En tiempos de Russell los Estudiantes de la
Biblia, antecesores de los testigos de Jehová, reverenciaban la cruz, la cual
figuraba en las revistas oficiales que se publicaban quincenalmente.
Figura asimismo la cruz en la pirámide de
granito levantada en memoria de Russell junto a su tumba en el cementerio de
Pittsburgh. De esta pirámide, la mayoría de los Testigos de Jehová nada sabe.
Estos, entre los que se incluyen ancianos, se sorprenden cuando oyen hablar del
tema, hasta tal punto que niegan que el asunto de la pirámide de Russell y la
cruz en ella cincelada sean verdad, cuando todo está documentado fotográficamente.
En el libro ‘La Creación’, supuestamente escrito
por Rutherford y publicado en 1927, aparece un grabado en color en el cual se
ve a Jesucristo clavado en una cruz del tamaño de una persona. Esto está de
acuerdo con ‘El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo
Testamente (Vol. I)’, que indica que ‘la cruz probablemente no era más alta que
la estatura de un hombre’.
Lo sorprendente es que en el grabado de
Rutherford, junto al crucificado, figuran dos hombres desnudos en actitud
homosexual y ninguno de los superintendentes y ancianos a quienes se les mostró
el grabado y el libro ha sabido explicar esto que desconocían por completo y
que tan negativamente les impactó.
En aquel tiempo se enseñaba que Jesús murió
en una cruz. Pero finalmente al sucesor de Russell en la presidencia de la
Watchtower no le agradó la cruz y estimó que era un símbolo pagano. Puede que
eso se lo haya inculcado su ayudante el polémico Frederick Franz, que entró al
servicio de Rutherford en 1926 y que años más tarde, después del famoso revuelo
de 1975 que tan vacías dejó las filas de los Testigos, llegaría a Presidente,
entre 1977 y 1992.
El caso es que Rutherford cambió de parecer
y concluyó que Jesucristo no pudo haber muerto en una cruz. Así que en la
década de 1930 decretó que Jesucristo no había muerto en una cruz, sino en un
poste. Sin embargo un poste es una cruz simple, como indica Justus Lipsius, del
siglo XVI, en su ‘liber primus’.
La realidad es que Lipsius habla más de
crucifixiones que de empalamientos en una estaca o poste vertical. En
la página 650 de su libro se lee esto que el Cuerpo Gobernante oculta a los
Testigos: ‘En la cruz del Señor hubo cuatro piezas de madera: el palo vertical,
el travesaño, un tronco de árbol colocado abajo y el título (la inscripción)
colocado arriba’.
Jesucristo, según la Watchtower y el Cuerpo
Gobernante, habría sido clavado al poste con los brazos levantados en posición
vertical, atravesadas sus muñecas por un solo clavo, al igual que un solo clavo
atravesaría sus pies, colocados uno encima del otro. Sobre las manos de
Jesucristo y en el mismo poste estaría situado el cartelón en el que figuraba en
varios idiomas el cargo como reo.
Hay superintendentes y ancianos -cada vez
más- que no están de acuerdo con la imposición doctrinal de Rutherford
referente al tema de que Jesucristo murió en un poste. La lógica les hace
pensar que Rutherford estaba equivocado en este y otros muchos puntos.
El Cuerpo Gobernante guarda silencio al respecto,
pero tarde o temprano tendrá que rectificar y admitir que Jesucristo no pudo
haber muerto en un poste del tamaño y peso del que inconscientemente sugiere
Rutherford. Y tendrá que admitir, bajo ‘nueva luz’, que el poste, que los
romanos conocían como ‘stipes’, era mucho más pequeño y tenía acoplado un
travesaño horizontal denominado ‘patíbulum’, que es lo que se deduce de la
propia Biblia cuando dice que Jesucristo llevaba a cuestas un madero. Si el
madero fuera el ‘stipes’, de ninguna manera hubiera podido moverlo.
Examinemos imparcialmente el asunto del
poste. Los evangelios, que son los únicos documentos que narran extensamente la
existencia y hechos de quien se estima que se crió en Nazareth, no dicen cuánto medía
Jesucristo; pero un cálculo aproximado permite apreciar que tendría sobre 1,80
metros de altura, dado que su figura imponía cierto respeto y autoridad, como
se desprende de la lectura evangélica. Y aunque midiera algo menos, poco afecta
eso a lo que aquí se expone.
Hagamos cuentas: 1,80 metros de la figura
de Jesucristo, más unos 60 centímetros del resto de los brazos sobre su cabeza,
más un mínimo de 40 centímetros para clavar el cartelón en varios idiomas en la
parte superior, más unos 50 centímetros para fijar el poste dentro del suelo, a
fin de que no tambalease, tenemos una medida total de unos 3,30 metros para el
poste. Los pies, naturalmente, estarían a ras del suelo. Pero si Jesucristo
medía menos de 1,80 metros, sus pies estarían a centímetros del suelo.
Ahora bien, según las ilustraciones de los
libros de los testigos de Jehová, los pies de Cristo estaban a cierta altura
del suelo, que se calcula en unos 50 centímetros. Eso significa que el poste,
según el Cuerpo Gobernante, medía al menos medio metro más, es decir, 3,80
metros, lo cual es completamente exagerado.
Un poste no es más que un tronco de árbol.
En el caso que nos ocupa, según la estimación de Rutherford, el poste tendría un
promedio de al menos 22 centímetros de diámetro. Los primitivos postes de
madera maciza utilizados para los cables de la luz medían más de 3 metros y
pesaban cerca de 200 kilogramos, que es lo que pesa un piano de estudio. Serían
más de 250 kilos si el poste, al ser también más ancho, fuera de 3,80 metros.
El evangelio dice que Jesucristo iba camino
del Calvario con el madero o instrumento de suplicio a cuestas. Si el poste que
indica Rutherford fuera el ‘stipes’, no hay hombre por muy fuerte que sea que
pueda cargar con 200 kilos a la espalda, y menos una persona debilitada por los
terribles latigazos sufridos durante su apresamiento. Ni siquiera el hombre más
fuerte hubiera podido con 100 kilos, equivalente al peso de cuatro bombonas de
butano repletas de gas. Ni pensar en un poste de 250 kilos. (Continúa en la
parte 2).
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