martes, 3 de septiembre de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (61)


La Traducción del Nuevo Mundo
de las Santas Escrituras (TNM)

    La TNM es producto de un comité de traducción que se dice anónimo. Sin embargo era un secreto a voces en Brooklyn la composición de sus miembros. Ancianos y Testigos que servían entonces en la central mundial de Brooklyn informaban sin trabas de que el comité estaba compuesto por Natan H. Knorr, Frederick W. Franz, Milton Henschel, Albert Schroeder y George D. Gangas.
    Ninguno de  los mencionados sabía griego clásico. Franz había tomado veintiuna horas de griego; pero ese tiempo es suficiente para conocer únicamente el alfabeto y alguna palabra suelta. En alguna publicación se lee que Franz tenía dos años de griego clásico, lo cual no es cierto. Solamente había conseguido estudiar veintiuna horas de griego. Con todo, dos años de griego son muy pocos para emprender una traducción tan ingente y difícil como es la de verter la Biblia del griego al inglés. Los traductores bíblicos del Nuevo Testamento son personas con décadas de experiencia en el antiguo idioma griego. No es posible traducir una sola línea si no se posee esta experiencia.
    La Watchtower aduce que no se dan a conocer los nombres de quienes componían el citado comité para no recibir gloria de los lectores. Sin embargo hay muchas traducciones bíblicas en las que sí figuran los nombres de los traductores y estos no reciben gloria de los lectores. Sus nombres figuran como garantía de que se trata de profesionales de la traducción del griego y el hebreo a los idiomas actuales. Pero en el caso del comité de la Watchtower no pueden figurar los nombres debido a que ninguno de los componentes era docto en griego y en hebreo y por tanto el trabajo no tiene garantía de que sea genuino.
    En el prólogo de la TNM se lee: ‘Es una gran responsabilidad traducir las Santas Escrituras de sus lenguas originales -el hebreo, el arameo y el griego- al habla moderna’. Pero en ninguna parte dice que el comité de la Watchtower encargado para este asunto haya realizado la tarea de la traducción de los manuscritos hebreos y griegos al inglés. Decir esto sería mentir descaradamente y la Watchtower y el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová lo saben. ¿Qué fue exactamente lo que hizo el comité?
    Personas que entonces estaban en Brooklyn testimoniaron de que el comité consultó diversas biblias católicas y protestantes en inglés. Incluso consultó la Biblia Hebraica de Kittel en inglés. No obstante la parte de las Escrituras Hebreas de la TNM corresponde a la Septuaginta y no a la Biblia hebrea. Es más que probable que todas esas biblias en inglés realizaron la TNM, adaptando los textos a las doctrinas entonces vigentes en la Watchtower. Corría el año 1953 cuando vio la luz la TNM.
    Muchas doctrinas han cambiado desde aquel tiempo y esa es una de las razones por la que la gerencia de los testigos de Jehová haya impreso la nueva biblia de tapas grises. En ello anda para darla a conocer en diferentes idiomas. Si la TNM era la mejor de todas las traducciones bíblicas, como aseguraba el Cuerpo Gobernante, ¿por qué se publica una nueva versión? Emplear aquí la palabra ‘versión’ es lo correcto, ya que la TNM no es en realidad una traducción, sino una versión de la Biblia, pues no se basa en la traducción directa o en la consulta de los manuscritos hebreos y griegos.
    En la introducción de la Biblia con referencias de la Watchtower figura una lista de antiguos códices consultados; pero eso es imposible, ya que ninguno de los del comité de traducción era capaz de leer griego, y hebreo menos.
    El Cuerpo Gobernante continúa escondiendo las respuestas que diversos eruditos en las lenguas hebrea y griega dieron acerca de la TNM. Por ejemplo, el Dr. Walter Martin escribe que el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo no merece respeto de clase alguna porque ‘no había ningún traductor reputado con títulos reconocidos en exégesis o traducción griega o hebrea’.
    El Dr. Bruce M. Metzger, profesor de literatura del Nuevo Testamento, de la Universidad de Princeton, dice textualmente: ‘Una horriblemente mala traducción... Si los Testigos de Jehová toman esta traducción en serio son politeístas’.
    El Dr. Eugene A. Nida, director del Departamento de Traducción de la Sociedad Bíblica Americana, escribe: ‘Respecto a Juan 1:1, hay una complicación porque evidentemente la Traducción del Nuevo Mundo fue hecha por personas que no toman en serio la sintaxis del griego’.
    El Dr. J.R. Mantey (mencionado en las páginas 1158-1159 de la Traducción Interlineal de la Watchtower): ‘Una sorprendente mala traducción, obsoleta e incorrecta… No es ni erudito ni razonable traducir Juan 1:1 como que la palabra era un dios.  
    El Dr. Philip B. Harner, de la Universidad de Heidelberg, es cribe, refiriéndose al inicio del evangelio de Juan: ‘En la forma en que Juan la usó, la palabra TEOS está colocada al principio para énfasis, lo cual descarta por completo la traducción un dios'.
    El Dr. William Barclay, de la Universidad de Glasgow, Escocia: ‘Juan 1:1 es traducido como que la Palabra era un dios. Una traducción gramáticamente imposible’.
    El Dr. Samuel J. Mikolasky, de Zurich, Suiza: ‘Esta construcción anártrica (usada sin el artículo) no tiene el mismo significado que el artículo indefinido 'un' tiene en inglés. Es algo monstruoso traducir esta frase como que la Palabra era un dios'.
    Son numerosos los eruditos del griego y del hebreo que critican la Traducción del Nuevo Mundo como ejemplo de versión incorrecta de las Escrituras para adaptarlas a las creencias de los entusiastas jehovistas.
    Por último, en el libro ‘El Verbo, ¿quién es?, según Juan’, publicado por la Sociedad Watchtower en 1962, se dice en la página 5 que la traducción del texto de Juan 1:1 en el sentido de que ‘la Palabra era un dios’ se basa en la opinión del ex sacerdote espiritista Johannes Gréber, que así lo publicó en 1937 en su obra ‘Nuevo Testamento, nueva traducción y explicación basada en los manuscritos más antiguos. A Gréber le citan además en las siguientes publicaciones: ‘Ayuda para entender la Biblia’, ‘Asegúrense de todas las cosas’ y ‘La Atalaya del 1 de Mayo de 1976’.
    Por otro lado la Atalaya del 15 de enero de 1956 publica: ‘Queda manifiesto que el ex sacerdote Johannes Gréber fue ayudado en su traducción por los espíritus en quienes él cree’. Su esposa era una médium espiritista y ambos se comunicaron con el mundo espiritual. Así, pues, la Sociedad Watchtower cita a J. Gréber para apoyar su traducción de Juan1:1, conociendo a fondo el hecho de que Gréber era un espiritista.


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