Citas
de la Septuaginta en los evangelios (2)
La atribución del
primer evangelio al apóstol Mateo se basa en la tradición de los llamados
primeros padres de la Iglesia, de quienes se conocen los escritos a ellos
atribuídos, mas nada se sabe de su real existencia, salvo lo plasmado en la
Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, el ‘padre de la historia de la
Iglesia’. Se sospecha incluso que los ‘padres de la Iglesia’ son pura invención
de Eusebio. Es más, se sospecha que todo el Nuevo Testamento, evangelios
incluídos, con sus citas de una Septuaginta traducida tardíamente por miembros
de la Iglesia, sean ficción de Eusebio y algún colaborador más.
Una de las citas
más controvertidas que hace el escritor del primer evangelio en Mateo 1:22 y 23
es la del pasaje de Isaías 7:14. Tal cita ha sido tomada de la parte de la
versión de la Septuaginta traducida por la Iglesia y no de la versión hebrea,
lo cual hubiera sido lo más lógico de haber sido judío el escritor del
mencionado evangelio, que además escribió para los judíos y no para los
gentiles. En Mateo se lee, relativo al nacimiento de Jesús en Belén: ‘Todo esto
sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved
que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel,
que traducido significa Dios con nosotros’ (Biblia de Jerusalén). Ya de entrada
es de observar que al recién nacido en Belén no se le impuso el nombre de
Emmanuel, sino el de Jesús.
El texto de Isaías
7:14, tal como lo presentan las versiones bíblicas basadas principalmente en la
Septuaginta, dice: ‘Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel’ (Biblia Reina-Valera).
Las versiones basadas en las Escrituras hebreas o Tanaj ofrecen el versículo de
Isaías en términos algo diferentes, pero que vienen a ser idénticos a los que
publica la Sociedad Bíblica en La Biblia por Internet: ‘Pues el Señor mismo os
va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá
por nombre Emanuel’. (Isaías 7:14).
Dos importantes
diferencias con la Septuaginta se aprecian en la biblia hebrea, de la que
aquélla es una traducción al griego, aunque no todo lo fiel que pudiera
desearse. La primera diferencia es que las versiones hebreas especifican que la
mujer ‘está encinta’, es decir, que el relato habla en tiempo presente y no
futuro. En cambio, las versiones basadas en la Septuaginta indican que la mujer
‘concebirá’, hablando de un tiempo futuro. La segunda y no menos importante
diferencia estriba en que las versiones griegas de Isaías 7:14 hablan de ‘la
virgen’, en tanto que las hebreas mencionan ‘la joven’. Se trata de un error,
posiblemente no involuntario, en la traducción que la Iglesia realizó del
hebreo al griego del libro de Isaías, uno de los muchos que no fue traducido al
griego por ‘los setenta’ en el siglo III a.e.c., ni por otros eruditos en el
siglo II a.e.c., como se quiere hacer creer, contradiciendo al historiador
Josefo.
En las Escrituras
hebreas, Isaías 7:14 emplea la palabra ‘almah’. Este vocablo se refiere en
términos generales a una mujer joven, sin especificar si es o no virgen. Puede
ser una mujer soltera o casada, pero joven. Hemos de tener en cuenta que la
virginidad no es exclusiva de la juventud. Una mujer anciana puede haber
permanecido virgen toda su vida. De manera que el vocablo hebreo ‘almah’ se
traduce apropiadamente al castellano por ‘la joven’. Si Isaías 7:14 se hubiera
referido a una virgen, hubiera empleado la palabra ‘betulah’, que en castellano
se traduce por ‘virgen’; pero el caso es que la palabra hebrea que figura en el
precitado versículo es ‘almah’, mujer joven, y no ‘betulah’, mujer virgen.
Cuando los que en
un tiempo muy posterior al siglo I tradujeron las Escrituras hebreas al griego
se toparon con Isaías 7:14, el término hebreo ‘almah’ lo tradujeron con la
palabra griega ‘parthenos’, que traducido significa ‘virgen’. Si bien en
contadísimos casos la palabra ‘parthenos’ se ha aplicado a una joven que dejó
de ser virgen recientemente, como en el caso de Dina, lo cierto es que ‘parthenos’
reviste siempre el significado de virgen. Lo más apropiado es que el vocablo
griego ‘parthenos’ se hubiera aplicado a la palabra hebrea ‘betulah’, si
hubiera sido ésta la recogida en Isaías 7:14; pero el caso es que, erróneamente
o no, se tradujo la locución hebrea ‘almah’ con la griega ‘parthenos’.
Posteriormente, cuando se transcribió de la Septuaginta griega al latín, el
término griego ‘parthenos’ se vertió como ‘virgo’, de donde la traducción
castellana a su vez asumió la palabra ‘virgen’.
Si se hubiera
traducido imparcialmente el pasaje de Isaías 7:14 directamente del hebreo al
castellano, se hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no ‘virgen’. Y si el
escritor del evangelio de Mateo se hubiera guiado por la versión hebrea de las
Escrituras, hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no la de ‘virgen’; pero,
puesto que el escritor de Mateo no era judío, vertió en su evangelio el pasaje
de Isaías de la traducción eclesiástica griega de la Septuaginta.
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