra de Dios. Y ello a pesar de que ninguna fecha y tiempo eran bíblicos, pues se basaban en especulaciones numéricas transmitidas desde los días de Brown, en 1823.    

    7.- Se retocan las fechas 606 y 536 a.e.c. del segundo fundamento doctrinal.

    Después de Rutherford accedió a la presidencia de la Watch Tower Nathan Homer Knorr, quien dejó su puesto de teólogo único de la Sociedad al vicepresidente Frederick William Franz, que posteriormente, en 1977, llegaría a ser presidente de la entidad. Franz escribió, en nombre de la Watch Tower, el libro ‘La verdad os libertará’ y en él realizó cambios en las fechas 606 y 536 a.e.c., que las adelantó respectivamente al 607 y 537 a.e.c., por lo que a partir de entonces había que predicar como palabra de Dios que Jerusalén había sido arrasada en el 607 a.e.c. y no en el 606 a.e.c., además de que los judaítas habían salido del destierro en el 537 a.e.c. y no en el 536 a.e.c. Costó mucho tiempo a los testigos de Jehová adaptarse a las nuevas fechas y no pocos seguían predicando las del 606 y 536 a.e.c., sin saber realmente lo que pregonaban.

    Al mismo tiempo Franz suprimió la fecha de 1874 y pasó el inicio del reinado de Cristo a 1914. A la par suprimió la fecha de 1799 que se predicaba como la del inicio del tiempo del fin, fecha que también le había dejado Barbour en herencia a Russell. A partir de ahora, el comienzo del tiempo del fin se pasaba a 1914. El Armagedón se trasladó al futuro, en el tiempo de una generación, que a lo sumo sería de 80 años, entendiendo que los que estaban vivos en 1914 tenían entre 10 y 15 años, edades en las que se suponía que los jóvenes empezaban a ser conscientes de los sucesos mundiales.

    Según lo precedente, el tiempo máximo de la generación se extendería hasta 1984 en el caso de que fuera de 80 años, aunque posteriormente se bajó la edad de los jóvenes de 1914 hasta 7 años, con lo que la generación de los 80 años se extendería hasta 1987. Todo lo más, se esperaba el Armagedón para antes de que terminara el siglo XX, tal como se anunciaba en la literatura, particularmente en las revistas oficiales de la Watch Tower y del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. 

    En La Atalaya del 1 de Enero de 1989 se publicaba que ‘la obra de predicación se completaría antes de que terminara el siglo XX’. En los tomos encuadernados y en el CD Rom se corrigió el texto y ahora se lee en su lugar la expresión ‘se completará muy pronto’. Sin embargo en las revistas sueltas de aquel tiempo se lee el texto primitivo, el que dice que la obra de predicación se completaría antes de que terminara el siglo XX.

 

viernes, 17 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XVII)


XVII
 
 
Resumen de los fundamentos doctrinales

de los testigos de Jehová (2)

 


    3.- Los mal estimados 2.520 años entre el 606 a.e.c. y 1914.

    En 1844 el estudioso bíblico Edward B. Elliot publicó su obra ‘Horas con el Apocalipsis’. Elliot fue el primero en afirmar que los siete tiempos que el profeta Daniel había aplicado al rey Nabucodonosor tenían un cumplimiento mayor y se extendían del 606 a.e.c. hasta 1914, año este último que calculó como el del regreso de Cristo y del Armagedón. Elliot fue también el primero en equivocarse en el cómputo, ya que al no tener en cuenta que no existió un año cero entre las presumibles épocas anterior y posterior a Cristo, asumió que entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban 2.520 años, cuando en realidad había un año menos, es decir, 2.519 años.

    Para Elliot, como lo fue para su antecesor Birks, el año 606 a.e.c. era el de ascenso de Nabucodonosor al trono de Babilonia, en tanto que los historiadores demostraban que el año de ascenso de Nabucodonosor fue el 605 a.e.c. El 536 a.e.c. lo consideraba Birks como el año de la liberación de los cautivos judíos. Elliot, pues, perpetuó el error de que entre el inicio del reinado de Nabucodonosor y el tiempo de la liberación de los judaítas del yugo babilonio mediaban 70 años. Entre el año de ascenso de Nabucodonosor y la caída de Babilonia transcurrieron 66 años, aunque la salida de los judaítas del destierro aconteció algún tiempo después. Este lapso nunca fue de 70 años.

