sábado, 3 de diciembre de 2016

El betelita despedido (y 3)

 

    Conviviré con los pobres lo que me queda de vida. Al menos seré relativamente libre, aunque esté esclavizado a la pobreza. Mientras estaba en Betel no era libre. Eso significa que no conocía la verdad, porque el evangelio dice que ‘conoceremos la verdad y la verdad nos libertará’. Pero si no era libre, quiere decir que no conocía la verdad. Ninguno de los que pasamos por Betel conocimos la verdad, dado que éramos esclavos de una Organización que nos robó el tiempo y las energías.

    Siempre me llamó la atención la carta 16 del Tarot, ese juego que llaman diabólico. Nunca lo he tomado en serio, excepto esa concreta carta. En la carta, un rayo destruye la torre y echa abajo a sus habitantes. Lo gracioso es que la Organización emplea las siglas JW, que en la gematría hebrea y griega indican respectivamente los números 10 y 6. Ambas letras suman 16 y eso remite a la carta 16 del Tarot, donde claramente se destruye la torre. Sin duda, una clara alusión a la Torre Atalaya que se levanta como si fuera la mansión de Dios. ¿De dónde vendrá su destrucción? No lo sabemos; pero vendrá. Sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo.

    Ya de momento la Organización está sufriendo sus penurias al comprobar su escasez económica. La alarma es más grave de lo que creemos. De ahí que se tenga que recortar drásticamente. Pero recorta precisamente la ayuda a los predicadores de tiempo completo que son los que más gente atraen a la Organización. Estos predicadores tendrán que valérselas ahora por su cuenta y evidentemente dedicarán menos tiempo a la predicación, lo que significa que se captarán muchos menos miembros. Y una organización sin miembros que la sostengan está destinada a caer. También recorta la construcción de salones del reino. Si no se construyen nuevos salones, quiere decir que la obra decrece, aunque a las congregaciones se las esté encajando en megasalones, generalmente a las afueras de la población. Llegará un momento en que esos megasalones se quedarán sin espacio para albergar más congregaciones.

    La impresión de literatura se ha reducido prácticamente a la mitad, por lo menos las revistas. Eso demuestra que no hay dinero suficiente para papel y tinta. Y no hay dinero porque, como aseguró públicamente uno de los miembros del Cuerpo Gobernante, los ingresos son inferiores a los gastos. Ya nos contarán qué hace una empresa cuyos gastos superan a los ingresos. Y como los gastos superan a los ingresos, por esa razón nos echan de Betel a los que lo dimos todo y ahora no tenemos edad ni fuerzas para continuar sirviendo. Por lo menos deberían darnos techo y comida por tantos años de servicios prestados. El mundo que llaman de Satanás lo hace: ampara a los pobres. En cambio la que a sí misma se llama la Organización de Jehová, ésa ni atiende a sus propios hermanos necesitados. ¿Dónde está el amor que tanto predican? No, ésta no puede ser la Organización de Jehová o de Cristo. No demuestra amor en absoluto. Solamente le sonríe a quien puede serle útil y que también donará medios económicos y acatará cuanto se le diga y ordene. Si no es así, tal individuo es expulsado.

    Yo también me considero expulsado, ya que he sido oficialmente despedido de Betel. Para el caso viene a ser lo mismo despedido que expulsado. Si no me quieren para las duras, tampoco para las maduras. Y como yo, unos cuantos miles más que el Cuerpo Gobernante considera como ceros a la izquierda. Para estos tipos no somos más que números. Solamente quieren gente que les llene los bolsillos. Pero los bolsillos están cada vez más vacíos y llegará un día en que definitivamente la Organización de los testigos de Jehová no tendrá suficiente estructura para mantenerse en pie.

    Ya la reducción de las tiradas de literatura es un precedente. Si la literatura se reduce más, por falta de medios, el poder de convicción de la Organización también se reduce y los pocos nuevos que entren en las filas hasta podrán contarse con los dedos de una oreja. Tampoco habrá gente nueva que sirva en Betel cuando los viejos sean despedidos. Ayudados por las contribuciones de los de afuera, los que estuvimos dentro éramos los que en realidad manteníamos el tinglado.     

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario