sábado, 29 de septiembre de 2018

La Biblia de tapas grises

(Del libro HISTORIA EN VERSO DE LA WATCHTOWER Y LOS TESTIGOS DE JEHOVA,
de Teófilo Josefo Tadeo) 

 

Si la que fue Traducción
del Nuevo Mundo, sin cuento
fue la mejor del momento,
¿por qué hoy sale otra edición?

¿Es que, al cambiar las doctrinas,
los textos se han de cambiar
para que puedan cuadrar
con las nuevas disciplinas?

Aquella del Nuevo Mundo,
¿se ajustó a los manuscritos
por autores eruditos
que investigaron profundo?

A voces era un secreto
que, de aquellos cinco en juego,
ninguno sabía griego
ni de hebreo el alfabeto.

Los cinco se limitaron
a copiar de otras versiones
que ya estaban en funciones
y la suya al fin sacaron.

Los textos los adaptaron
a las doctrinas vigentes
que daban como docentes
y así a millones captaron.

Los críticos del momento
no se hicieron esperar
y pudieron demostrar
que aquello era un esperpento.

Si esta Biblia era tan buena,
tan perfecta y elocuente,
¿cómo es que otra diferente
sale en su lugar a escena?
 
 
 
 

jueves, 27 de septiembre de 2018

Superintendentes viajantes

(Del libro 'Historia en verso de la Watchtower y los testigos de Jehová, por Teófilo Josefo Tadeo)
 

Ese tomo impresionante
que llaman la Didaché,
resume bien el por qué
se le recibe al viajante.

El viajante da alicientes,
visita congregaciones
y hoy tiene comparaciones
con los superintendentes.

La Didaché siempre ha sido
un manual para cristianos
escrito por viejas manos
en un tiempo ya perdido.

Se dice en él que el viajante
se quedará un solo día
o dos por más simpatía;
si está tres es un farsante.

Y al irse se le dará
comida para el sendero;
pero si pide dinero,
falso profeta será.

domingo, 23 de septiembre de 2018

A la vuelta de la esquina

 
(Insertamos, con permiso del autor, Teófilo Josefo Tadeo, 
algunos chascarrillos y poemas del libro
'Historia de la Watchtower y los testigos de Jehová')
 

Se oye en la predicación
esta singular doctrina:
que ya está el Armagedón
a la vuelta de la esquina.

Y se pregunta el oyente
que dónde estará la esquina,
que no se la ve en oriente,
ni en occidente, ni en China.
 
En el siglo antes del veinte
se predicó que, en el año
setenta y cuatro, presente
ya estaba el Cristo en su escaño.
 
Que cuarenta años después,
por el catorce, estaría
el mundo entero al revés
y que el Cristo intervendría.

Pasó el catorce y el mundo,
si mal enfrascado en guerra,
continuó con su rumbo
y nadie enmendó la Tierra.
 
Después, por el dieciocho,
se anunció el fin religioso;
mas quedó como Pinocho
quien habló: fue un mentiroso.
 
Ya cerca del veinticinco
dijo el Ruther que profetas
darían todos el brinco
al sonido de trompetas.
 
También dijo que millones
no morirían jamás;
después de hacerse ilusiones,
la palmaron muchos más.

Y más tarde, hagan memoria,
el setenta y cinco vino
con seis mil años de historia
y un predicar peregrino.
 
Soltó prédica el 'esclavo'
con lo del Armagedón,
mas tampoco dio en el clavo:
fue mala interpretación.

Hubo hermanos que muy prestos
vendieron hasta la moto
y quedaron descompuestos
y con el bolsillo roto.

Dejaron hasta el trabajo
y después de predicar
por toda senda y atajo,
no vieron el fin llegar.
 
Los de Brooklyn se excusaron
y, cortando por lo sano,
dijeron que malgastaron
muchos su dinero en vano.

Que el 'esclavo' nunca dijo
que el Armagedón llegara,
que todo fue un revoltijo
que llevó a falsa algazara.
 
Que ahora es asunto importante
reajustar el pensamiento
y al 'esclavo' en adelante
mostrarle sometimiento.
 
Quien demostró inteligencia
salió al punto de estampida,
ante la clara evidencia
de enseñanza tan torcida.
 
En la década final
del veinte, ¡qué erudición!,
dio el cambiazo doctrinal
lo de la generación.
 
Y entrado ya el veintiuno,
que este detalle no escape,
se consideró oportuno
dogmatizar el traslape.
 
Hoy se enseña con urgencia
que el fin está muy cercano
y quien muestre indiferencia
no es más que un vulgar mundano.
 
Lleva la predicación
más de un siglo de bocina
y aún está el Armagedón
a la vuelta de la esquina.

