Los antiguos manuales de enfermería, de principios del siglo XX, decían
que los componentes principales de la sangre eran: plasma, plaquetas, glóbulos
rojos y glóbulos blancos. Los manuales de Medicina que hoy se estudian en las
universidades dicen que los componentes principales de la sangre, a efectos
generales, son dos: plasma (el 55%), en el que están suspendidas las plaquetas,
y hematíes o glóbulos rojos (el 45%). ¿Y los glóbulos blancos o leucocitos?
La realidad es que los glóbulos blancos no forman parte de la sangre,
sino que están de paso en el torrente sanguíneo. Aprovechan la circulación
sanguínea para ir de la médula a los órganos. Cierto es que si un análisis
revela que los glóbulos blancos son demasiado escasos en la sangre, quiere
decir que algo anda mal en el cuerpo. Siempre ha de haber un número suficiente
de leucocitos o glóbulos blancos circulando por la sangre, con destino a los
órganos.
Los glóbulos blancos, pues, se encuentran principalmente en los órganos.
Así, cuando a alguien se le trasplanta un riñón, recibe automáticamente miles y
miles de glóbulos blancos o leucocitos contenidos en el riñón. Y cuando la
madre da el pecho al bebé, este recibe miles y miles de glóbulos blancos que se
hallan en la leche materna.
En cuanto a la composición bioquímica, los manuales de Medicina indican
que los componentes principales de la sangre son: agua (80%), hemoglobina
(15%), albúminas (3%) y globulinas (2%). La hemoglobina, las albúminas y las
globulinas son los componentes de la sangre que más se utilizan hoy en los hospitales,
aparte del plasma, que es una sustancia amarillenta. El 93% del plasma es agua.
El restante 7% lo componen principalmente albúminas y globulinas. En el plasma
están suspendidas además las plaquetas.
De los glóbulos rojos o hematíes, el 90% es hemoglobina, la sustancia
que da color a la sangre y aporta oxígeno. En muchos hospitales se
habla de glóbulos rojos, cuando en realidad se trata de hemoglobina.
Lo precedente se expone teniendo en cuenta que a los testigos de Jehová
les está prohibido transfundirse sangre completa o los componentes de la sangre
conocidos como plasma, plaquetas, glóbulos rojos y glóbulos blancos, aunque
está demostrado que los glóbulos blancos no son parte de la composición
sanguínea, sino que utilizan la corriente sanguínea para llegar a los órganos.
En lo que respecta a la hemoglobina, muchos testigos de Jehová prefieren
morir antes que transfundírsela, porque desconocen que el Cuerpo Gobernante sí
permite transfundirse la hemoglobina, ya que la considera una ‘fracción’ de la
sangre, a pesar de que constituye el 90% de los glóbulos rojos.
Con referencia al plasma, el Cuerpo Gobernante sí permite transfundirse
las principales ‘fracciones’ conocidas como albúminas y globulinas que, junto
con otras, constituyen el 7% del plasma. El resto del plasma, 93%, es agua.
Quiere decir que en realidad el Cuerpo Gobernante prohíbe transfundirse el agua
del plasma juntamente con las albúminas y las globulinas. Por separado, sí
permite transfundirse las albúminas y las globulinas, aunque no indica nada
sobre el resto del plasma, que es agua, y se entiende que eso, el agua del
plasma, está prohibido transfundírselo.
La prohibición, evidentemente, no es bíblica, porque la Biblia nada dice
de fracciones sanguíneas. En aquel tiempo ni se conocían y se desconocía además
que la sangre circulara. Cuando la Biblia habla de no consumir sangre, se
refiere únicamente a la sangre de animales sacrificados para comer, sin
importar qué clase de sangre de animal sea: de cabra, de oveja, de vaca…
Quien sacrificaba un animal para comer debía verter la sangre en tierra,
manifestando así que no era responsable de la muerte del animal. Si consumía la
sangre, sí era responsable de esa muerte.
Y si los comensales ingerían la sangre o la carne sin desangrar, se les
consideraba partícipes de la muerte del animal.
Los testigos de Jehová creen firmemente, porque así se lo han enseñado,
que el plasma, las plaquetas, los glóbulos rojos y los glóbulos blancos, no
juntos, sino por separado, son sangre. De ahí que los adeptos no se transfundan
estos elementos. Los glóbulos blancos no son parte de la sangre y se transmiten
por vía natural de la madre al niño de pecho.
¿Son sangre el plasma, las plaquetas y los glóbulos rojos por separado? El
agua se compone principalmente de hidrógeno y oxígeno. De hecho la fórmula del
agua es H2/O, es decir, dos partículas de hidrógeno por una de oxígeno. El hidrógeno
por separado no es agua, como tampoco lo
es el oxígeno. Hidrógeno y oxígeno son dos componentes del agua; pero, sueltos,
no son agua.
Con la sangre ocurre lo mismo. Los componentes de la sangre por separado
no son sangre. La unión de todos ellos es la sangre. No se entiende por qué
razón los testigos de Jehová rechazan las transfusiones de plasma, plaquetas,
glóbulos rojos y glóbulos blancos por separado si no son sangre. La Biblia no
indica que los componentes de la sangre no pueda transfundírselos el devoto,
aparte de que la prohibición bíblica solamente se refiere a la sangre de
animales que eran sacrificados para comer.
No se mata a un ser humano para que otro se transfunda su sangre. Por
otro lado no es lo mismo comer sangre que inyectársela. La sangre que se come
se descompone en los intestinos. Y la sangre que se inyecta pasa tal cual al
torrente sanguíneo.
Sin embargo sí aceptan los Testigos las ‘fracciones’ de albúminas,
globulinas y hemoglobina (aunque muchos Testigos no saben que la hemoglobina es
una fracción permitida) porque las consideran subcomponentes de la sangre. Precisamente
en materia bioquímica estos componentes son los principales de la sangre y de
hecho se aplican en los hospitales como remedios eficaces, aparte del plasma.
Hasta 1945 los testigos de Jehová aceptaban las hemotransfusiones e
incluso las alababan. Pero entonces el teólogo único y vicepresidente de la
Sociedad Watchtower, Fréderik Franz, dictaminó, creyendo basarse en la Biblia,
que los Testigos deberían rechazar obligatoriamente las transfusiones porque
eran lo mismo que comer sangre, cuando en realidad no lo era. En 1961 comenzó a
expulsarse de las congregaciones a quien se transfundían sangre.
Mas adelante el Cuerpo Gobernante (creado en 1971) prohibió las
‘fracciones’. Y dándose cuenta del error, finalmente las permitió, mas continuó
prohibiendo el plasma, las plaquetas, los glóbulos rojos y los glóbulos
blancos, sin saber que los glóbulos blancos no eran parte de la sangre. Pero
como los manuales de enfermería consideraban a los ya citados como parte del
torrente sanguíneo, el Cuerpo Gobernante aceptó a ciegas cuanto decían los
manuales y prohibió también los glóbulos blancos. A estas alturas y con tantas muertes habidas por el mal
entendimiento de los pasajes bíblicos, los líderes jehovistas se ven
incapacitados para dar marcha atrás en esta errónea doctrina.
(Es
traducción libre del artículo de un doctor y ex Testigo que prefiere que su
nombre quede en el anonimato).