Estimados lectores: Acaban de notificarnos que el blog en castellano lo cierran por motivos que desconocemos. Estamos tratando de averiguar la causa.
Remitimos a los lectores, que hablen los idiomas respectivos, a los blogs que tenemos en inglés, francés, italiano y ruso.
Rogamos disculpen las molestias causadas y esperamos que finalmente se resuelva este espinoso asunto.
jueves, 31 de enero de 2019
domingo, 27 de enero de 2019
Un millón de lectores del blog en castellano
El blog de Jose Yosadit en castellano, que
emitimos desde Florida (vía España), ha alcanzado ayer el millón de visitantes.
El de inglés, desde Nueva York, tiene superados los dos millones; el de francés,
desde París, está a punto de alcanzar el medio millón y el de italiano, desde
Roma, está llegando a los cien mil. El de ruso, iniciado el 1 de enero de 2019,
es el más visitado, con más de ocho mil visitas diarias de promedio.
En nuestra agencia periodística de Nueva
York trabajan actualmente, entre otros, un ex superintendente y tres ex
ancianos de congregación, los cuales tienen contacto con ochenta y tres
ancianos activos de los testigos de Jehová en todo el mundo, que informan de
los pormenores, aparte de los contactos en varios beteles, incluido Warwick.
Los libros que hemos entregado gratis al
público pasan ya de los treinta mil, financiados por familias en el anonimato.
Las conferencias en inglés y en castellano dadas por el señor Yosadit en
Estados Unidos han sido más de doscientas en cinco años.
Las críticas recibidas en los blogs superan
las doce mil, evidentemente de Testigos o simpatizantes de los mismos que
visitan las páginas.
A todos, las más sinceras gracias.
Los tres reyes
Lo escrito a continuación es recopilación
de las entrevistas periodísticas mantenidas con varios exegetas católicos,
personas profundamente versadas en las materias de Teología, Patrística,
Historia de la Iglesia y Sagrada Escritura.
En la constelación de Orión hay tres
estrellas muy brillantes que forman el llamado ‘cinturón de Orión’. Los nombres
de estas estrellas son: Alnitak, Alnilam y Mintaka. En la antigüedad se las
conocía como ‘los tres reyes’.
Al llegar la fecha del 25 de Diciembre
estas tres estrellas van precedidas por la estrella Sirio, más brillante, y aquéllas
se alinean con ésta apuntando al nacimiento del Sol, de nordeste a sudoeste de
la bóveda estrellada.
El escritor del evangelio de Mateo, evangelio
que no es obra del apóstol galileo Mateo como bien sabe la propia Iglesia, tomó
de la astronomía esta escena y escribió que ‘tres magos que venían de Oriente
iban precedidos por una estrella en dirección al lugar donde nació Jesús’. A
Jesús se le considera el Sol de la Justicia y la Verdad.
Esa parte del evangelio de Mateo, así como
del de Lucas relativo al Nacimiento del Mesías, no existía en los evangelios
primitivos. Fue añadida más tarde por eclesiásticos católicos desconocidos, tal
vez por Jerónimo cuando produjo la Vulgata.
Los cuatro evangelios principiaban con la
predicación de Juan el Bautista en el desierto y no conocían los capítulos uno
y dos de Mateo y de Lucas, ni los dieciocho primeros versículos del evangelio
de Juan. Tales capítulos y versículos son producto posterior.
Siendo el tema del nacimiento de Cristo
materia importantísima en la Iglesia, no se entiende cómo los escritores de los
evangelios de Marcos y Juan no lo mencionan. No lo mencionan porque sus
escritores desconocían tal nacimiento. El apóstol Pablo, que escribió sus
epístolas (o que a él fueron atribuídas) antes que aparecieran los evangelios,
nada dice acerca del nacimiento de Cristo. Si este nacimiento es de la máxima
importancia, no se entiende cómo Pablo no habló de él.
El códice más antiguo del Nuevo Testamento,
el ‘Sinaíticus’, que los especialistas afirman que es de antes de mediados del
siglo IV y pudiera ser uno de los cincuenta códices escritos a petición del
emperador Constantino por Eusebio de Cesarea, no menciona el Nacimiento. Si en
dicho Códice aparece alguna referencia a él es porque se añadió a partir del
siglo VII. También se han descubierto en este Códice (gracias a los rayos
ultravioletas) miles de raspaduras con un texto diferente encima de ellas, con
el fin de adaptar el nuevo texto a la Vulgata Latina de Jerónimo de Estridón
(San Jerónimo), escrita cerca de finales del siglo IV por orden del obispo de
Roma Dámaso.
