La
Historia no da razón de Jesucristo
El más famoso
historiador del siglo I fue Filón de Alejandría. Cronista de su tiempo, estaba
al corriente de lo que sucedía en Judea, en Galilea y en todo el imperio
romano. A Jesucristo se le sitúa como contemporáneo de Filón. Y sin embargo Filón
nada escribió sobre Jesucristo.
La Iglesia afirma
que Filón no escribió sobre Jesucristo porque su figura no le interesaba. Pero
el evangelio dice que la fama de Jesucristo traspasó las fronteras. ¿No
interesaba una persona que curaba a los enfermos y resucitaba a los muertos y
sí que interesaban las figuras de ladrones y asesinos? Filón no escribió sobre
Jesucristo sencillamente porque no se enteró de su existencia y eso es raro.
Otro historiador
judío, Flavio Josefo, del siglo I, aunque posterior a Jesucristo, nada escribe
sobre él. Josefo, al igual que Filón, no se enteró de que Jesucristo hubiera
andado por Judea y Galilea en las tres
primeras décadas del siglo I.
Se cree que el
autor del testimonio flaviano insertado en los escritos de Josefo fue Eusebio
de Cesarea, en el siglo IV. Si Josefo hubiera sabido que existió Jesucristo,
habría escrito por lo menos un grueso volumen sobre él, a favor o en contra.
Pero Josefo, siendo historiador, no se enteró de la existencia de Jesucristo.
Al igual que a
Josefo, a otros autores también se les insertaron breves cuñas en sus escritos
para hacer ver a los lectores que Jesucristo era un personaje de carne y hueso
del siglo I. Pero una breve cuña en un relato no es evidencia de la existencia
de nadie. Tal existencia debería estar documentada con profusión de datos, lo
que supondría en este caso escribir libros enteros acerca del personaje. Los
evangelios no aportan datos de Jesucristo que puedan comprobarse
históricamente.
La Historia de
Roma no menciona a Jesucristo, y eso que los romanos controlaban Judea en el
siglo I y Jesucristo era un personaje importante, según los evangelios. Tampoco
dicen nada de Jesucristo los historiadores de ese siglo I y los dos siguientes.
OBSERVACION: El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová
defiende la existencia de los padres apostólicos que Eusebio se inventó para
tratar de demostrar que la Iglesia era la continuadora de los apóstoles. Y los
defiende a pesar de que todos esos padres eran apóstatas de un supuesto
cristianismo. Sin esos padres que abogan por la existencia real de los
evangelios, los testigos de Jehová no pueden demostrar que esos evangelios son
del siglo I. Y lo mismo que los testigos de Jehová, los demás protestantes.
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