La
famosa ‘Declaración de hechos’ (3)
Continuación del extracto
de la ‘Declaración de hechos’ presentada por el presidente de la Sociedad
Watchtower de los testigos de Jehová, J. F. Rutherford, al canciller alemán
Hitler en 1933. Es traducción del Anuario de 1934 de la Watchtower:
‘El pueblo alemán
ha sufrido grandes penurias desde 1914 y ha sido objeto de gran injusticia por
parte de otros. Los nacionalistas se han declarado a sí mismos en contra de
toda esa injusticia y anuncian que nuestra relación con Dios es santa… En lugar
de ser nuestra institución una amenaza para la paz y seguridad del gobierno, la
nuestra es una organización que apoya la seguridad y la paz de este país. Les
rogamos tengan presente que esta gran crisis mundial tan solo es una mutación
de lo malo a lo bueno…
Supremo es el
poder de Jehová Dios y no existe otro poder capaz de afrontarlo con éxito. El
tiempo para ejercer ese poder a favor de la humanidad y para vindicar su gran
nombre ya está presente. En esta asamblea solicitamos atención respetuosa a la
amonestación de Jehová Dios, tanto por parte de los gobernantes como de los
súbditos…
… Habiendo
declarado el gobierno actual adherencia a los grandes ideales que hemos
mencionado, somos persuadidos a creer que los gobernantes no desean deliberadamente
oponerse al testimonio del nombre de Jehová Dios ni a su Reino. Es el
testimonio que llevamos a cabo. Si nuestra labor es tan solo obra humana, caerá
por su propio peso. Mas si es de Jehová Dios y se efectúa de acuerdo con sus
mandamientos, significa que resistir dicha obra es combatir contra Dios mismo.
(Hechos 5:39).
Apelamos por ende
al gran sentido de justicia del gobierno y de la nación y solicitamos
humildemente que la orden de prohibición que pesa sobre nuestros libros y demás
literatura sea anulada y que se nos conceda la posibilidad de una audiencia
justa antes de ser prejuzgados. Pedimos respetuosamente al gobierno que forme
un comité de hombres imparciales para que se reúnan con otro de nuestra
organización y que se juzgue de modo justo y ecuánime nuestra literatura y
nuestra labor, a fin de que todo este malentendido llegue a su término…
… La población
alemana es temerosa de Dios y no debería ser privada de la oportunidad de
aprender de él y de su misericordiosa provisión para traer paz duradera,
prosperidad, libertad y vida eterna en la tierra a todos aquellos que le
conocen y obedecen…
SE RESUELVE, pues,
que copias de esta declaración sean dignamente entregadas a los oficiales del
gobierno y que la misma declaración sea generosamente distribuida al público en
general, para que el nombre de Jehová sea conocido por todos’.
Hasta aquí se ha
transcrito gran parte de la llamada ‘Declaración de hechos’ que Rutherford
dirigió en 1933 al recién ascendido führer alemán. Lo que motivó a Rutherford a
redactar la ‘Declaración de hechos que la Sociedad Watchtower publicó
íntegramente en el Anuario de 1934 de los testigos de Jehová fue lo
siguiente:
En abril de 1933
el gobierno alemán dio orden de arrestar al personal directivo de la oficina de
la Watchtower en Magdeburgo, cursándose seguidamente la proscripción de los
testigos de Jehová en buena parte del Reich. Esta fue la razón por la que el juez
Rutherford y Nathan H. Knorr, que posteriormente sería elegido presidente de la
Watchtower a la muerte de Rutherford en enero de 1942, tomaron urgentemente en
Nueva York el avión con destino a Berlín.
Aquí prepararon
precipitadamente el borrador de la ‘Declaración de hechos’ con los testigos
alemanes, declaración que pocos días más tarde se leyó en el estadio Sporthalle
Wilmersdorf de la capital alemana. Ni Rutherford ni Knorr estuvieron presentes
en dicha convención, ya que regresaron a Nueva York con anterioridad al evento.
Los testigos de
Jehová alemanes distribuyeron más de dos millones de copias de la Declaración y
enviaron ejemplares adicionales a los miembros del gobierno y a altos cargos y
oficiales de la nación. El Anuario de los testigos de Jehová de 1974 (40 años
después de la publicación de la Declaración en el anuario de 1934) acepta que
hubo gran decepción entre muchos de los asistentes a la asamblea de Berlín de
1933, entendiéndose que hubieran preferido una declaración enérgica y oposición
abierta contra el nazismo y no que la Declaración se mostró como una forma de
congraciarse con los ideales políticos del gobierno de Hitler.
Para muchos
oyentes que habían acudido al estadio de la asamblea pensando que allí se
acordaría expresar una enérgica protesta contra el régimen nazi por haber
clausurado sin razón las oficinas de la Watchtower en Magdeburgo, la
Declaración de hechos les sonó como una forma de congraciarse con dicho
régimen, al hacerse patente en el escrito que los principios de la Watchtower
coincidían con los del nuevo gobierno alemán.
Ante la negativa
de Hitler de acceder a los deseos de continuar con las labores de captación de
miembros y venta de literatura en Alemania por parte de Rutherford, éste,
exasperado, le envió al canciller una carta expresamente condenatoria y anti
diplomática que enfureció al gobierno nazi, el cual acentuó las represalias
hacia los testigos de Jehová de Alemania.
El historiador y
profesor universitario James Penton, autor del libro ‘Apocalipsis aplazado’,
documenta en su obra la experiencia vivida por el testigo de Jehová alemán
Konrad Franke cuando llegó a la oficina de la Watchtower en Magdeburgo, antes
de la asamblea de Berlín. Este es su comentario: “... Fuimos impactados cuando
llegamos al Salón Tenis (la oficina de la sede principal de la Watchtower en
Magdeburg) la mañana siguiente. Cuando entramos, ¡hallamos el salón adornado
con banderas esvásticas! ...cuando empezó la reunión, el preludio fue una
canción que nosotros no habíamos cantado por años... ¡las notas fueron (tomadas
de) la melodía del himno ‘Deutschland, Deutschland uber alles’! ¡Estas notas
eran la melodía del himno nacional alemán!”
A la luz de todo
lo expuesto y en aras de la verdad, la ‘Declaración de hechos’ que el
presidente de la Sociedad Watchtower, J. F. Rutherford, promulgó en la Asamblea
de Berlín en 1933 y de la cual envió copia al canciller Hitler y a los altos
cargos del régimen nazi, y cuya Declaración se publicó íntegra en el Anuario de
la Sociedad de 1934, contiene, según palabras textuales del común de los
lectores de ayer y de hoy, sean testigos de Jehová o no, evidentes rasgos de
anti semitismo judío y aborrecimiento a los Estados Unidos, Inglaterra y la
Liga de Naciones, además de mostrar cierta simpatía por los ideales del Tercer
Reich, que el autor de la Declaración manifiesta claramente que concuerdan con
los suyos de la Watchtower.
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