sábado, 31 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (58)


Citas de la Septuaginta en los evangelios (2)

    La atribución del primer evangelio al apóstol Mateo se basa en la tradición de los llamados primeros padres de la Iglesia, de quienes se conocen los escritos a ellos atribuídos, mas nada se sabe de su real existencia, salvo lo plasmado en la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, el ‘padre de la historia de la Iglesia’. Se sospecha incluso que los ‘padres de la Iglesia’ son pura invención de Eusebio. Es más, se sospecha que todo el Nuevo Testamento, evangelios incluídos, con sus citas de una Septuaginta traducida tardíamente por miembros de la Iglesia, sean ficción de Eusebio y algún colaborador más.
    Una de las citas más controvertidas que hace el escritor del primer evangelio en Mateo 1:22 y 23 es la del pasaje de Isaías 7:14. Tal cita ha sido tomada de la parte de la versión de la Septuaginta traducida por la Iglesia y no de la versión hebrea, lo cual hubiera sido lo más lógico de haber sido judío el escritor del mencionado evangelio, que además escribió para los judíos y no para los gentiles. En Mateo se lee, relativo al nacimiento de Jesús en Belén: ‘Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros’ (Biblia de Jerusalén). Ya de entrada es de observar que al recién nacido en Belén no se le impuso el nombre de Emmanuel, sino el de Jesús.
    El texto de Isaías 7:14, tal como lo presentan las versiones bíblicas basadas principalmente en la Septuaginta, dice: ‘Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel’ (Biblia Reina-Valera). Las versiones basadas en las Escrituras hebreas o Tanaj ofrecen el versículo de Isaías en términos algo diferentes, pero que vienen a ser idénticos a los que publica la Sociedad Bíblica en La Biblia por Internet: ‘Pues el Señor mismo os va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel’. (Isaías 7:14).
    Dos importantes diferencias con la Septuaginta se aprecian en la biblia hebrea, de la que aquélla es una traducción al griego, aunque no todo lo fiel que pudiera desearse. La primera diferencia es que las versiones hebreas especifican que la mujer ‘está encinta’, es decir, que el relato habla en tiempo presente y no futuro. En cambio, las versiones basadas en la Septuaginta indican que la mujer ‘concebirá’, hablando de un tiempo futuro. La segunda y no menos importante diferencia estriba en que las versiones griegas de Isaías 7:14 hablan de ‘la virgen’, en tanto que las hebreas mencionan ‘la joven’. Se trata de un error, posiblemente no involuntario, en la traducción que la Iglesia realizó del hebreo al griego del libro de Isaías, uno de los muchos que no fue traducido al griego por ‘los setenta’ en el siglo III a.e.c., ni por otros eruditos en el siglo II a.e.c., como se quiere hacer creer, contradiciendo al historiador Josefo.
    En las Escrituras hebreas, Isaías 7:14 emplea la palabra ‘almah’. Este vocablo se refiere en términos generales a una mujer joven, sin especificar si es o no virgen. Puede ser una mujer soltera o casada, pero joven. Hemos de tener en cuenta que la virginidad no es exclusiva de la juventud. Una mujer anciana puede haber permanecido virgen toda su vida. De manera que el vocablo hebreo ‘almah’ se traduce apropiadamente al castellano por ‘la joven’. Si Isaías 7:14 se hubiera referido a una virgen, hubiera empleado la palabra ‘betulah’, que en castellano se traduce por ‘virgen’; pero el caso es que la palabra hebrea que figura en el precitado versículo es ‘almah’, mujer joven, y no ‘betulah’, mujer virgen.
    Cuando los que en un tiempo muy posterior al siglo I tradujeron las Escrituras hebreas al griego se toparon con Isaías 7:14, el término hebreo ‘almah’ lo tradujeron con la palabra griega ‘parthenos’, que traducido significa ‘virgen’. Si bien en contadísimos casos la palabra ‘parthenos’ se ha aplicado a una joven que dejó de ser virgen recientemente, como en el caso de Dina, lo cierto es que ‘parthenos’ reviste siempre el significado de virgen. Lo más apropiado es que el vocablo griego ‘parthenos’ se hubiera aplicado a la palabra hebrea ‘betulah’, si hubiera sido ésta la recogida en Isaías 7:14; pero el caso es que, erróneamente o no, se tradujo la locución hebrea ‘almah’ con la griega ‘parthenos’. Posteriormente, cuando se transcribió de la Septuaginta griega al latín, el término griego ‘parthenos’ se vertió como ‘virgo’, de donde la traducción castellana a su vez asumió la palabra ‘virgen’.
    Si se hubiera traducido imparcialmente el pasaje de Isaías 7:14 directamente del hebreo al castellano, se hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no ‘virgen’. Y si el escritor del evangelio de Mateo se hubiera guiado por la versión hebrea de las Escrituras, hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no la de ‘virgen’; pero, puesto que el escritor de Mateo no era judío, vertió en su evangelio el pasaje de Isaías de la traducción eclesiástica griega de la Septuaginta.