Jerónimo escribe que para producir su
Vulgata utilizó uno de los códices de Eusebio, además de las traducciones
latinas que del mismo existían y que mejor le parecieron. Jerónimo no usó
códices o papiros anteriores porque no existían en su tiempo. Eso indica que
los papiros atribuídos a los siglos II y III fueron producidos entre finales
del siglo IV y principios del V y la Iglesia los hizo pasar por más antiguos.
Tales papiros son traducción al griego de los textos latinos de Jerónimo y no
siguen la línea del Códice Sinaíticus, más antiguo. Todos los papiros están de
acuerdo con la tardía Vulgata, mas no con el Sinaíticus, siendo el caso que
éste se escribió antes que aquella.
Se estima que Jerónimo incluyó los pasajes
del nacimiento de Cristo, así como los de la resurrección y apariciones.
Curiosamente los cuatro evangelios habrían terminado con la colocación de
Jesucristo en la tumba, como puede comprobarse leyendo los textos, de la misma
manera que los cuatro comenzaban con la predicación del Bautista.
Así, pues, la leyenda de los tres magos es
una alegoría a los tres reyes o estrellas del cinturón de Orión, que el 25 de
Diciembre y precedidas por la brillante estrella Sirio, señalan al nacimiento
del Sol. Su añadidura en el evangelio de Mateo es tardía, así como todo lo
relativo al nacimiento de Cristo, tanto en el evangelio atribuído a Mateo como
en el atribuído a Lucas.
Los protestantes se separaron de la Iglesia
católica en el siglo XVI y toman la Biblia al pie de la letra como Palabra de
Dios, sin haberse parado a investigar que el Nuevo testamento es producto
íntegro de aquella Iglesia y que sus textos han sido retocados por esa Iglesia
a través de los tiempos.
martes, 15 de enero de 2019
Jerusalén: ¿destruída en el 607 o en el 587 a.e.c.? (y 2)
Las fechas del 609 y del 539 a.e.c. son
inseparables entre sí y la del 539 depende de la del 609 a.e.c. Si, como
enseñan la Sociedad Watchtower y el Cuerpo Gobernante de los testigos de
Jehová, la caída de Harrán hubiera acaecido en el año 629 a.e.c., los 70 años
hubieran terminado en el 559 a.e.c. como fecha de la caída de Babilonia; pero
está demostrado (por la Historia, la Arqueología y la Astronomía) que no fue
así. La fecha del 629 a.e.c. para la toma de Harrán que defienden los testigos
de Jehová es totalmente errónea. Esta fecha está basada en la creencia de que
los judaítas que Nabucodonosor se llevó al cautiverio en el año 18-19 de su
reinado estuvieron setenta años desterrados en Babilonia.
El historiador Flavio Josefo escribe en su
obra ‘Contra Apión’, la última que redactó, que los cimientos del templo de
Jerusalén ‘fueron puestos en el año segundo de Ciro, cincuenta años después de
haber sido destruido el templo anterior’. El año segundo de Ciro correspondió
al 537 a.e.c. La gerencia de los testigos de Jehová afirma que los cimientos
fueron puestos en el año 536 a.e.c. Si esto es así, cincuenta años atrás
llevarían al 586 a.e.c. como año de la destrucción del templo de Jerusalén; de
todas maneras nunca se alcanzaría el año 606 ó el 607 a.e.c. para tal
destrucción.
Los historiadores evidencian con múltiples
pruebas que Nabucodonosor subió al trono de Babilonia en el 605 a.e.c. Esta
evidencia histórica está amparada y corroborada inequívocamente por las
ciencias de la Arqueología y la Astronomía.
Las decenas de miles de tablillas
cuneiformes descubiertas en tierras de la antigua Babilonia indican en su
cabecera el nombre del rey en funciones y el año de su reinado. Existen
tablillas para los 43 años de reinado de Nabucodonosor y no hay tablillas más
allá de esos años. Hay tablillas para los 2 años de Evil Merodac y no se
descubren más tablillas de este rey. Hay tablillas para los 4 años de reinado
de Neriglisar, una tablilla para un mes de reinado de Labashi Marduk (que murió
en su año de ascenso) y existen tablillas para los 17 años de reinado de
Nabonido, no encontrándose más tablillas que indiquen que los reyes citados
reinasen más años.
