Dicen los evangelios que Jesucristo
devolvía la vista a los ciegos, hacía andar a los paralíticos, convertía el
agua en vino y resucitaba a los muertos.
Ya por el solo hecho de resucitar a los
muertos, tal hombre no podía pasar inadvertido. Sería una persona admirada y
tenida en cuenta por todos sus congéneres y la historia seglar hablaría de él largo
y tendido y relataría sus milagros.
Los evangelios dicen también que la fama de
Jesucristo traspasó las fronteras. ¿Qué significa esto? Que todos sus milagros
y actividades eran conocidos en gran parte del mundo y no solamente en Judea.
Por tanto los historiadores estarían enterados de su existencia y de sus milagros
hasta entonces nunca vistos.
Una persona como Jesucristo llamaría
demasiado la atención y no pasaría inadvertido para los historiadores. Y sin
embargo los historiadores nada escribieron sobre Jesucristo en los siglos I, II
y III. ¿Por qué?
Los devotos acérrimos dirán que no
interesaba la figura de Jesucristo. ¿No interesaba un hombre que daba vista a
los ciegos, hacía andar a los paralíticos, convertía el agua en vino y
resucitaba a los muertos? Evidentemente interesaba a todo el mundo, sin
importar raza o religión. Y quienes dicen lo contrario se equivocan en su
argumentación. Sencillamente están parafraseando lo que afirman los religiosos
que aducen ser doctores en teología y patrística, pero que en realidad
demuestran que no lo son.
El principal historiador judío, Filón de
Alejandría, que vivió en el tiempo en que Pilatos era prefecto de Judea, nada
escribe sobre Jesucristo. A Jesucristo se le presenta como contemporáneo de Filón Filón, siendo el cronista principal de su tiempo,
no se enteró de la existencia y milagros de Jesucristo y por eso no escribió
sobre él. De haber escrito hubiera publicado un libro entero.
Si Filón no se enteró de la existencia de
Jesucristo es porque Jesucristo no existía en tiempos de Filón, es decir, entre
los años 20 a. C. y 64 d. C, tiempo de vida estimado de Filón. Jesucristo comenzó a conocerse literariamente
en el siglo IV, con el inicio de la Iglesia católica, que es cuando aparecen
los primeros códices de los evangelios y cartas apostólicas.
De antes del siglo IV no existe
documentación alguna de los evangelios. Los papiros y listados que se hacen
pasar como de los siglos II y III son engañosos y fueron falsificados probablemente
a finales del siglo IV, después de que Jerónimo de Estridón escribiera la
Vulgata latina, basada en uno de los códices evangélicos de Eusebio de Cesarea
y en las traducciones latinas de ese códice que mejor le parecieron a Jerónimo.
¿De dónde sacó Eusebio de Cesarea la
información para escribir los códices evangélicos que le encargó el emperador
Constantino? Del mismo lugar del que sacó la información para escribir la
‘Historia eclesiástica’, es decir, de su imaginación. Eusebio se inventó a
Jesucristo y los apóstoles de cara a la nueva religión que había de seguir el
pueblo romano, todo por orden de Constantino.
Pero ¿no demuestran las cuñas insertadas en
Josefo (testimonio flaviano), Plinio, Tácito y Suetonio que sí existió
Jesucristo? Unas simples y breves cuñas nada pueden demostrar y menos cuando
tales cuñas no dan fe de los milagros que, según los evangelios, obraba
Jesucristo. Se hubieran precisado libros enteros escritos por la mayoría de los
historiadores para cerciorarse de que existió Jesucristo en el siglo I.
Las cuñas aludidas, evidentemente, son
todas falsas, incluídas las que se le insertaron a Josefo, probablemente en el
siglo IV, sobre Jesucristo y Santiago. La de Suetonio se estaría refiriendo a
un personaje de nombre Cresto, por el cual fueron expulsados de Roma los
judíos. Por lo tanto Suetonio no se refiere a Jesucristo.
Quien fuera que aplicara las cuñas a los
pocos historiadores antes citados, se le olvidó insertar una cuña en los
escritos de Filón de Alejandría, el más destacado historiador del siglo I. De
todas maneras las cuñas no mencionan los principales milagros que a Jesucristo
se le atribuyen en los evangelios.
Así, pues, si los historiadores de los
siglos I al III no escribieron sobre Jesucristo, es porque no existió. Jesucristo
es creación literaria del siglo IV y hecho pasar como un personaje real del
siglo I. De ahí que los primeros códices de los evangelios sean del siglo IV. De
ahí también que las primeras tumbas de cristianos sean de mediados del siglo
IV. Y lo mismo los templos cristianos.
Bueno, usted sigue en la suya. miente , tergiversa y da explicaciones a cual mas esotérica y alucinante. El Gran Yosef etc etc (nombre por supuesto inventado como todo lo demás de este blog solo para parecer alguien importante) ha sentado catedra. Ha hablado el Infalible, El Gran Sabio. Uso la ironía y la mala baba porque usted es mas terco que una mula, y además se las da de que sabe cuando solo hace un copia-pega y de los malos.
ResponderEliminarUsted repite una y otra vez, como un papagayo lo mismo. Pero pasa por alto, a los investigadores de papiros, a lo exegetas y a los historiadores. Y por supuesto a los arqueólogos. ¿Por cierto le ha ofrecido su "profundo conocimiento " a un tal Indiana Jones? Caballero deje de hacer el ridículo con sus escritos y estudie un poco que falta le hace.
Esta claro que usted no va a dar su brazo a torcer, va en su naturaleza. pero la verdad es una, y por supuesto no se encuentra en este blog i en ninguno de sus escritos.
una cosa es alejarse de dogmas excesivos y distorsiones teológicas y otra ya descartar todo los relativo a lo sagrado, aún si no hubiese sido real ese legado literario de virtud vale más la pena que tu blog miserable y el escepticismo de todos los humanos indignos y salvajes.
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