viernes, 30 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (57)


Citas de la Septuaginta en los evangelios (1)

    Existen dos grupos de versiones de la Tanaj o Antiguo Testamento, a saber: el grupo de escritos en hebreo y el de los escritos en griego. Estos últimos parten del siglo III antes de la era cristiana (a.e.c.), cuando, según se cuenta, un grupo de setenta y dos intelectuales, a petición de la Biblioteca de Alejandría, tradujo del hebreo al griego la Torah o Pentateuco (cinco primeros libros de la Biblia, de Beresit a Debarim o Génesis a Deuteronomio). Es la llamada Septuaginta o Biblia de los Setenta, si bien tal exagerada cantidad de intérpretes se basa en una leyenda. La creencia general es que los traductores de la Septuaginta vertieron al griego toda la Tanaj (Viejo Testamento), lo cual no es exacto.
    El historiador judío Flavio Josefo, en el prólogo de su obra ‘Antigüedades judaicas’, escribe a finales del siglo I de la era cristiana que los setenta se limitaron a traducir únicamente los libros de Moisés o la Torah, y ésa era la parte de la Septuaginta que se conocía en su tiempo. Es lo que también manifiesta el Talmud en su novena Meguilá. El resto de la biblia hebrea, incluídos los profetas y los salmos, fue evidentemente traducido al griego por miembros de la incipiente Iglesia.
    Los eclesiásticos argumentan que toda la Tanaj estaba traducida al griego para el siglo II a.e.c.; pero el historiador Josefo no es de esa opinión y, como se ha adelantado, a finales del siglo I solamente se conocían vertidos al griego los cinco libros de la Ley mosaica. Por tanto, después del primer siglo fue cuando se tradujo al griego el resto de los libros de la biblia hebrea, que se añadieron a la Septuaginta haciendo creer piadosamente a los lectores que esas traducciones eran más antiguas.
    Ni qué decir tiene que los judíos utilizaban en el Templo y en sus sinagogas la versión hebrea de las Escrituras y no la griega o Septuaginta. Jesús de Nazaret leería evidentemente de los rollos de las escrituras hebreas y no de la traducción griega, por mucho que los eclesiásticos quieran defender el segundo punto. Jesús no pudo haber leído del rollo de Isaías de la Septuaginta porque en su tiempo no existía esa parte de la versión griega.
    Se imputa el primer evangelio al apóstol de Jesús, Mateo Leví, de quien se asegura que lo redactó en hebreo para los judíos. No obstante, de su lectura se deduce que el escritor del evangelio de Mateo no pudo haber sido judío, dado que citó textualmente de pasajes de la Septuaginta griega y no de las Escrituras hebreas, lo cual es inconcebible en un judío. Algo asimismo inexplicable es que un judío del primer siglo escribiera que Jesús se rodeó de multitudes en varias ocasiones, cuando por la historia se sabe que los romanos, que temían sublevaciones, no permitían, fuera del ámbito del Templo, reuniones multitudinarias en Judea. Las concentraciones de multitudes e incluso de pequeños grupos, sobre todo las celebradas a campo abierto, eran disueltas por la fuerza con resultados mortales en algunos casos.
    Se asegura que Mateo escribió su evangelio hacia mediados del primer siglo. De ser esto cierto, cabe preguntarse cómo es que Mateo cita de Isaías según la Septuaginta, siendo el caso que la traducción de Isaías al griego ni siquiera estaba disponible a finales del siglo I, según Josefo. Si a finales del siglo I no se conocía aún la traducción griega de Isaías, menos se conocería a mediados del mismo siglo, cuando se supone que Mateo redactó su evangelio. Una de dos, o las citas que Mateo hace de la Septuaginta se insertaron después del siglo I, o todo el evangelio de Mateo fue redactado después de ese primer siglo. Lo mismo puede decirse de todo el Nuevo Testamento, que cita de una parte de la Septuaginta que en el siglo I no existía.
    Mediante las citas de los antiguos profetas, los evangelistas intentan demostrar que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido. Sin embargo, todas esas citas son de los libros proféticos de la Septuaginta, libros que no se tradujeron hasta después del siglo I. Las citas de la Septuaginta aparecen sorprendentemente en unos evangelios que se suponen escritos antes de que existieran las traducciones griegas de los libros de los profetas. Si retiramos esas citas proféticas de los evangelios, éstos se quedan sin el fundamento, a saber, tratar de probar que Jesús era el Mesías. Así, pues, dado que la base de los evangelios es la demostración mesiánica de Jesús mediante las citas de la Septuaginta, y dado que la traducción griega de los profetas no se conocía a finales del siglo I, los evangelios no pueden ser anteriores al siglo II.
    Por lógica su autoría no puede ser de los cuatro evangelistas a los que se les atribuye su composición. Los autores de los evangelios, o tal vez un solo autor, habría que buscarlos en los primeros tiempos de la Iglesia y no precisamente en los tempranos siglos II y III. Lo más probable es que, con carácter pseudo histórico retroactivo, partan de principios del siglo IV, y no solamente los evangelios, sino también los escritos paulinos, pues son constantes en ellos las citas proféticas según la traducción de la tardía Septuaginta.