Estos cinco reyes babilonios gobernaron un
total de 66 años. Los historiadores aplicaron esos 66 años al 605 a.e.c., en
que subió al trono Nabucodonosor, y así confirmaron inicialmente el año 539
a.e.c. como el de la caída de Babilonia. Si, como afirma el Cuerpo Gobernante
de los testigos de Jehová, Nabucodonosor hubiera empezado a reinar en el 625
a.e.c., los 66 años llegarían al 559 a.e.c. como año de la caída de Babilonia,
lo cual es inexacto a todas luces.
Los mismos testigos de Jehová aceptan el
539 a.e.c. como año de la caída de Babilonia. El hecho de que el Cuerpo
Gobernante haga empezar a reinar a Nabucodonosor en el 625 a.e.c. se debe a que
añade erróneamente 20 años al cómputo del reinado de los precitados reyes
babilonios, 20 años que salen de la creencia de que los judaítas del año 18-19
de Nabucodonosor estuvieron 70 años desterrados en Babilonia, cuando los 70
años de los que habla la Biblia se refieren a Babilonia y no a los desterrados.
Aun a sabiendas de que no está en lo
correcto, el Cuerpo Gobernante se obliga a defender que los judaítas del tiempo
de Nabucodonosor estuvieron 70 años desterrados. De otra manera no pueden los
testigos de Jehová llegar al año 607 a.e.c. y aplicarle a esa fecha los 2.520
años de los hipotéticos siete tiempos de Daniel (que los Testigos equiparan a
los tiempos de los gentiles) para alcanzar así el año 1914 como el del inicio
del reinado y presencia invisible de Jesucristo en el cielo.
La fecha de 1914 le fue transmitida a
Russell por el adventista Barbour. Esta fecha parte del año 1844 y apareció por
vez primera en el libro ‘Horas del Apocalipsis’, publicado por Edward Bishop Elliott.
De este libro tomó las fechas el adventista Barbour, fechas que le pasó a
Russell como bíblicas. Sin la fecha de 1914 no es posible defender el año 1919
como el tiempo en que Jesucristo eligió al Cuerpo Gobernante como su esclavo
fiel y discreto, y eso que el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová no
existía en 1919. Tampoco existían los testigos de Jehová, sino los Estudiantes
de la Biblia.
Rutherford cambió el nombre de los
Estudiantes de la Biblia a testigos de Jehová en 1931 y lo hizo únicamente con
el 27% de los Estudiantes de la Biblia (además de a los nuevos afiliados) que
no habían abandonado las filas en 1926, tras el escándalo de la doctrina de
Rutherford de que en 1925 iban a resucitar los antiguos patriarcas de Israel.
El Cuerpo Gobernante vino a la existencia en 1971, y en 1976 se impuso como el
supremo dirigente de los testigos de Jehová, por encima del presidente de la
Watchtower. A lo que se llama Cuerpo
Gobernante antes de 1971 es a la Junta Directiva de la Watchtower, que
efectivamente era un cuerpo gobernante, pero de la Sociedad mercantil y no de
los testigos de Jehová. A partir de 1971 hubo, pues, dos cuerpos gobernantes:
el de la Sociedad y el de los testigos de Jehová.
Una manera segura de comprobar que
Nabucodonosor subió al trono en el año 605 a.e.c. es por medio del diario
astronómico VAT 4956, una tablilla descubierta en las excavaciones de la
antigua Babilonia. Este diario indica en su cabecera que fue escrito en el año
37 de Nabucodonosor y da 28 posiciones estelares de la Luna y los cinco
planetas conocidos, si bien la Luna tan solo aparece en 13 de estas posiciones.
Los astrónomos tradujeron los datos del diario a nomenclatura moderna y los
hicieron pasar por el sofisticado programa informático que indica las
posiciones estelares en cualquier época del presente, el pasado y el futuro,
dentro de un periodo de 25.920 años. La razón de esos 25.920 años está en el
movimiento de precesión de la Tierra, cuyo eje vuelve al punto de partida en
ese largo periodo.
Tras el profundo estudio de la tablilla,
los astrónomos descubrieron que las posiciones del diario VAT 4956 solamente
pudieron darse en el año 568 a.e.c. Este año es conocido actualmente como ‘el
año científico absoluto’ y sirve para medir los tiempos de la Historia. Y dado
que la tablilla indica que fue escrita en el año 37 de Nabucodonosor, si al año
568 le sumamos 37 años alcanzamos el 605 a.e.c. como año de ascenso al trono de
Nabucodonosor.
