No se sabe con seguridad quién o quiénes
escribieron los evangelios y las cartas apostólicas. Aunque la Iglesia afirma
sin pruebas que fueron escritos en el siglo I, se sospecha que los evangelios y
algunas cartas las escribió Eusebio de Cesarea, en tanto que casi todas las
epístolas paulinas las habría escrito Lactancio, ambos en el siglo IV, a las
órdenes del emperador Constantino, quien pretendía instaurar una nueva religión
común para el Imperio, y esa religión sería el cristianismo, del que los
historiadores de siglos anteriores al IV nada saben, a pesar de que la Iglesia
ha hecho pasar como de los siglos I a III escritos que realizó a partir del
finales del siglo IV. Fue precisamente en ese siglo IV cuando Constantino fundó
no solamente la Iglesia Católica, sino el cristianismo.
Constantino nombró los primeros epíscopos (obispos)
en el año 312 y su primera reunión con ellos la celebró el 313 en la ciudad
francesa de Areles (Arles). El emperador
nunca se hizo cristiano, aunque la Iglesia diga lo contrario. Constantino murió
atendido por Eusebio de Nicomedia, a quien la Iglesia cataloga de hereje. No
murió al amparo de una religión que él mismo había hecho inventar. A finales
del siglo IV el emperador Teodosio impuso obligatoriamente en todo el Imperio,
bajo pena de muerte, el cristianismo que su antiguo predecesor Constantino
había instaurado.
La atribución de la autoría del Nuevo Testamento
a Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Pedro y Santiago es tradición de la
Iglesia Católica y se basa en los escritos de Eusebio de Cesarea, que ya se
sabe que se inventó a los padres de la Iglesia y a ellos les atribuyó unas
supuestas cartas que en modo alguno pudieron escribir, ya que no existieron
tales padres de los siglos I a III, excepción hecha de un par de ellos a
quienes Eusebio les colgó escritos ‘cristianos’ de los que aquéllos no eran
autores. De todas maneras, ninguno era ‘padre’ de la Iglesia.
Tras convocarse el Concilio de Nicea en el
año 325, concilio al que existieron 64 epíscopos nombrados por Constantino, a
los tales se les suministró una copia de los ‘nuevos testimonios’ (o Nuevo
Testamento) confeccionados por Eusebio y Lactancio, según las órdenes de
Constantino. Ninguno de los epíscopos había tenido hasta entonces acceso a dichos
escritos que desconocían por completo. Algunos de esos epíscopos nombrados no
estuvieron de acuerdo con ciertos aspectos de la nueva religión, entre ellos
Arrio.
Las cartas atribuídas a Pablo fueron
escritas antes que los evangelios. Lo más lógico es que, quien primero escribe,
narre la historia de los personajes centrales, en este caso Jesucristo y los
apóstoles. Sin embargo ‘Pablo’ guarda absolutamente silencio al respecto y
menciona a un Cristo intangible y no humano. Las citas paulinas sobre un
Jesucristo textual no cabe duda de que son inserciones tardías en el texto. Es
raro que el primer narrador del cristianismo no diga absolutamente nada sobre
la existencia terrenal y hechos del hipotético fundador de ese cristianismo,
aunque sí mencione a unos supuestos primeros seguidores post apostólicos. La
aparición de personajes reales en las cartas paulinas, así como en los
evangelios, no significa que los relatos hayan sido reales. Las novelas
históricas se ambientan precisamente en los tiempos de ciertos personajes
reales, que no quiere decir que los personajes centrales o protagonistas de
esas novelas hayan existido.
Eusebio de Cesarea menciona en su ‘Historia
eclesiástica’ que Jesucristo le escribió una carta al rey de Edesa, en
contestación a otra que el monarca le había enviado. Según Eusebio, la carta
estaba en los archivos de Edesa. Este relato fue tomado como verídico por siglos,
hasta que se descubrió que era inventado. Si Eusebio fue capaz de mentir tan
descaradamente en aras de una supuesta investigación histórica, hemos de
entender que nos mintió en todo lo que escribió en su ‘Historia eclesiástica’ y
en otras historietas de corte similar, como las cartas que atribuyó a unos
presumibles ‘padres’ de la Iglesia.
Magnífico 👏👏👏👏👏👍
ResponderEliminarPapiro P52
ResponderEliminarPapiro P52, expuesto en la Biblioteca John Rylands
El papiro P52 o Papiro Biblioteca Rylands {\displaystyle {\mathfrak {P}}} {\mathfrak {P}}52 (Papyrus Ryl. Gr. 457, i J. Rylands Library), también llamado "El fragmento de San Juan", es el trozo de manuscrito escrito en papiro más antiguo conocido del Nuevo Testamento hasta el momento y está conservado en la biblioteca John Rylands, Mánchester, en el Reino Unido.
Contiene un texto del Evangelio de Juan supuestamente escrito hacia el año 125.1234 Está generalmente aceptado como el extracto más antiguo de un Evangelio canónico, convirtiéndose en el primer documento que, cronológicamente, concierne a la figura de Jesús de Nazaret. La parte delantera del pergamino (anverso) contiene versículos del Evangelio de Juan 18:31-33, en griego, y la parte de atrás (reverso) contiene los versículos 37-38.
Sobre la datación del papiro no existe un consenso entre los eruditos críticos. El estilo de la escritura es fuertemente adriánica, lo que sugeriría una fecha entre el año 125 y el año 160. Pero la dificultad de fijar la fecha solamente por paleografía, de una evidencia basada en un pequeño fragmento permite una lapso de tiempo que se extiende desde el año 100 hasta la segunda mitad del siglo II, lo que, de todas maneras, indica que son copias manuscritas bastante cercanas a la época de los hechos allí relatados.
El papiro P52 sigue fielmente el texto de la Vulgata y no el del Códice Sinaíticus. Los investigadores imparciales o no adscritos a iglesia alguna admiten que el papiro fue creado entre finales del siglo IV y principios del V y que se trata de una falsificación eclesiástica, al ser confeccionado con paleografía de siglos atrás.
ResponderEliminar"Los investigadores imparciales o no adscritos a iglesia alguna admiten que el papiro fue creado entre finales del siglo IV y principios del V y que se trata de una falsificación eclesiástica..."
EliminarOK, muestra eso que afirmas aquí
Jose Yosadit Von Goethe, por favor, muestre aquí quiénes son esos investigadores imparciales o no adscritos a iglesia alguna que admiten que el papiro P-52 fue creado entre finales del siglo IV y principios del V y que se trata de una falsificación eclesiástica.
EliminarDeme referencias y documentación de tales investigadores.
Hahahaha amigo esta todo en el siglo 21 en internet
ResponderEliminarAbolir la Iglesia YA
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