miércoles, 28 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (56)


El capítulo 21 añadido al evangelio de Juan

    Casi todos los eruditos bíblicos están de acuerdo en que el capítulo 21 del evangelio de Juan es un añadido posterior, presumiblemente del siglo VI. La Vetus, que se creía anterior, pudiera ser únicamente un conjunto de hojas sueltas deficientemente traducidas de los códices de Eusebio por clérigos que imitaban la caligrafía de otros tiempos.
    La Nueva Enciclopedia Católica, página 1080, menciona que ‘el capítulo 21 (de Juan) fue agregado después, y por consiguiente, será considerado como un apéndice al Evangelio’. Este capítulo 21 falta en los dos códices más antiguos -probablemente dos de las cincuenta copias escritas en griego por Eusebio de Cesarea en el siglo IV-, como son el Sinaíticus y el Vaticanus. Tales códices tampoco dan cuenta de la resurrección de Cristo, salvo en algunos lugares cuyo texto original fue raspado en siglos posteriores e inserto en su lugar un nuevo texto, según detectan los análisis por rayos ultravioletas.
    Es lógico que, al concluir el capítulo precedente, el 20 -con la mención de que ‘Jesús hizo otros milagros no escritos en este libro, pero que éstos se escribieron para tener fe en que Jesús era el Cristo’-, toda explicación en un capítulo posterior sobra. De paso hemos de recordar que no se sabe quién escribió el evangelio de Juan. La atribución al apóstol de dicho nombre es tan solo una tradición de la iglesia católica, que asegura que ya los cristianos precedentes creían que el escritor del evangelio fue el apóstol Juan, pero que no hay base para tal afirmación, pues toda mención es obra de los personajes de Eusebio de Cesarea.
    Eusebio pone porciones de los evangelios en boca de algunos padres apostólicos; sin embargo, se sospecha que Eusebio fue el inventor de todos los padres apostólicos y apologetas anteriores al Concilio de Nicea en 325. Su Historia Eclesiástica la concibió como producto de su propia mente para tratar de demostrar que los obispos de Roma eran los sucesores de los apóstoles. De ahí que el capítulo 21 de Juan insinúe en sus versículos 15 a 17 la primacía episcopal del apóstol Pedro sobre las ovejas de la cristiandad, con las frases ‘apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas’.
    Los clérigos y pastores, sean católicos, protestantes u ortodoxos, por lo general no quieren aceptar que el capítulo 21 de Juan es un añadido posterior al evangelio y se estrujan el cerebro tratando de buscar mil y una razones dogmáticas o teológicas para defender lo genuino de dicho capítulo evangélico. Algunos, muy pocos, arguyen que, efectivamente, se trata de un añadido posterior, pero que fue el mismo apóstol Juan el que lo añadió después de haber escrito el evangelio, para ampliar detalles. Los fieles de las diversas ramas del Protestantismo admiten toda la Biblia como divinamente inspirada, incluídos los libros neotestamentarios, sin tener en cuenta que esta segunda parte de la Biblia fue tamizada y corregida por la Iglesia Católica antes de la invención de la Imprenta y, por supuesto, antes de que los protestantes se separaran de su seno.
    Cuando la Imprenta se estableció hacia 1459, precisamente con la edición de la Biblia, ya pocos retoques podían hacerse en los códices. Con todo, los dos códices más antiguos, tan diferentes de los posteriores, testifican de la falsificación terminada de efectuarse antes del siglo XV o en su mismo comienzo. Fue probablemente entonces cuando se amplió el evangelio de Lucas, añadiéndole capítulos y versículos sacados de los evangelios de Mateo y de Marcos, como la que se conoce como ‘Gran Inserción’, que abarca los capítulos y versículos de Lucas 9:51 a 18:14.        
    En el versículo 11 del capítulo 21 de Juan se lee que los apóstoles arrastraron hasta la orilla la red con la que habían pescado y contaron ciento cincuenta y tres peces grandes. El simbólico número 153 se consideraba mágico y lo empleaban los cabalistas, judíos que seguían una doctrina esotérica y creían ver en la numerología la razón de la existencia y función de las cosas. El 153 es, por tanto, un número esotérico. Está compuesto por la suma de los números que van correlativos del 1 al 17.
    Precisamente el 17 estaba también considerado como número mágico por ser la suma del 8, que representa lo masculino, y del 9, lo femenino. El 8 era el número del Sol, en tanto que el 9 era el de la Luna. El Sol representaba en las antiguas religiones a la fecundadora divinidad masculina, mientras el 9 era el número de la diosa madre universal. La unión de ambos originaba el número 17, cuya suma de cifras da 8. Y la suma de los 17 primeros números origina el 153, cifras que suman 9.       
    El 153 tiene diversas propiedades matemáticas asombrosas. Por ejemplo, es el número más pequeño que puede ser expresado como la suma de los cubos de sus dígitos: (1 x 1 x 1) + (5 x 5 x 5) + (3 x 3 x 3) = 153. El 153 es divisible por 1, 3, 9, 17 y 51. La suma de estos divisores da 81, que también equivale a un cuadrado perfecto de medida 9 x 9. Por último, el 153 dividido por la suma de sus cifras (1 + 5 + 3 = 9) da 17, que es el número mágico que lleva al 153 tras sumar los números 1 al 17.
    El capítulo 21 de Juan es evidentemente espurio y presenta numerología simbólica y esoterismo a través del antiguo número mágico 153. Por tal razón, y por ser un añadido posterior, muchos creyentes se preguntan si puede un verdadero cristiano tomar dicho capítulo como verdadera Palabra de Dios.   

lunes, 26 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (55)


