(Traducción del libreto de John Power)
PROLOGO (2)
La Verdad no cambia jamás. Y si cambia, es que no se trata de la Verdad,
sino de un entendimiento humano de la misma, como ha sido el caso en todos los
cambios doctrinales. El no aceptar ese entendimiento que se daba como Verdad le
ha costado a cientos de miles de personas sinceras la expulsión de la
congregación.
Ya el apóstol Pablo decía que muchos llegarían a creer la mentira como
si fuera verdad. Y los miembros del Cuerpo Gobernante, así como la mayoría de
superintendentes y ancianos, aceptan la mentira creyendo que se trata de la
Verdad de la palabra de Dios. Lo creen así porque no se atreven a investigar
imparcialmente. Hacerlo supone apostasía y temen ser expulsados de las filas
congregacionales, con el consiguiente profundo reproche antisocial.
He tenido conversaciones con muchos ancianos que en el fondo, debido a
su estudio imparcial de la Biblia, no creían en gran parte de las doctrinas que
el Cuerpo Gobernante imponía. Personalmente nada pude hacer ante eso, pues de
otra manera, si informara del asunto, aquellos serían expulsados y la
organización se hubiera quedado sin apenas ancianos. Esto también les surgió a
otros compañeros superintendentes. Tuve que callar porque, de tanto escuchar a
los ancianos dubitativos, ya empezaba a tener mis dudas, que eran realmente
serias. Otros superintendentes con quienes trataba asiduamente también tenían
las suyas.
Hubo ancianos que abandonaron la organización; pero la mayoría de los
que tenían dudas profundas se veían incapaces de marcharse debido a intereses
familiares, profesionales, comerciales y sociales entre sus familiares y
compañeros de creencia. Por otro lado, dejar de ser anciano supone no ser bien
visto por los demás, a no ser que se trate de casos de grave enfermedad.
Por entonces un anciano me pasó el libro ‘Crisis de conciencia’, escrito
por Raymond Franz, ex miembro del Cuerpo Gobernante. Al principio no me atreví a leerlo; pero al
hojearlo y ver que el autor trataba con gran respeto a sus ex compañeros y a
los testigos de Jehová en general, la sorpresa hizo que me enfrascara en su
interesante lectura. A partir de ahí comenzaron
a disipárseme algunas dudas.
Posteriormente otro anciano me facilitó el libro ‘Los tiempos de los
gentiles reconsiderados’, el cual me sorprendió por la demostración histórica,
arqueológica y astronómica de las fechas reales de los acontecimientos bíblicos
que la gerencia de los testigos de Jehová adelanta en veinte años para que le
cuadren los errados setenta años del cautiverio judaíta en Babilonia.
El Cuerpo Gobernante aduce que los historiadores andan a tientas y que,
como no se basan en la Biblia, no pueden saber la verdad de las fechas. Sin
embargo el Cuerpo Gobernante acepta la fecha del 539 a.e.c. para la caída de
Babilonia, fecha que la descubrieron los historiadores.
Las demás fechas de los historiadores no las acepta el Cuerpo Gobernante
porque le echa por tierra la teoría de los 70 años, así como la de los 2.520
años de los siete tiempos de Daniel, que equipara a los tiempos de los
gentiles. Con ello se les descuelga por completo la fecha de 1914, fecha
inventada por religiosos protestantes anteriores a los adventistas y que
Russell la recibió a ojos ciegas del adventista Barbour. Igualmente los 70 años
y los 2.520 años son invenciones o maquinaciones mentales de religiosos de la
que el Cuerpo Gobernante llama Babilonia la Grande.
En el presente libreto me limito a repetir y resumir, de la manera más
sencilla que conozco, lo más sucinto de lo que otros han escrito. Por tal razón
me encuentro en deuda con autores como Raymond Franz, Carl Olof Jonsson, Don
Cameron y José Yosadit Von Goethe. De este último retomo literalmente, con su
permiso, buena parte de los párrafos, por la claridad con que se expresa.
