En aquella ‘Despertad’
del año sesenta y nueve,
quien escribió mal se mueve
contra la universidad.
A saber, que no hay futuro
para ninguna carrera
porque llegó ya la era
del fin de este mundo oscuro
y de qué le servirán
al joven tantos estudios
si de aquí a cuatro preludios
los mundanos pasarán,
pues se agota ya el sistema
y otro nuevo ha de empezar,
y no sentirá pesar
quien de prédica hace el tema.
Mejor es ser precursor
de las nuevas eternales
que luego sufrir los males
por haberse hecho doctor.
Y si estudiar algo quiere,
que sea sencillo oficio
que no tendrá desperdicio
cuando el orden nuevo impere.
Tal dijo la ‘Despertad’
de aquel veintidós de agosto
que puso el camino angosto
para la prosperidad.
Y aquellos que abandonaron
casa y trabajo certeros
y donaron sus dineros
a los que el fin se inventaron,
qué vida de pordioseros
por décadas arrastraron
y mal se recuperaron
de tan tristes derroteros.
‘Hacen bien esos hermanos’,
dijo con cierto misterio
la hoja del Ministerio,
‘vida tendrán en sus manos’.
Los nuevos hoy niegan esto,
mas escrito está en verdad
en la ingenua ‘Despertad’
de aquel año tan funesto.
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