El libro ‘El misterio terminado’, de Woodworth

    A finales de 1917 la Watchtower Bible and Tract Society of Pennsylvania publicó el libro ‘The finished mystery’ (El misterio terminado), del que se imprimieron aquel año 850.000 ejemplares, escrito por Clayton Woodworth y George Fisher, miembros de la gerencia del movimiento de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, bajo la presidencia de Joseph Franklin Rutherford.
    Woodworth había declarado en la Asamblea de Estudiantes de la Biblia de 1913, en Asheville, Carolina del Norte, lo que después fue publicado en el "Thirteenth Souvenir Report", en cuyas  páginas 274 y 275 se lee: “Mi mente se desequilibraba y llegué a caer directamente bajo la influencia de los espíritus malignos, hasta tal punto que durante tres días estuve completamente bajo su control demoníaco… Antes de aquel momento había preparado un libro de treinta y seis páginas contra la dedicación… Ahora comprendo que todas estas escrituras eran sugeridas a mi mente por espíritus malignos”.
    Cuatro años después Woodworth, que admitió que los espíritus le inspiraban a escribir, se mostraba como el autor de gran parte del material del libro ‘El misterio terminado’ y que Rutherford presentó por sorpresa en el comedor del centro editorial de la Watchtower, repartiendo un ejemplar a cada uno de los presentes. Rutherford trató de colar el libro como si fuese la obra póstuma del pastor Russell e incluso lo citó como el séptimo volumen de los ‘Estudios en las Escrituras’, colección de seis tomos escrita por Russell años antes de 1914 y de la cual el propio Russell argumentaba que no era necesaria la lectura de la Biblia si se estudiaban esos seis volúmenes.
    El contenido de ‘El misterio terminado’ desató agudas controversias entre los miembros del movimiento religioso de Estudiantes de la Biblia -particularmente contra Rutherford por permitir su publicación-, a resultas de las cuales algunos terminaron de abandonar las filas. Aducían que el libro estaba lleno de barbaridades que nada tenían que ver con la enseñanza bíblica y que más parecían disparates diabólicos.
    En las páginas 126 y 127 de ‘El misterio terminado’, Woodworth escribe que ‘esta obra está bajo la supervisión del Señor’, queriendo significar que todo su contenido estaba libre de error y que por tanto era la verdad escueta. Con el tiempo la obra fue desechada por la propia Watchtower porque no contenía verdad alguna, antes al contrario, se la encontró plagada de insultos e ingentes disparates ajenos al contenido bíblico, por lo que su propagación equivalía a divulgar mentiras. He aquí algunas de las disparatadas afirmaciones que se predicaban como verdades:
    Página 188: ‘Miguel el arcángel es el Papa de Roma’. Aquí Woodworth, el escritor, discrepaba con lo publicado en una ‘Watchtower’ (Atalaya) de 1883, donde se decía que Miguel era el propio Jesucristo. Página 85: De ‘leviatán’ (ver Job 42:1) se afirma que es una locomotora. En la página 485, interpretando Ezequiel 24:25,26 el libro afirma, en palabras de Fisher: ‘En el año 1918, cuando Dios destruya las Iglesias al por mayor y a sus miembros por millones…’. En página 68 se lee que ‘algunas Escrituras… prueban que la segunda venida del Señor ocurrió en 1874’.
    En página 421 se lee: “La Sociedad ha publicado y está distribuyendo "El Misterio Terminado", séptimo volumen de Estudios de las Escrituras. No hay nada en éste que no esté en armonía con el plan divino tal como ha sido revelado. Las doctrinas enseñadas ahí están total y claramente en armonía con las del Señor Jesucristo”.
    En 1918, Rutherford y los demás dirigentes de la Sociedad Watchtower fueron citados a juicio por la distribución y contenido polémico del libro ‘El misterio terminado’. Durante su celebración, el señor Rutherford declaró entre otras cosas que ‘el comité ejecutivo instruyó a los señores Woodworth y Fisher para que sometan sus manuscritos para lo que debiera ser hecho’. Se refería a los manuscritos del nuevo libro que habría de ser vendido como el séptimo volumen de Estudios en las Escrituras, aunque no fue obra de Russell.
    Muchos Estudiantes de la Biblia se negaron a distribuir el libro cuando detectaron los graves errores que contenía y viendo que sus profecías no se cumplían. Estudiantes de Australia escribieron en 1919 una crítica del libro en estos términos: ‘Woodworth es muy imaginativo y está naturalmente poseído de una indebida apreciación de sí mismo y de su propio juicio. Habiendo estado ya bajo la influencia de espíritus y teniendo el Séptimo Volumen (El Misterio Terminado) ya delineado, parecería que se dio permiso para colocar sus propias interpretaciones para tener ventaja... Una fuerte corriente de egocentrismo pasa por todo el libro… Hay huellas de espiritismo en varios lugares del libro, y en un lugar el escritor confiesa que únicamente quien ha tenido estas experiencias podría describir la influencia de espíritus malignos en su mente’.
    Para 1929, después de su distribución por millones de ejemplares, dejó de venderse ‘El misterio terminado’, de Woodword y Fisher, así como los seis volúmenes de ‘Estudios en las Escrituras’, de Russell. La evidencia demostró que ninguno de estos libros contenía un solo ápice de verdad bíblica, sino que todos ellos fueron interpretación privada de mentes obtusas que divulgaron erróneas profecías y desequilibrados puntos de vista que arrastraron a multitudes. Por eso dejaron de publicarse.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (54)


La cruz de Cristo, ¿tenía brazos
o era un simple madero vertical?