Dado que Nabucodonosor ascendió en el año
605 a.e.c. y en su año 18-19 destruyó Jerusalén, la fecha de tal destrucción
fue por consiguiente el año que iba del 587 al 586 a.e.c. (el año comenzaba con
la primavera). Por tanto la fecha del 587 a.e.c. fue el año en que los
babilonios arrasaron Jerusalén y su templo. En modo alguno pudo ser el año 606
ó 607 a.e.c. Tal año se basa en el errado cálculo de que los judaítas
estuvieron 70 años en el destierro después de que Nabucodonosor arrasó
Jerusalén en su año 18-19 de reinado.
Al desaparecer el año 607 a.e.c. como fecha
de la destrucción de Jerusalén, desaparece también el cálculo de 2.520 años
para los siete tiempos de Daniel y desaparece asimismo el año 1914 como fecha
de la entronización de Jesucristo. Fechas y tiempos son producto de la mente de
religiosos exaltados que en el siglo XIX se basaban en la numerología para sus
cálculos acerca del tiempo en que Jesucristo había de aparecer de nuevo sobre
la Tierra.
Todas las fechas anunciadas para tal suceso
resultaron erróneas, sin olvidar que Russell predicaba el año 1914 como el del
Armagedón, según está escrito en la literatura de su tiempo. Y Russell lo había
heredado todo de los adventistas, sin detenerse a investigar si lo recibido era
cierto o no. Si Russell hubiera tenido el suficiente conocimiento bíblico,
Barbour no le hubiera engañado tan fácilmente.
domingo, 13 de enero de 2019
Jerusalén: ¿destruída en el 607 o en el 587 a.e.c.? (1)
Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor
¿en el año 607 ó en el 587 a.e.c.? Los testigos de Jehová enseñan que fue en el
607; pero los historiadores dicen que en el 587 a.e.c. ¿Cuál es la fecha
verdadera?
La fecha del 607 a.e.c., así como la del
537 a.e.c., fueron establecidas en el año 1943, en tiempos de Nathan H. Knorr,
entonces presidente de la Sociedad Watchtower, y se dieron a conocer en el
libro de los testigos de Jehová ‘La verdad os hará libres’. La fecha del 607 se
basa en la creencia de que los judaítas salieron del destierro en el 537 a.e.c.
y que estuvieron en Babilonia 70 años. 70 años atrás llevan al 607 a.e.c.
En tiempos de Russell y de Rutherford, los
presidentes anteriores, se enseñaba que Jerusalén había caído en el 606 a.e.c.
y que los judaítas salieron del destierro en el 536 a.e.c. Estas fechas -la del
606 y la del 536 a.e.c., al igual que la de 1914- le fueron inculcadas a
Charles Taze Russell por el adventista Nelson Horatio Barbour, y Russell no
investigó si eran ciertas o no. Las dio como bíblicas sin más y se puso a predicarlas
como verdaderas. 67 años después las fechas 606 y 536 a.e.c. fueron cambiadas
por no ser bíblicas, aunque las nuevas se basaban en fechas erróneas.
Barbour había tomado las fechas de
religiosos protestantes anteriores. Estos religiosos interpretaban el año 606
a.e.c. como el del ascenso al trono de Nabucodonosor, mientras los
historiadores decían que Nabucodonosor había ascendido en el 605 a.e.c. Como se
creía que los judaítas habían salido del destierro en el 536 a.e.c., esos 70
años entre el 606 y el 536 se tomaban, no como el tiempo de destierro, sino
como el tiempo de servidumbre o sumisión de los judaítas a Babilonia. En esos
70 años estaban incluidos los tres destierros de los habitantes de Jerusalén, a
saber, el del año 7-8 de Nabucodonosor, el del año 18-19 y el del año 23 de su
reinado.
Barbour, creyendo que los judaítas que
Nabucodonosor se llevó cautivos estuvieron 70 años en Babilonia, equivocó la
fecha y tomó el 606 a.e.c. como el año en que Nabucodonosor destruyó Jerusalén,
con lo que pasó el inicio de su reinado al 624 a.e.c., en contra de lo que
demostraban los historiadores, que afirmaban que el año de ascenso de
Nabucodonosor fue el 605 a.e.c.
La fecha del 606 a.e.c. se la transmitió Barbour
a Russell como el año en que Nabucodonosor tomó Jerusalén y Russell así la
predicó. En 1943 la presidencia de la Watchtower, que entonces regía las
congregaciones de los testigos de Jehová, adelantó al 607 a.e.c. el año de la
supuesta destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor. De paso adelantó la fecha
del 536 al 537 a.e.c. Desde entonces es obligado que todo testigo de Jehová
predique como bíblicas las fechas 607 y 537 a.e.c. Quien así no lo acepte, es
expulsado de la congregación con el consiguiente profundo repudio de los demás
miembros, que ni siquiera lo saludan.
