lunes, 5 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (38)


Los componentes principales de la sangre

    Según los antiguos manuales de enfermería, la sangre se divide en cuatro componentes principales: Plasma, glóbulos rojos o hematíes, glóbulos blancos o leucocitos y plaquetas. No obstante los manuales de Medicina dividen hoy la sangre en dos componentes: Plasma (55%) y hematíes (45%).
    Las plaquetas están suspendidas en el plasma y los leucocitos no son parte de la sangre, sino que están de paso en el torrente sanguíneo porque van de unos órganos a otros. Los leucocitos o glóbulos blancos son parte de los órganos y no de la sangre. Por eso cuando se le trasplanta un riñón a un paciente, este recibe millones de glóbulos blancos.
    La madre que da el pecho a su bebé le transmite una buena dosis de glóbulos blancos, pues la leche materna los contiene en gran cantidad. Y, según los últimos descubrimientos en Medicina, durante el embarazo la madre le transmite sangre al feto, como se observa en las ecografías a través del cordón umbilical. La transmisión materna de sangre al feto y de glóbulos blancos al bebé son procesos naturales. Por lo tanto el mandato de abstenerse de sangre es una idea antinatural de la mente humana.
    Pero la división científicamente más importante que hoy se hace de los componentes sanguíneos es la que se utiliza para extraer las sustancias que han de aplicarse a los pacientes. Según esta clasificación, los componentes principales de la sangre son: Agua (80%), hemoglobina (15%), albúminas (3%) y globulinas (2%).
    Esto está de acuerdo con la división de: 1) Plasma, que contiene un 93% y un 8% de albúminas y globulinas, incluídas las plaquetas. 2) Glóbulos rojos, que contienen agua y un gran porcentaje de hemoglobina, que es la que da el color rojo a la sangre. La hemoglobina es tratada por los testigos de Jehová como una fracción cuya transfusión se deja a la conciencia, algo que muchos testigos ignoran y se dejan morir por ello.
    Esta división incluye a las plaquetas como albúminas y no tiene en cuenta los glóbulos blancos por no constituir parte característica de la sangre, sino de los órganos y la leche materna, y hallarse en la sangre una cantidad mínima de ellos que circulan en dirección a los tejidos. Su obtención puede realizarse de los propios órganos, más que de la sangre.
    Según la composición química de la sangre en: agua, hemoglobina, albúminas y globulinas, composición que marca la pauta para la extracción de las sustancias más convenientes para su aplicación en el paciente, los testigos de Jehová están permitiendo transfundirse los elementos principales de la sangre, a los cuales llaman fracciones.
    De todas maneras los componentes de la sangre no son sangre, tal como los componentes del agua no son agua. El agua se compone principalmente de hidrógeno y oxígeno y ninguna de estas sustancias por separado es agua. Y los componentes de la sangre por separado no son sangre; así no es sangre el plasma ni los glóbulos rojos ni las plaquetas. Los glóbulos blancos ya hemos adelantado que no son parte de la sangre, sino que están de paso en el torrente sanguíneo.
    La Biblia no indica cuáles son los componentes de la sangre. Todo es una aceptación de un grupo humano que valora más la opinión de un tratado de enfermería que ya está obsoleto por existir otras clasificaciones de la sangre más científicas y acordes con la realidad sanitaria.
    Y este grupo humano es el que en los años cincuenta escribió en las Atalayas que transfundirse albúmina extraída de la sangre era pecado, pero que mucho tiempo después suprimió tal enseñanza y dejó a la conciencia de cada cual la transfusión de albúmina, cuando ya muchos habían muerto por negarse a transfundirse albúmina.
    Fred Franz, vicepresidente de la Watchtower, fue quien en 1945, apoyado por unos pocos de ideas poco bíblicas, inventó el asunto de las transfusiones, al pensar que transfundirse sangre era lo mismo que comerla. Un solo individuo marcó la doctrina más controvertida de los testigos de Jehová.

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