    ¿Murió Jesucristo en la clásica cruz o en un simple poste vertical? Los evangelios no especifican cómo era la cruz o el madero en que se clavó a Cristo. Pero es significativo que los primeros padres de la Iglesia hayan entendido que la cruz del nazareno no fue un simple madero vertical, sino una cruz, decantándose buena parte de ellos por la del tipo griego.
   Nuestras biblias traducen la palabra cruz de los términos griegos ‘Stauros’ y ‘Xylon’. ‘Xylon’ se refiere al material que lo compone, es decir, la madera. ‘Stauros’ aparentemente designa una estaca vertical, pero tal definición se da por extensión, sin detenerse a considerar su apariencia o forma. ‘Stauros’ puede significar tanto un poste de madera o ‘crux simplex’ como uno con travesaño horizontal o ‘patíbulum’.
    Luciano de Samosata escribió hacia el año 140 su obra ‘El Juicio de las Vocales’. En ella señala que la palabra ‘Stauros’ proviene de la letra griega T (sTAUros), y que por tanto un ‘stauros’ no es otra cosa que una cruz en forma de T, es decir, un madero vertical y otro horizontal superior.     
    Se utilizaban diferentes modelos de cruces para colgar, fuera clavados o amarrados, a aquellos a quienes el estado consideraba malhechores. El modelo con ‘patíbulum’ que se colocaba horizontalmente sobre el madero vertical o ‘stipes’ y que formaba una T, se denominaba ‘cruz conmisa’, y probablemente fuera el más popular entre los romanos, por la facilidad con que el ‘patíbulum’ o madero horizontal podía encajarse sobre el ‘stipes’ o estaca vertical.
    En Palestina los maderos para armar las cruces destinadas a las ejecuciones solían ser de olivo, aunque también se importaba madera de la ciudad siria de Alepo, por lo que generalmente se trataba de cruces de baja altura, que difícilmente alcanzaban los dos metros treinta de altura, como pudieron haber sido aquéllas en que se colgaron a Cristo y a los dos malhechores, cuyos pies no estarían más allá de diez centímetros del suelo.
    Ello parece demostrarlo el hecho de que el centurión alcanzase a clavar su lanza en el pecho de Jesús, además del hecho de haberse aplicado a la boca del nazareno una esponja empapada en vinagre, ensartada en una caña cuyas dimensiones, lanza y caña, no sobrepasarían el metro y medio.
    Era costumbre que el reo transportase sobre sus hombros, hasta el lugar de ejecución el ‘patíbulum’, que los expertos calculan en unos 35 kg. El ‘stipes’ o madero vertical, de más de 110 kg., difícilmente lo hubiera transportado el reo, débil como estaba después de haber recibido el horrible castigo de 40 azotes con látigos en cuyas puntas se ensamblaban unas pequeñas bolas de hierro.
    El ‘stipes’ lo transportaban previamente los soldados y lo encajaban en el suelo, esperando la llegada del reo atado al ‘patíbulum’, al cual arrojaban de espaldas al suelo y lo clavaban o ataban por las muñecas o por lo antebrazos, un brazo en cada extremo, izándolo seguidamente sobre el madero vertical y encajándolo en el extremo superior, sobre cuyo ensamblaje se colocaba finalmente el letrero con el nombre y cargos del condenado, quedando el rótulo sobre la cabeza, en tanto que los brazos quedaban en posición semihorizontal, algo caídos por el peso del cuerpo. Finalmente se clavaban los pies al ‘stipes’, no juntos por su parte delantera, como hasta ahora se creía, sino uno a cada lado del madero, clavados por la parte exterior del talón.
    Es probable que así haya sido en el caso de Jesucristo, de quien el incrédulo Tomás dijo que ‘a menos que vea las señales de los clavos en sus manos, no creeré’. Si las manos de Jesús se clavaron en posición vertical al madero, atravesadas ambas por un solo clavo, mal pudo decir Tomás  ‘clavos’ en plural. De haber sido uno solo, hubiera dicho ‘a menos que vea la señal del clavo en sus manos…’ A no ser, claro, que las manos hubieran sido clavadas, como los pies, una a cada lado del madero vertical. Pero en este caso no hubiera dicho el evangelio que Jesús iba cargado con un madero, es decir, con un ‘patíbulum’.

martes, 20 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (53)


