En 1917 subió como presidente de la
Watch Tower Joseph F. Rutherford. En 1918 inició su discurso titulado ‘Millones
que ahora viven no morirán jamás’, del cual publicó un folleto en 1920, folleto
que se vendió por millones. Rutherford y otros predicaban como palabra de Dios
que en 1915 resucitarían los patriarcas, vendría el Armagedón y sería instalado
el paraíso en la Tierra.
Pasó 1925 y nada de eso sucedió. Y entre
1926 y principios de 1927 abandonaron la organización los más inteligentes, un
mínimo del 72% de los Estudiantes de la Biblia. Los demás quedaron dentro al
hacer más caso a la palabra de los hombres que a la palabra de Dios, que dice
en resumidas cuentas que hay que abandonar a los profetas cuyas palabras no se
cumplen. Se entiende que murió como un
1% debido a la avanzada edad. Al 27% de los que quedaron les cambió Rutherford el
nombre a testigos de Jehová en 1931. Los testigos de Jehová eran en realidad un
grupo diferente de los Estudiantes de la Biblia y Rutherford suprimió la venta de los
libros de Russell.
Quedaron dentro los que más entusiasmados
estaban con sus líderes y que eran menos pensadores que los que se salieron.
Pero el entusiasmo con que se sigue una religión no supone que se esté en la
verdad.
Deuteronomio 18:18-22 dice: ’El profeta que
tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le haya
mandado hablar o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que
morir. Y en caso de que digas en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que
Jehová no ha hablado?”, Cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la
palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado.
Con presunción la habló el profeta’.
Y Jeremías 14:14 añade: ‘Falsedad es lo que
los profetas están profetizando en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he
ordenado ni les he hablado. Una visión falsa y adivinación y una cosa que nada
vale y la artimaña de su corazón es lo que ellos les están hablando
proféticamente’.
De nuevo los de Brooklyn afirmaban que los
Testigos no profetizaban en nombre de Dios. Entonces ¿en nombre de quién
profetizaban?
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