 

 

 

miércoles, 19 de septiembre de 2018

La prohibición de las transfusiones no es bíblica

 


    En Génesis se lee que Dios le dio al hombre el alimento vegetal y no el animal. Después del Diluvio le permitió comer carne de animales, a condición de que los desangrase y vertiese la sangre en tierra. De esa manera el hombre que mataba un animal para comer no era responsable de la muerte de dicho animal. Pero si comía la sangre, se hacía responsable de esa muerte.

    En las transfusiones de sangre no se mata a nadie. En Hechos de Apóstoles se lee que el cristiano proveniente del paganismo (referido al cristiano de Antioquía) no debería, para no ofender a los cristianos judíos, comer carne de animal que no hubiera sido desangrado. Se refiere únicamente a la sangre de animales sacrificados para comer. Más tarde el apóstol Pablo escribía diciendo a los cristianos que comiesen todo lo que se vende en las carnicerías. Y en aquellas carnicerías se vendía carne de animal no desangrado.

    Una transfusión no es lo mismo que comer sangre. En la transfusión la sangre pasa directamente al torrente sanguíneo. En el acto de comer, la sangre se descompone mediante la digestión.

    Dado que en las transfusiones no se mata a nadie, quien recibe la transfusión no es responsable de ninguna muerte. La sangre aporta vida al organismo. Jesucristo dijo que quien no bebiera su sangre no tenía parte con él, si bien se trataba de un simbolismo. Pero el caso es que Jesucristo habló de ‘beber su sangre’.

    Desde 1945 la dirigencia de los testigos de Jehová tiene prohibidas las transfusiones. En un principio decía la dirigencia que tomar las fracciones de la sangre, como las albúminas, era pecado craso que la Biblia condena. Hoy día dice que no es pecado y deja las albúminas a la conciencia de la persona. A partir de mediados de 1961 comenzaron las expulsiones de quienes se transfundían.

    Desde entonces ha habido miles de muertes entre los testigos de Jehová que se han negado a ser transfundidos. Mueren pensando que son fieles a Dios, en la creencia de que El prohíbe las transfusiones de sangre. En los años cincuenta y sesenta murieron muchos que no aceptaron una transfusión de albúmina, creyendo que la palabra de Dios lo prohibía. Después la gerencia de los Testigos dejó el asunto a la conciencia. ¿Quiénes son responsables de todas aquellas muertes?

    El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, cuerpo que fue creado en 1971, continúa aferrado a la información que daban los antiguos manuales de enfermería, los cuales aún catalogan los componentes de la sangre en: plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Esta catalogación se realiza a efectos informativos generales, pero no es del todo científica.

    Los manuales de Medicina exponen, a efectos generales, que los componentes principales de la sangre son dos: el plasma (55%) y los glóbulos rojos (45%). Las plaquetas son consideradas como porciones suspendidas en el plasma.

    Los glóbulos blancos no forman parte de la composición de la sangre. Estos glóbulos se encuentran de paso en el torrente sanguíneo y van de unos órganos a otros. Los órganos tienen muchos más glóbulos blancos que los que provisionalmente tienen la sangre. Cuando una persona recibe un riñón trasplantado, recibe también millones de glóbulos blancos. La leche materna que la madre da al bebé contiene infinidad de glóbulos blancos. Naturalmente, siempre ha de haber glóbulos rojos en la sangre. Lo contrario indicaría que los órganos no los producen.

    Pero la división científicamente más importante que hoy se hace de los componentes sanguíneos es la que se utiliza para extraer las sustancias que han de aplicarse a los pacientes. Según esta clasificación, los componentes principales de la sangre son: Agua (80%), hemoglobina (15%), albúminas (3%) y globulinas (2%).

    Esto está de acuerdo con la división de: 1) Plasma, que contiene un 93% de agua y un 8% de albúminas y globulinas, incluídas las plaquetas. 2) Glóbulos rojos, que contienen agua y un gran porcentaje de hemoglobina, que es la que da el color rojo a la sangre. La hemoglobina es tratada por los testigos de Jehová como una fracción cuya transfusión se deja a la conciencia, algo que muchos testigos ignoran y se dejan morir por ello.

    Según la composición química de la sangre en: agua, hemoglobina, albúminas y globulinas, composición que marca la pauta para la extracción de las sustancias más convenientes para su aplicación en el paciente, los testigos de Jehová están permitiendo transfundirse los elementos principales de la sangre, a los cuales llaman fracciones sin serlo.

    De todas maneras los componentes de la sangre no son sangre, tal como los componentes del agua no son agua. El agua se compone principalmente de hidrógeno y oxígeno y ninguna de estas sustancias por separado es agua. Y los componentes de la sangre por separado no son sangre; así no es sangre el plasma ni los glóbulos rojos ni las plaquetas. Los glóbulos blancos ya hemos adelantado que no son parte de la sangre, sino que están de paso en el torrente sanguíneo. Según han manifestado varios superintendentes, esto está actualmente en estudio en el despacho del Cuerpo Gobernante y no extraña que cualquier día se decidan sus miembros a publicar que los glóbulos blancos se dejan a la conciencia de cada cual, dado que tales glóbulos son un proceso natural en la alimentación materna del bebé y la Biblia por tanto no los prohíbe.

    La Biblia no indica cuáles son los componentes de la sangre. Todo es una aceptación de un grupo humano que valora más la opinión de un tratado de enfermería que ya está obsoleto por existir otras clasificaciones de la sangre más científicas y acordes con la realidad sanitaria. Y este grupo humano es el que en los años cincuenta escribió en las Atalayas que transfundirse albúmina extraída de la sangre era pecado, pero que mucho tiempo después suprimió tal enseñanza y dejó a la conciencia de cada cual la transfusión de albúmina, cuando ya muchos habían muerto por negarse a transfundirse albúmina.

    De los dos centenares de testigos de Jehová que mi equipo de redactores ha entrevistado discretamente, algunos de ellos ancianos de congregación, más de la tercera parte no está de acuerdo con la extraña doctrina de la prohibición de transfundirse sangre. Sabemos que muchos se transfunden en secreto en los hospitales. La gerencia de los Testigos tendrá que desmontar tarde o temprano toda la filosofía que se ha fabricado en torno a las transfusiones sanguíneas, cuya prohibición no es bíblica de ninguna de las maneras.

    Fred Franz, vicepresidente de la Watchtower, fue quien en 1945, apoyado por unos pocos de ideas no bíblicas, inventó el asunto de las transfusiones, al pensar que transfundirse sangre era lo mismo que comerla. Un solo individuo, que mentalmente estaba trastornado al creer que Dios lo había designado como guía espiritual, marcó la doctrina más controvertida de los testigos de Jehová. Y hoy el Cuerpo Gobernante tiene las manos atadas porque cambiar todo esto puede tener drásticas repercusiones en la grey. Puede ocurrir lo que en 1926, que se perdió el 73% de los Estudiantes de la Biblia.

      

miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿Dice la Biblia que la gran muchedumbre aparecería en 1935?

 


    -Pedro, tú que eres anciano de congregación, sabrás responderme a la cuestión siguiente.

    -Tú dirás, Juan.

    -La gran muchedumbre apareció en 1935, ¿verdad?

    -Así es.

    -Y fue el propio Rutherford quien estableció eso.

    -Bueno, más que establecer… él se basó en la Biblia, Juan.

    -¿Cómo pudo basarse en la Biblia, si la Biblia misma dice que la gran muchedumbre no aparece hasta después de la gran tribulación?

    -Me sorprende que digas eso, Juan.

    -Es lo que dice Apocalipsis 7:14. Ahí se menciona que la gran muchedumbre sale de la gran tribulación.

    -Bueno… si sale es porque entró.

    -Sí, pero con el nombre de gran muchedumbre solamente se le conoce cuando sale de la gran tribulación, no antes. Y en 1935 nadie salió de la gran tribulación.

    -Claro, nadie salió… Pero poco importa el nombre que tuviera antes esa gran muchedumbre.

    -Importa mucho porque resulta que son los 144.000 los que entran en la gran tribulación y salen de ella como gran muchedumbre.

    -¿Qué…? Pero qué barbaridad me estás contando, Juan…

    -Es lo que dice la Biblia, Pedro.

    -¿Cómo es eso?

    -Porque los ángeles están reteniendo los vientos de la gran tribulación hasta que no terminen de sellar a los 144.000.

    -Sí, Apocalipsis 7…

    -Y unos versículos más adelante se dice: ‘Después de estas cosas…’ ¿Qué cosas son esas, Pedro?

    -Pues… no sé exactamente.

    -Es evidente que se refiere a que los ángeles han soltado ya los vientos de la destrucción y por tanto los 144.000 entran en la gran tribulación. Y unos versículos más adelante se dice que estos que salen de la gran tribulación constituyen la gran muchedumbre.

    -Bueno… No sé qué decirte, Juan. Estos versículos hay que entenderlos como el esclavo dice. Porque aunque la Biblia diga blanco, si el esclavo dice negro, es negro.

    -¿Para ti es más importante el esclavo que la Biblia?

    -Sí, Juan. Lo que diga el esclavo es lo que tenemos que acatar. Y si mañana el esclavo cambia el entendimiento, eso es lo que hemos de aceptar. No importa las veces que lo cambie.

    -Ya… Tú eres ‘esclavista’ más que ‘biblista’.

    -¿Cómo?

    -Nada, no he dicho nada. Decía que Rutherford sacó a relucir la gran muchedumbre en 1935 porque los 144.000 estaban a punto de sobrepasar su número y eso iba en contra de la doctrina en vigor. Por cierto, los de la gran muchedumbre no estaban considerados cono testigos de Jehová. Solamente los ungidos. Y esto sigue en pie todavía.

    -No sé qué decirte Juan… Y a todo esto, ¿cuál es el problema?

    -Pues que, como ya te adelanté, en 1935 no aconteció la gran tribulación y por tanto no podía salir de ella la gran muchedumbre.

    -Bueno, visto así…

    -No hay otro modo de verlo, Pedro.

    -Me dejas intrigado, Juan…

    -Y otra cosa: esa gran muchedumbre está de pie delante del trono de Dios en el templo.

    -Digamos que en la parte terrestre del templo, Juan.

    -La palabra que aquí se traduce templo es versión del vocablo griego ‘naós’, que literalmente se traduce como santuario del templo. Si en el texto apareciera la palabra ‘hieron’ podría traducirse como templo, ya que ‘hieron’ se refiere al conjunto del templo, patios y santuario incluídos.

    -No capto lo que quieres decirme, Juan.

    -Pues que los traductores de la TNM tenían que haber escrito en el versículo 15 que la gran muchedumbre está en el santuario del templo. Y a ese santuario solamente accedían los sacerdotes y ahora, según el esclavo, los 144.000.

    -¿Entonces el templo no es terrestre?

    -No, porque ‘naós’ se refiere al santuario del templo que está en el cielo. Mira lo que dice Apocalipsis 14:17.

    -Apocalipsis 14:17… Sí, aquí lo tengo. ‘Y otro ángel salió del santuario del templo, que está en el cielo’. ¡Caray!

    -Y, hablando de la gran muchedumbre, en Apocalipsis 7:15 el texto dice: ‘Están delante del trono de Dios y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo’. ¿Por qué aquí los traductores de la TNM no han puesto ‘santuario del templo’, si la palabra griega es ‘naós’, que se traduce por santuario del templo y no como templo a secas?

    -Vaya…

    -Lo han hecho para que el lector no se dé cuenta de que la gran muchedumbre está en el cielo, es decir en el santuario del templo celestial, al igual que los 144.000, porque resulta que unos y otros son los mismos con distintos nombres.

    -Pues me dejas turulato, Juan…

    -Otro día seguimos hablando de los 144.000.

    -Bueno, espero que me des buenas pruebas. Pero que conste que si el esclavo no publica esto en las atalayas, no podré aceptarlo.

viernes, 7 de septiembre de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (27)

(Traducción del libreto de John Power)


Replanteamientos doctrinales

    El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová debería, por lo menos:  

    Corregir lo fundamental de sus doctrinas, de acuerdo con la verdad histórica y con la propia Biblia, y no con la aceptación doctrinal antibíblica que Russell heredó de los adventistas y que jamás fue corregida.

    Corregir en su versión de la Biblia TNM el texto de Jeremías 29:10 para que esté de acuerdo con los manuscritos hebreos. Para ello debe indicar claramente, mediante la preposición correcta en el texto, que el profeta se refiere a Babilonia y no al tiempo que los judaítas pasaron en el destierro babilonio.

    Aclarar que Jerusalén no fue destruída por Nabucodonosor en el 607 a.e.c., sino en el 587 a.e.c., de acuerdo con la Historia comprobada, con las ciencias de la Arqueología y la Astronomía y con la propia Biblia.

    Aclarar que los judaítas no estuvieron setenta años desterrados después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado. Jeremías escribe a los desterrados del año 7-8 de Nabucodonosor y a estos les aplica los setenta años.

    Aclarar que Nabucodonosor subió al trono en el 605 a.e.c., como demuestran la Historia, la Arqueología y la Astronomía, y no en el 625 a.e.c. El 625 a.e.c. era el año primero de Nabopolasar, que había ascendido al trono en el 626 a.e.c. Con él dio comienzo el imperio neobabilónico.

    Aclarar que los listados de Beroso y Tolomeo son correctos y están de acuerdo con la Lista de los Reyes en Uruk y con la estela de Adad Guppi, así como con las decenas de miles de tablillas cuneiformes descubiertas en las excavaciones de la antigua Babilonia.

    Aclarar que no hubo un cuerpo gobernante de apóstoles en el primer siglo.

    Aclarar que Jesucristo, los apóstoles y los primeros cristianos no predicaban de puerta en puerta por las casas.

    Aclarar que la gran muchedumbre y los 144.000 son los mismos individuos y no se trata de dos grupos diferentes.

    Aclarar que al rey de Babilonia se le pidieron cuentas en el 539 a.e.c., cuando dejó de reinar, y no en el 537 a.e.c., pues en ese año ya no existía el rey de Babilonia.



Fin de la traducción del libreto 'Replanteamientos doctrinales'.