Aunque los testigos de Jehová se sientan
heridos en su amor propio, si se aplica imparcialmente la cronología histórica
a la Biblia, se descubre que la fecha de la destrucción de Jerusalén no fue la
del 607 a.e.c., sino la del año 587 a.e.c. En efecto, la lectura de Esdras 6:15
indica que el nuevo templo de Jerusalén, reconstruído, se terminó e inauguró en
el año sexto de Darío. ¿A qué año de nuestro cómputo correspondió el año sexto
de Darío?
El libro ‘Toda Escritura’, de los testigos
de Jehová, especifica que el año sexto de Darío correspondió al 515 a.e.c., lo
cual está de acuerdo con los historiadores. Darío subió al trono en el 521
a.e.c. y su año primero de reinado fue el 520; su año segundo, el 519; su año
tercero, el 518; su año cuarto, el 517; su año quinto, el 516, y su año sexto
el 515 a.e.c.
En el libro de Zacarías, capítulo 7, se lee
que en el año cuarto de Darío (es decir, en el 517 a.e.c.), los judaítas
llevaban 70 años ayunando en el mes quinto. En ese mes, según Jeremías 52:12,
aconteció la destrucción de Jerusalén y su templo. Por tanto los judaítas, en
el año cuarto de Darío (517 a.e.c.), llevaban 70 años ayunando por la
destrucción del templo.
Si en el año 517 llevaban los judaítas 70
años ayunando por la destrucción del templo, es patente que 70 años atrás
remiten al 587 a.e.c. como fecha de la destrucción del templo de Jerusalén por
los babilonios. Así, por la propia Biblia y la cronología histórica a ella
aplicada, se comprueba que Jerusalén y su templo fueron destruidos por
Nabucodonosor en el año 587 a.e.c.
El error del adventista Barbour estuvo en
que de la lectura de la Biblia interpretó que los judaítas que Nabucodonosor se
llevó cautivos en el año 18-19 de su reinado estuvieron 70 años desterrados en
Babilonia. Barbour, al leer Jeremías 29:10, confundió los 70 años de duración
del imperio babilonio tras su conquista definitiva de Asiria con 70 supuestos
años de destierro de los judaítas. La verdad es que, con los 70 años, Jeremías
29:10 no se refiere al destierro judaíta, sino a Babilonia.
Aun en la actualidad el texto de Jeremías
29:10 se le hace entender a los testigos de Jehová de la siguiente manera:
‘Conforme ustedes cumplan setenta años de destierro en Babilonia, yo me
acordaré de ustedes’. Pero el texto en realidad dice: ‘Conforme se cumplan
setenta años en Babilonia, yo me acordaré de ustedes’. Nada se indica en el
texto acerca del destierro judaíta.
Todo el mal entendido está en la
preposición ‘en’, que se presta a confusión. La preposición del texto hebreo (‘le’)
es incorrecto verterla como ‘de’ en este versículo. Lo correcto, según los
especialistas en el idioma, es verter la preposición hebrea al castellano por
una de estas tres preposiciones: ‘A, de, para’.
Por esa razón, desde principios del siglo
XX (siglo XX, no XXI), las biblias que traducen directamente de los manuscritos
hebreos o los consultan vierten el texto así: ‘Cuando se cumplan los setenta
años de Babilonia, yo los rescataré’ (Biblia Nácar Colunga). ‘Cuando a
Babilonia se le cumplan los setenta años…’ (Biblia de Jerusalén). O, como lo
vierte en el año 2002 la Traducción del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová:
‘Conforme se cumplan setenta años para Babilonia…’ La traducción correcta,
pues, está en cualquiera de las tres preposiciones citadas: ‘A, de, para’.
Es evidente, y en esto están de acuerdo
todos los eruditos en el idioma hebreo, que el texto de Jeremías 29:10 se
refiere a los 70 años que duró el imperio babilonio después de conquistar
definitivamente Asiria, lo cual aconteció con la toma de la ciudad de Harrán
por Nabopolasar en el año 609 a.e.c. De hecho los historiadores llegaron en
principio a la fecha del 539 a.e.c. para la caída de Babilonia aplicando esos
70 años al 609 a.e.c. Ambas fechas se corroboran por diversos medios.