2.- Prólogo
Para la adquisición del grado de profesor
de Historia en 1995 contribuí con este breve resumen monográfico sobre el
imperio neobabilónico.
Dado que no existe una ingente cantidad de
datos acerca del mencionado imperio, el número de páginas aquí escritas resulta
ser escaso para una tesis académica, aunque para el fin ahora propuesto se da
por suficiente la presente monografía.
Como durante la vida del imperio
neobabilónico tuvieron lugar la destrucción de Jerusalén y los tres destierros
de los judaítas -cuatro si tenemos en cuenta los deportados de la nobleza
hierosolimitana en el año de ascenso de Nabucodonosor-, se hace obligatorio
aportar alguna información sobre los judaítas de ese tiempo, información que
proviene de la Biblia, por lo que se citan varios pasajes bíblicos que tienen
relación con el imperio neobabilónico, particularmente los relativos a la
deportación a Babilonia.
Se da en llamar judaítas a los habitantes
de la nación de Judá al tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la
liberación del cautiverio babilonio la nación pasó a llamarse Judea y de ahí el
nombre de judíos.
El nombre de Judea fue impuesto, no se sabe
exactamente cuándo, porque la antigua nación de Judá -relativa a la tribu de
Judá, que era mayoría en Jerusalén- fue ocupada un siglo atrás por samaritanos
que huyeron de la toma de Samaria por los asirios y que se establecieron en las
desérticas zonas de Judá.
Samaria era un auténtico vergel comparada
con Judá, pero los samaritanos que escaparon prefirieron la austeridad del
nuevo territorio a perder la vida o simplemente a estar esclavizados en las
tierras de la potencia militar asiria.
Me baso, aparte de en unos pocos pasajes
bíblicos, en algunas tablillas
cuneiformes descubiertas en las excavaciones de la antigua Babilonia, además de
en los listados de Beroso, Tolomeo y la lista de los reyes en Uruk. Solamente
menciono las tablillas más importantes y que directamente se relacionan con el
caso.
Menciono la bibliografía principal
consultada. No incluyo las consultas a diccionarios y enciclopedias y las
numerosas preguntas a historiadores y catedráticos de Historia para no recargar
este breve opúsculo.
Quien
realmente se interese en todo lo que concierne al imperio neobabilónico puede
encontrar fácilmente la información precisa en cualquier biblioteca pública y
en las enciclopedias, si bien es verdad que no en todas.
Por regla general y por entendimiento
incorrecto, además de por una lectura errónea de los pasajes bíblicos, se
tiende a creer que los judaítas del año 18 del reinado de Nabucodonosor
estuvieron 70 años desterrados en Babilonia, cuando eso no es cierto.
La realidad es que estos judaítas
permanecieron 48 años en Babilonia, desde que Nabucodonosor se los llevó
cautivos hasta Octubre del año 539 antes de nuestra era (a.e.), en que Ciro
conquistó Babilonia.
Se confunden estos supuestos 70 años con el
tiempo en que el templo de Jerusalén estuvo destruído, exactamente 72 años. En
el 515 a.e. se inauguró el nuevo templo, en el año sexto de Darío. Igualmente
se confunden con los 70 años de duración del imperio neobabilonio después de
ser conquistado el imperio asirio por Nabopolasar, padre de Nabucodonosor, en
el año 16 de su reinado.
Cuando el profeta Jeremías habla de 70 años
no se refiere al tiempo de destierro de los judaítas, sino al tiempo que
Babilonia duró como imperio hasta el año de su caída en el 539 a.e.
Los 70 años se aplican a todas las naciones
que antes habían estado bajo el dominio de Asiria y que ahora estaban bajo el
dominio de Babilonia. Y la nación de Judá era una más de las que estuvieron
sometidas a Babilonia; solamente que, por no sujetarse del todo al rey de
Babilonia, sufrieron los castigos de destierro y devastación de la ciudad
capital, lo cual no hubiera ocurrido si se hubieran sometido de buena
gana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario