sábado, 29 de junio de 2019

El ‘madero de tormento’ de Cristo, ¿cómo era exactamente? (y 2)



    Un poste de más de 3 metros no era práctico entre los romanos para las ejecuciones de los reos. Demasiada altura y demasiado peso. Los romanos utilizaban troncos más pequeños y manejables, de poco más la altura de un hombre, y contaban con árboles cuyo tronco medía unos 2,30 metros de altura y de 12 a 15 centímetros de diámetro, el cual pesaba algo más de 100 kilos.
    Si Jesucristo portaba un madero hasta el lugar de ejecución, es evidente que no era el ‘stipes’ o poste de más de 100 kilos (y mucho menos un poste de 200 ó 250 ó kilos) pues de ninguna manera hubiera podido con él.
    ¿Qué, exactamente, transportaba Jesucristo sobre sus hombros? El ‘patíbulum’ o tronco más delgado, de unos 2 metros de largo y unos 50 kilos de peso, sobre el cual se amarraban los brazos y se clavaban las manos en posición horizontal. Plauto, un escritor latino del siglo III antes de Cristo, dice: ‘Cargue él su patibulum por la ciudad y fíjenlo al crux’. El ‘patíbulum’ se encajaba horizontalmente sobre el ‘stipes’ o ‘crux’ al llegar el reo al lugar de ejecución
    En efecto, del poste de 2,30 metros, 50 centímetros iban enterrados en el suelo para soportar el peso, y quedaban 1,80 metros, que vendría a ser justamente la altura de Jesucristo. La cabeza sobresaldría del poste para que los brazos encajasen sobre el ‘patíbulum’. Y sobre la cabeza se ponía el letrero, ajustado encima del ‘stipes’, con el cargo o cargos del condenado. Los pies estarían a pocos centímetros del suelo, no clavados juntos, sino un pie a cada lado del ‘stipes’, por lo que los clavos entraban por el lateral de los tobillos.
    El ‘stipes’ o poste no lo transportaba el reo, sino que estaba preparado en el lugar de ejecución para ajustarle el ‘patíbulum’ que el reo transportaba. El ‘stipes’ estaba tendido en el suelo y sobre él se echaba al reo con el ‘patíbulum’. Después de  ser clavadas las manos al ‘patíbulum’, varios soldados alzaban y encajaban en tierra todo aquello, que en conjunto suponía más de 220 kilos, reo incluído.
    Esto evidencia que ‘stipes’ y ‘patíbulum’ formaban una T, que en griego es ‘Tau’. Curioso es que el nombre de ‘sTAUros’ dado a este tipo de cruz contenga le letra griega TAU (T). El madero de Jesucristo era, pues, una cruz probablemente en forma de T. No era una cruz simple o poste como afirma Rutherford, porque en ese caso su medida y peso se saldría de lo normal y no sería manejable por los soldados romanos. Eusebio de Cesarea pone en boca de Tertuliano lo siguiente, hablando de la cruz de Cristo: ‘La letra Griega Tau y nuestra propia letra T, es la misma forma de la cruz’. (Contra Marción, libro 3).
    Si Rutherford hubiera leído los evangelios, que se evidencia que no los leía, habría visto que el incrédulo apóstol Tomás hablaba de ‘los clavos de las manos’, lo que significa que eran más de uno y eso únicamente es posible si a Jesucristo se le hubieran clavado las manos en posición horizontal. Dice además el evangelio que el cartel estaba situado ‘encima de la cabeza’, es decir, no encima de las manos, como sería el caso si Jesucristo hubiera sido clavado al ‘stipes’ con los brazos en alto.
    Por otro lado Jesucristo duró unas tres horas clavado al instrumento de ejecución. Y está demostrado médicamente que un individuo que tenga más de diez minutos los brazos en alto muere de asfixia. Por tanto Jesucristo no pudo estar clavado al ‘stipes’ con los brazos en alto. Forzosamente sus brazos tuvieron que estar extendidos en posición horizontal, es decir, con las manos clavadas al ‘patíbulum’ o travesaño horizontal y no al ‘stipes’ o poste enhiesto.
    Rutherford no entendía por qué Jesucristo tuvo que morir en una cruz cuyo simbolismo es pagano. Por eso inventó o aceptó de otros lo de la muerte en un poste, aunque eso hubiera sido imposible porque no les era práctico a los romanos ni estaban a su alcance en Palestina troncos de árboles de más de 3 metros de altura y un peso exagerado.
    Rutherford no calculó el tamaño y peso del poste que le atribuía a Cristo. Si lo hubiera calculado, no se hubiera lanzado a pregonar doctrina tan estrambótica como es esta del poste que hipotéticamente constituía el instrumento de suplicio de Cristo.
    Ninguno de los miembros de los diferentes Cuerpos Gobernantes habidos desde 1971, cuando se creó, se ha parado a investigar fríamente este asunto y continúan dándole crédito a Rutherford y defendiendo que Jesucristo murió en un poste y no en una cruz, cuando está demostrado que Rutherford erró por completo al imponer doctrinas que no eran bíblicas y por esa razón desapareció más del 70% de los Estudiantes de la Biblia entre 1926 y principios de 1927, algo que también se oculta hoy a los testigos de Jehová, aunque no pocos superintendentes y ancianos lo saben y se obligan a callar.
    Ya los primeros padres de la Iglesia hablaban de la cruz de Cristo, aunque tales padres son creación de la pluma de Eusebio de Cesarea en el siglo IV, a excepción de Tertuliano y Orígenes, que sí existieron, pero que no eran padres de la Iglesia, pues la tal iglesia se fundó precisamente en el siglo IV y Eusebio fue el principal fundador después del emperador Constantino. Pero esa es ya otra historia.


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