La
cruz de Cristo, ¿tenía brazos
o
era un simple madero vertical?
¿Murió Jesucristo
en la clásica cruz o en un simple poste vertical? Los evangelios no especifican
cómo era la cruz o el madero en que se clavó a Cristo. Pero es significativo
que los primeros padres de la Iglesia hayan entendido que la cruz del nazareno
no fue un simple madero vertical, sino una cruz, decantándose buena parte de
ellos por la del tipo griego.
Nuestras biblias
traducen la palabra cruz de los términos griegos ‘Stauros’ y ‘Xylon’. ‘Xylon’ se
refiere al material que lo compone, es decir, la madera. ‘Stauros’
aparentemente designa una estaca vertical, pero tal definición se da por
extensión, sin detenerse a considerar su apariencia o forma. ‘Stauros’ puede
significar tanto un poste de madera o ‘crux simplex’ como uno con travesaño
horizontal o ‘patíbulum’.
Luciano de
Samosata escribió hacia el año 140 su obra ‘El Juicio de las Vocales’. En ella
señala que la palabra ‘Stauros’ proviene de la letra griega T (sTAUros), y que
por tanto un ‘stauros’ no es otra cosa que una cruz en forma de T, es decir, un
madero vertical y otro horizontal superior.
Se utilizaban
diferentes modelos de cruces para colgar, fuera clavados o amarrados, a
aquellos a quienes el estado consideraba malhechores. El modelo con ‘patíbulum’
que se colocaba horizontalmente sobre el madero vertical o ‘stipes’ y que
formaba una T, se denominaba ‘cruz conmisa’, y probablemente fuera el más
popular entre los romanos, por la facilidad con que el ‘patíbulum’ o madero
horizontal podía encajarse sobre el ‘stipes’ o estaca vertical.
En Palestina los
maderos para armar las cruces destinadas a las ejecuciones solían ser de olivo,
aunque también se importaba madera de la ciudad siria de Alepo, por lo que
generalmente se trataba de cruces de baja altura, que difícilmente alcanzaban
los dos metros treinta de altura, como pudieron haber sido aquéllas en que se
colgaron a Cristo y a los dos malhechores, cuyos pies no estarían más allá de diez
centímetros del suelo.
Ello parece demostrarlo
el hecho de que el centurión alcanzase a clavar su lanza en el pecho de Jesús,
además del hecho de haberse aplicado a la boca del nazareno una esponja
empapada en vinagre, ensartada en una caña cuyas dimensiones, lanza y caña, no
sobrepasarían el metro y medio.
Era costumbre que
el reo transportase sobre sus hombros, hasta el lugar de ejecución el
‘patíbulum’, que los expertos calculan en unos 35 kg. El ‘stipes’ o madero
vertical, de más de 110 kg., difícilmente lo hubiera transportado el reo, débil
como estaba después de haber recibido el horrible castigo de 40 azotes con
látigos en cuyas puntas se ensamblaban unas pequeñas bolas de hierro.
El ‘stipes’ lo
transportaban previamente los soldados y lo encajaban en el suelo, esperando la
llegada del reo atado al ‘patíbulum’, al cual arrojaban de espaldas al suelo y
lo clavaban o ataban por las muñecas o por lo antebrazos, un brazo en cada
extremo, izándolo seguidamente sobre el madero vertical y encajándolo en el
extremo superior, sobre cuyo ensamblaje se colocaba finalmente el letrero con
el nombre y cargos del condenado, quedando el rótulo sobre la cabeza, en tanto
que los brazos quedaban en posición semihorizontal, algo caídos por el peso del
cuerpo. Finalmente se clavaban los pies al ‘stipes’, no juntos por su parte
delantera, como hasta ahora se creía, sino uno a cada lado del madero, clavados
por la parte exterior del talón.
Es probable que
así haya sido en el caso de Jesucristo, de quien el incrédulo Tomás dijo que ‘a
menos que vea las señales de los clavos en sus manos, no creeré’. Si las manos
de Jesús se clavaron en posición vertical al madero, atravesadas ambas por un
solo clavo, mal pudo decir Tomás ‘clavos’
en plural. De haber sido uno solo, hubiera dicho ‘a menos que vea la señal del
clavo en sus manos…’ A no ser, claro, que las manos hubieran sido clavadas,
como los pies, una a cada lado del madero vertical. Pero en este caso no
hubiera dicho el evangelio que Jesús iba cargado con un madero, es decir, con
un ‘patíbulum’.
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