    Con todo, Elliot conocía las fechas que los historiadores habían aplicado a la toma de Harrán, el 609 a.e.c., y a la caída de Babilonia, el 539 a.e.c. Así que, como Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el año 18/19 de su reinado, Elliot sabía que dicha destrucción había acontecido en el 587 a.e.c. El 606 a.e.c. no era para Elliot el del arrasamiento de Jerusalén, sino el año de ascenso de Nabucodonosor. Los errores computados por Elliot pasaron a otros escrutadores bíblicos, entre ellos al adventista Nelson Horatio Barbour, que había sido discípulo del creador del adventismo, William Miller, del cual se había separado cuando ni en 1843 ni en 1844 aconteció el regreso de Cristo, que pregonaba a los cuatro vientos.

    4.- El 606 a.e.c. se convierte en el año 18 de Nabucodonosor.

    Nelson H. Barbour, al regresar de Australia, donde había permanecido tras cortar su relación de Miller, llegó a Londres, donde en su Biblioteca leyó el libro ‘Horas con el Apocalipsis’ que en 1844 había publicado Edward B. Elliot. De su lectura Barbour aceptó la fecha del 606 a.e.c. como año del inicio de la servidumbre de la nación de Judá a Babilonia (servidumbre es sometimiento a Babilonia, que no es lo mismo que destierro) y el 536 a.e.c. como año de la salida del destierro de los judaítas, respectivamente.

    Barbour no aceptó en principio la fecha de 1914 para el año del regreso de Cristo y el Armagedón, pues para él el año de la segunda venida de Cristo era el 1874, tal como predicaba. En principio había establecido para dicha venida el año 1873, pero al no aparecer Cristo, trasladó el acontecimiento a 1874. Tampoco apareció físicamente el esperado y proclamado Cristo. Entonces uno de sus adeptos, un tal Keith, recordó haber leído en el Diaglotón Enfático de Benjamín Wilson que, donde otras biblias traducen ‘venida’, el Diaglotón vertía ‘presencia’. A la vista del vocablo, supuso Barbour que el regreso de Cristo no fue físico en 1874, sino en espíritu y, por tanto, en los cielos, donde a su entender había sido hecho rey. Esto le hizo aceptar el 1914 proclamado por Elliot como año del regreso físico de Cristo a la Tierra en la batalla del Armagedón, y así lo pregonó de viva voz y por página impresa.  

    Con el tiempo Barbour cambió el significado de los siete tiempos del profeta Daniel dado a los 2.520 años. Para Barbour estos 2.520 años eran los llamados tiempos de los gentiles, de los que habla Jesús en el evangelio de Lucas. Barbour supuso que en los días de Jesucristo estos tiempos ya estaban corriendo. Sin embargo Jesucristo se refería a un tiempo futuro, a partir de la destrucción de Jerusalén por los romanos en el 70 de nuestra era. Los siete tiempos de Daniel y los tiempos de los gentiles no son bíblicamente la misma cosa. Pero Barbour así lo creyó, interpretando las Escrituras a su antojo.  

    El cambio más significativo que hizo Barbour con respecto al año 606 a.e.c., que se venía pregonando como el año de ascenso de Nabucodonosor, aunque en realidad no lo era, fue el de publicitar que el año 606 a.e.c. no fue el año de ascenso de Nabucodonosor, sino su año 18 de reinado, en que destruyó Jerusalén y su templo. Barbour partía del supuesto de que los judaítas que Nabucodonosor se llevó a Babilonia cuando destruyó Jerusalén estuvieron 70 años en el destierro.

    La Biblia no dice que los judaítas estuvieran desterrados 70 años en Babilonia tras la destrucción de Jerusalén. Los 70 años se refieren al tiempo en que Babilonia dominó como imperio tras conquistar la última ciudad de Asiria, Harrán. Pero Barbour pregonó que los judaítas habían pasado 70 años en el cautiverio, dado su escaso conocimiento bíblico y su menos escaso conocimiento de la Historia. De todas maneras, a Barbour le interesaba más captar lectores para su revista ‘El Heraldo de la Mañana’ que la propia verdad bíblica y consideró que sus revolucionarias teorías harían que la revista se vendiera más.  

