Desconocía por completo la existencia de
los ‘quijotes’, una religión de la parte central de España. Me pasa amplia
información del asunto un antiguo miembro de la misma, que ostentaba el grado
de ‘caballero’, y resumo lo más destacado. Son curiosas las similitudes con los
testigos de Jehová.
Los adeptos a esta desconocida religión creen
a pies juntillas que existió realmente don Quijote y que Cervantes puso por
escrito su biografía y andanzas. Creen que don Quijote regresará al final de
los tiempos para luchar contra los gigantes que en ese tiempo invadirán el
planeta. La escena de don Quijote arremetiendo contra los molinos es una
ilustración de la pelea que mantendrá con los gigantes al final de los días.
Los quijotes afirman que ellos lucharán
contra estos gigantes cuando llegue el momento. El número de quijotes devotos sobrepasa
hoy de los dos mil y los hijos nacidos de matrimonios entre quijotes heredan al
nacer esta religión de sus padres.
Los quijotes tienen un cuerpo central de
individuos que dirigen la organización. Todos son viejos. Se encargan de emitir
las doctrinas y aplicar nuevos entendimientos a la lectura del famoso libro
cervantino. Inútil es tratar de explicarle a un quijote que el libro en
cuestión es tan solo una novela. Tal cosa la consideran una herejía y, estimulados
por el cuerpo directivo, mantienen la existencia real de don Quijote y su
futuro regreso.
Según los quijotes, el tiempo del regreso
de don Quijote está muy cercano, ya que de un momento a otro comenzarán a
aparecer los gigantes en el planeta. Es entonces cuando los quijotes se unirán
para luchar contra los gigantes, esgrimiendo para ello una lanza, pues a su
entender solamente con lanza pueden ser vencidos. La lucha concluirá cuando el
jefe de los gigantes sea apresado y encarcelado durante un milenio, antes de
ser juzgado y aniquilado.
El fundador de los quijotes fue un tipo que
firmaba como Simplicio Gil Sapillo, en el último tercio del siglo XIX. Poco es
lo que de él se sabe. Aseguraba que Cervantes escribió su libro para ser
entendido al final del tiempo. Los quijotes creen que el libro fue escrito para
ellos y solamente ellos son los únicos que pueden interpretarlo.
Un quijote que no se comporta debidamente
pasa a ser un ‘sanchopanza’ hasta que demuestre su arrepentimiento. Solamente
entonces es reincorporado al grupo y rebautizado como quijote. A la segunda es
expulsado para siempre, sin contemplaciones.
Es
increíble el número de quijotes expulsados o desasociados del grupo. De ahí que
el crecimiento sea prácticamente nulo, que es el caso de los últimos diez años.
La inmensa mayoría de los expulsados y desasociados son jóvenes y por esa razón
la edad media de los quijotes se calcula en unos 65 años. En veinte años más el
grupo habrá casi desaparecido debido al fallecimiento de los miembros mayores.
Los miembros directivos, que son mantenidos por la entera agrupación
quijotesca, pasan todos de los 80 años y es raro que no muera uno al año o a
los dos años, siendo reemplazado automáticamente.
Los quijotes tienen prohibido cursar
estudios universitarios y viven de trabajos sencillos. Celebran dos reuniones
todas las semanas y dos veces al año se reúnen en una gran asamblea, costeada
por los propios asistentes. Su emblema es un escudo y una lanza dibujados en
blanco sobre fondo azul. Este emblema figura en la entrada de sus centros de
reunión y lo llevan asimismo en las solapas. Las mujeres lo exhiben estampado
en los bolsos. En la plataforma del lugar de reunión, a un lado, se erige la
escultura de un caballero andante sobre un caballo y un molino de viento al
fondo. La figura representa a Don Quijote.
La estructura congregacional de los quijotes
se compone de: Cuerpo central de caballeros directivos (cuatro miembros),
caballeros o dirigentes de las agrupaciones en los lugares de reunión y
escuderos o ayudantes de los caballeros. A los quijotes no bautizados se les
llama ‘barberos’. Y a los bautizados, que lo son en menos de un año, ‘lanceros’.
Las mujeres son todas llamadas ‘dulcineas’ y no forman parte de la directiva ni
de la dirigencia o ayudantía de las agrupaciones. Las decisiones doctrinales del
cuerpo directivo se aprueban por mayoría de votos (tres contra uno) o por
unanimidad.
Los quijotes editan una revista trimestral
de 16 páginas, en blanco y negro, titulada ‘Quijote’. La tirada es de 10.000
ejemplares, la mayoría de los cuales se colocan entre el público, previa
contribución voluntaria. Cada miembro se obliga a retirar cinco revistas al
trimestre. El miembro debe contribuir una cantidad voluntaria por las revistas
y además debe ingresar en los recipientes de aportaciones (cajas de
contribuciones) el importe recibido de la colocación de esas revistas, por lo
que la recaudación para la central es doble.
Cuando un caballero del cuerpo central
directivo visita una agrupación o congregación, los miembros de la misma deben
aportar una contribución voluntaria para el visitante, aparte de cubrirle los
gastos de comida y alojamiento. Esto último corre a cargo de la hospitalidad de
los miembros de la agrupación.
El lancero, escudero o caballero que no
esté de acuerdo con algún punto doctrinal del cuerpo central o lo ponga en duda
es expulsado de la agrupación per secula seculorum, sin posibilidad de ser
restablecido.
Todos los miembros quijotes deben tener en
el hall de sus casas la figura del caballero andante montado en un caballo y un
molino de viento detrás, además de una edición especial del Quijote, a todo
lujo, que publica la propia asociación quijote.
Aunque las aportaciones de los miembros
quijote son voluntarias, el miembro en cuestión se obliga a aportar un mínimo
del 10% de los ingresos de su trabajo. Los quijotes que no trabajan o no tengan
suficientes medios para responder tras un periodo de tiempo prudencial, son
apartados de la organización, aunque no expulsados.
Los centros de reunión son subvencionados
por los miembros de las agrupaciones que han de usarlos. La escritura del local
figura siempre a nombre de la organización quijote. No existen locales de
alquiler, pues todos son en propiedad, a excepción del local de asambleas, que
se alquila dos veces al año y su importe corre a cargo de los asistentes.
El número de locales a día de hoy es de diez
(cada local es usado de promedio por dos agrupaciones de cien miembros cada
una), aparte del edificio de la junta directiva. Periódicamente se venden estos
locales y se habilitan otros nuevos, siempre a cargo de los miembros de las
agrupaciones.
Los quijotes son objeto de burla constante
por parte de la gente. Durante la guerra civil española estuvieron encarcelados
los más de trescientos que entonces existían. Muchos fueron fusilados. Los
muertos ascendieron a ciento tres, contando los fallecidos por enfermedad en las
prisiones. Durante el franquismo estuvieron severamente perseguidos y se
reunían en secreto en los sitios más inverosímiles, preferentemente en el
campo, a donde iban de excursión en grupos separados.
De no ser por las masivas expulsiones y
desasociaciones de sus miembros a lo largo del tiempo, los quijotes
constituirían hoy una organización de más de doce mil personas, según cálculos.
Y dado que la mayoría de sus miembros ostentan una edad muy avanzada y son
contados los que entran, es seguro que el grupo desaparecerá por completo antes
de un cuarto de siglo.
Muy interesante, y sobre todo la similitud con los Testigos de Jehová.
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