Podía haber titulado este libreto como ‘La Biblia no dice…’ Y es cierto
que la Biblia no lo dice; pero lo dicen Russell, Rutherford, la Watch Tower, el
esclavo fiel y discreto, el Cuerpo Gobernante, la Organización… Y la palabra de
todos estos se considera como si fuera la de Dios mismo, tanto que, quien no la
acepte, es expulsado de la congregación. Después, en un tiempo no muy lejano,
esa palabra es cambiada porque se aduce ‘nueva luz’ en el entendimiento. Y así
no hay manera de llegar a un conocimiento exacto de la Verdad, porque los
cambios en el entendimiento son continuos.
En realidad los testigos de Jehová no están en la Verdad, sino en el
entendimiento de la Verdad. Y ese entendimiento es el de los líderes de la
central mundial de los Testigos, que no el entendimiento de los propios
Testigos, quienes no pueden pensar independientemente de lo que imponga como
doctrina el Cuerpo Gobernante. Ni siquiera pueden investigar imparcialmente la
Biblia, si no es con ayuda de las publicaciones de la Watch Tower, y siempre bajo
la perspectiva del versátil entendimiento doctrinal del Cuerpo Gobernante.
Si realmente la Biblia fuera un libro que solamente había de entenderse
bajo la perspectiva de una organización religiosa futura, no tiene sentido que
se haya escrito miles de años atrás. Un padre no escribe una carta a sus hijos
para que la lean las gentes de milenios después y no sus propios hijos.
La persona de mente abierta y escrutadora descubrirá otros temas
interesantes que se me habrán escapado. Con este trabajo solamente pretendo
aportar algo de luz a quienes sinceramente buscan la Verdad. Y la Verdad nunca
se descubre si se tienen ideas preconcebidas en contra de ella. Este trabajo va
especialmente dirigido a los pastores, sean ancianos o superintendentes, de los
testigos de Jehová, aunque no dudo que también será de utilidad para quienes no
detentan el pastoreo. (Fin del Prólogo).
Excelente prologo...Deseando leer,gracias Yosadit por esta serie...
ResponderEliminarLa fecha de 1914 no creo que sea un invento de los protestantes, es más bien de los adventistas,"primos hermanos" de los testigos de Jehova.
ResponderEliminarLas iglesias evangélicas que tienen una doctrina sana no suelen dar fechas proféticas. Sólo los "supuesto ungidos" se creen sus propias teorías, las hipótesis calculadas según sus números matemáticos.
Jesús no dijo que hiciéramos "números y calculos" para entender cuando seria su venida.
Según consta, el primero que dio la fecha de 1914 fue el protestante evangélico Edward Bishop Elliot. La fecha de 1914 la dio a conocer en su libro 'Horas del Apocalipsis', publicado en 1844. Elliot no era adventista. De su libro tomó la doctrina y las fechas Nelson Horatio Barbour, al principio de los años setenta del siglo XIX, cuando se dio una vuelta por la biblioteca de Londres. Barbour le pasó la fecha de 1914 a Russell.
EliminarEdward Bishop Elliot fue un creyente protestante, se puede decir evangélico. Era un erudito y hacia estudios escatologicos de la Biblia, sobre todo del libro de Apocalipsis.
ResponderEliminarEra critico investigador y podría tener sus propias
interpretaciones o ideas profeticas. Otra cosa es sacarse de la manga con interpretaciones y revelaciones privadas. No creo que el se considerara un elegido o un "ungido" como Russell y todos los supuestos ungidos que le siguieron.
Si Edward Bishop hizo calculos matemáticos, puso fechas inventadas no lo puedo asegurar, en aquellos tiempos como los de nuestra época habría de todo, pero no todo vale.
Todo muy interesante. El origen protestante de los testigos es innegable. Barbour conecta a Russell con los adventistas y a su vez con los milleritas, a su vez de origen protestante. No es baladí que en aquellos anos, en aquel lugar y en aquel contexto, surgieran sectas con sus interpretaciones estúpidas ( finales de 1800; Estados Unidos; despertar religioso "mileranista").
ResponderEliminarPor otra parte...para cuándo la influencia masónica en la WAtchtower Sr. Von Goethe? Esperaremos ansiosos.