    Barbour estableció los fundamentos doctrinales que posteriormente aceptarían los Estudiantes Internacionales de la Biblia y más tarde los testigos de Jehová, quienes sobre tales fundamentos levantaron las demás doctrinas. Dichos fundamentos no se basan en la Biblia, aunque así lo parezca para el común de los lectores, sino que se basan en especulación humana, frenéticamente desatada desde los tiempos de Brown, en 1823. Estos fundamentos o bases doctrinales fueron, en primer término, la creencia de que los judaítas llevados al destierro en el año 18/19 de Nabucodonosor, cuando fue destruída Jerusalén, estuvieron 70 años en Babilonia. 

    Sobre el anterior fundamento levantó Barbour las fechas: 606 a.e.c. como el año de la destrucción de Jerusalén, 536 a.e.c. como el año de la liberación de los cautivos, 1874 como el año en que Cristo comenzó a reinar en el cielo, y 1914 como el año del regreso físico de Cristo y el Armagedón. Se presuponía que entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban los hipotéticos 2.520 años de los tiempos de los gentiles; pero Barbour nunca se dio cuenta de que había un error de un año menos en el cómputo entre los citados años. Barbour levantó sus fundamentos doctrinales sobre errores que le pasaron sus predecesores y sobre errores de los que el propio Barbour fue autor. Y esos errores los transmitió a Russell, que los aceptó como si fueran palabra del mismo Dios.

 

jueves, 16 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XVI)


(Continuación de los capítulos del libro...)
 
 
XVI
 
Resumen de los fundamentos doctrinales

de los testigos de Jehová (1)

 

 

    1.- Los 2.520 años de los siete tiempos del profeta Daniel.

    En 1823 el escrutador bíblico John Aquila Brown publicó su obra ‘El Atardecer’. En ella exponía que los siete tiempos del profeta Daniel duraban 2.520 años, siendo Brown el primer autor en dar a conocer tal número de años. Hasta entonces y desde la Edad Media, en que algunos judíos estimaban un lapso de 1.260 años para la primera venida del Mesías, la supuesta duración de los siete tiempos de Daniel se calculaba en la mitad de los 2.520 años. Tanto los judíos como ahora Brown se basaban en la ciencia esotérica de la numerología para tales cálculos, ya que se trata de elucubraciones mentales ajenas a la propia Biblia.

    Brown duplicó los 1.260 años que por lo general se daba en sus días a la duración de los siete tiempos de Daniel. La duplicación se basó en que se suponía que Nabucodonosor había pasado siete años en estado de locura, fuera del trono, y comiendo hierba en el campo. Los siete años se consideraban ‘proféticos’ de 360 días cada uno. De ahí que su duración fuese de 2.520 días (360 x 7).

    Estos 2.520 días los elevó Brown a años en la creencia de que la Biblia daba una regla de medir de un año por día, algo que ya hacían los antiguos judíos. En ninguna parte menciona la Biblia que ciertos días supongan tiempos proféticos de un año por día ni que haya que estimar un año por cada día de castigo dado a los israelitas. Todo el cálculo es especulación mental de ciertos individuos que se sentían superiores a sus congéneres porque creían saber de la Biblia más que ellos.

    Brown, pues, elevó los 2.520 días a 2.520 años; pero en lugar de aplicar años ‘proféticos’ de 360 días, con los que había empezado a operar, aplicó años solares de 365,25 días. Por tal razón, iniciando la aplicación en el 604 a.e.c., a la sazón el año primero de reinado de Nabucodonosor, calculó que esos 2.520 años terminaban en 1917, año en que, a su decir, brillaría la gloria de Israel. Casualmente el ejército inglés liberó a Jerusalén de los turcos en diciembre de aquel año y la cuenta profética de Brown fue tomada en serio por muchos especuladores bíblicos, que a partir de entonces dieron rienda suelta a sus fantasías numéricas. 

    Así, pues, Brown se equivocó al aplicar años solares de 365,25 días a la cuenta de 2.520 años que constituían años ‘proféticos’ de 360 días. Para ser objetivo, Brown debió haber elevado los supuestos 2.520 días de Nabucodonosor a años de 360 días y así hubiera llegado a 1881 como año final de la cuenta, en que se suponía que habría de aparecer Cristo por segunda vez.

    2.- Las fechas 606 y 536 a.e.c.

    Hasta principios del siglo XIX, los historiadores concluían, creyendo basarse en la interpretación de los textos del astrónomo Tolomeo, que Babilonia había caído en el 536 a.e.c. y que en ese preciso año comenzó el reinado de Ciro como rey de Babilonia. Como el imperio babilonio había durado 70 años desde que Nabopolasar, padre de Nabucodonosor, conquistó el último reducto de Asiria, la ciudad de Harrán, los historiadores aplicaron retrospectivamente esos 70 años al 536 a.e.c. y así llegaron al 606 a.e.c. como año de la toma de Harrán y definitiva anexión de Asiria. Los asirios, al frente del rey Asurubalit II, se atrincheraron en Harrán, lo que motivó que Nabopolasar subiera con sus tropas hasta aquella ciudad.

    En un tiempo no precisado anterior a 1823, los historiadores corrigieron las fechas 606 y 536 a.e.c., basándose en la cronología egipcia, la cual presenta una serie de fechas rigurosamente exactas y sin posibilidad de error en su interpretación. Una de esas fechas fue la del 610 a.e.c., en que ascendió al trono de Egipto el faraón Necao II, que es el Nekó del que habla la Biblia. Este Nekó o Necao subió en el año primero de su reinado, es decir, a partir de la primavera del 609 a.e.c., a ayudar a los asirios atrincherados en Harrán, pero no pudo vencer a los babilonios, quienes finalmente conquistaron la ciudad.

    Dado que la toma de Harrán aconteció en el 609 a.e.c., los historiadores aplicaron a esta fecha los 70 años de duración del nuevo imperio babilonio y así establecieron el año 539 a.e.c. como el de la caída de Babilonia. De haberse equivocado en la fecha del 609, también se habrían equivocado en la del 539 a.e.c. Pero sabemos que el año 539 a.e.c. para la caída de Babilonia es correcto. Por tanto, también es correcta la fecha del 609 a.e.c.

    Así las cosas, en 1843 el teólogo Thomas Rawson Birks publicó su obra ‘Primer elemento de la sagrada profecía’. En ella estableció de nuevo las fechas 606 y 536 a.e.c., aunque bajo otra óptica, sin abandonar las nuevas fechas del 609 y 539 a.e.c. En sus tiempos se calculaba que, como Nabucodonosor ascendió al trono en el 605 a.e.c. y en su año 18/19 destruyó la ciudad de Jerusalén, tal destrucción había tenido lugar en el año 587 a.e.c.

    Escrutadores bíblicos de aquellos días, basados en Jeremías 52:12, que dice que Nabucodonosor destruyó Jerusalén en el año 19 de su reinado, sumaron 19 años al 587 a.e.c. y así llegaron al 606 a.e.c. como hipotético año de la subida al trono de Nabucodonosor. Evidentemente se equivocaron, ya que no es lo mismo el año 19 que 19 años. El año 19 significa que transcurrieron 18 años. Por tanto debieron haber sumado 18 años al 587 a.e.c. y así hubieran alcanzado el 605 a.e.c. como año de ascenso de Nabucodonosor, que era lo que demostraban los historiadores.

    Así que Birks dejó escrito que el año de subida de Nabucodonosor al trono fue el 606 a.e.c. Y como la nación de Judá estuvo sometida, que no es lo mismo que desterrada, a Babilonia por 70 años, al 606 se le restaron 70 años y así quedó también establecida de nuevo la fecha del 536 a.e.c., ahora como año de la liberación de los judaítas. Birks no se dio cuenta de los errores que transmitía al volver a establecer los años 606 y 536 a.e.c. bajo un punto de vista distinto del que habían dado los historiadores.

    Birks pasó por alto que desde el tiempo de ascenso de Nabucodonosor hasta la liberación de los cautivos habían transcurrido 66 años, no 70. También pasó por alto que los judaítas fueron liberados en el año primero del reinado de Ciro, que no era el 536 a.e.c., sino el que iba de octubre del 539 a.e.c. a octubre del 538 a.e.c., según el sistema judío, y de la primavera del 538 a.e.c. a la primavera del 537 a.e.c., según el sistema persa. Estos errores básicos de Birks pasaron a otros escrutadores bíblicos y con el tiempo llegaron al adventista Barbour, que los reinterpretó a su manera y los transmitió a Russell, quien no se detuvo a comprobar su veracidad y los predicó tal cual, como si fueran palabra de Dios.