El enigma de los caballos del faraón de Egipto

    Todos los creyentes monoteístas toman el relato bíblico de las plagas de Egipto como un hecho histórico y no como una ilustración que magnificaba al antiguo pueblo de Israel. La incongruencia en el relato puede verse en lo que supuestamente le ocurrió al ganado de los egipcios, y en concreto al ganado caballar, durante las plagas quinta, sexta, séptima y décima. Tomamos oportunamente los textos de la Biblia de Jerusalén, versión apegada fielmente a los viejos manuscritos.
    En el libro de Exodo, 9:3 y 6, leemos sobre la quinta plaga: ‘Mira que la mano de Yahveh caerá sobre tus ganados del campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas; habrá una grandísima peste… Al día siguiente cumplió Yahveh su palabra y murió todo el ganado de los egipcios’.
    Para los literalistas está claro que murió todo el ganado de los egipcios, tanto el ganado vacuno como el ovejuno, el asnal, el caballar y el de los camellos. Los egipcios, pues, se quedaron sin vacas, sin toros, sin bueyes, sin ovejas, sin carneros, sin caballos y sin camellos. Gran desgracia para los de Egipto, pues no pudieron arar los campos ni alimentarse con productos lácteos ni comer carne ni desplazarse grandes distancias para comerciar. Sin animales, mal podía sobrevivir la civilización egipcia. Aquello fue, sobre todo, un gran infortunio para el ejército, pues perdió lo más preciado que tenía: los caballos, imprescindibles para la guerra. Así, los egipcios estaban ahora indefensos, a merced de cualquier enemigo que quisiera invadir sus territorios.
    La sexta plaga la encontramos en Exodo 9:8 y 10, donde leemos: ‘Tomad dos grandes puñados de hollín de horno y que Moisés lo lance hacia el cielo, en presencia de Faraón; se convertirá en polvo fino sobre todo el territorio de Egipto y formará erupciones pustulosas en hombres y ganados, por toda la tierra de Egipto. Tomaron, pues, hollín de horno y, presentándose ante Faraón, lo lanzó Moisés hacia el cielo y hubo erupciones pustulosas en hombres y ganados’.
    Literalmente dice el relato que, tanto a hombres como a animales domésticos, les salieron erupciones pustulosas o diviesos. Pero, ¿no habían muerto los animales egipcios durante la plaga anterior? ¿Cómo es que les salieron tales flemones purulentos a unas bestias ya difuntas?
    En Exodo 9:19-25, analizamos el fluir de la séptima plaga: ‘…el granizo descargará sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo, y cuantos no se hayan recogido bajo techumbre perecerán… Dijo Yaveh a Moisés: ‘Extiende tu mano hacia el cielo, y que caiga granizo en toda la tierra de Egipto, sobre los hombres, sobre los ganados’… ‘El granizo hirió cuanto había en el campo en todo el país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados…’
    Con la expresión ‘el granizo hirió’ entendemos que ‘el granizo hizo perecer’ a hombres y animales que estaban a la intemperie, tal como lo menciona el versículo 19. Y de nuevo la pregunta: ¿Sobre qué ganado de los egipcios descargó el granizo si todo él había perecido en el transcurso de la quinta plaga?
    La décima plaga fue la más terrible. En Exodo, 12:29 y 30, leemos: ‘Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón… hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado… no había casa donde no hubiese un muerto’. Nuevamente la pregunta: ¿Cómo pudieron morir los primogénitos del ganado si habían dejado de existir durante la quinta plaga?
    Como broche de oro del relato, Exodo 14:6 a 28 menciona que el faraón se lanzó con sus carros y caballos en  persecución de los israelitas: ‘Faraón hizo enganchar su carro y llevó consigo sus tropas. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, montados por sus combatientes… todos los caballos, los carros de Faraón, con la gente de los carros y su ejército… Los egipcios se lanzaron en su persecución entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos de Faraón y los carros con sus guerreros… las aguas cubrieron los carros y a su gente, a todo el ejército de Faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera’. Y aún podemos leer en Exodo 15:1, el cántico de Moisés y el pueblo: ‘Canto a Yahveh, pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro’.
    Y de nuevo la cuestión: ¿A qué caballos enganchó el faraón su carro y qué caballos tiraban de los carros del ejército egipcio y qué caballos se ahogaron en el mar, si todos habían muerto de peste cuando el ganado de los egipcios fue castigado con la quinta plaga? Verdaderamente, si se toma el relato de Exodo al pie de la letra, es un auténtico enigma este de los caballos del faraón.


lunes, 19 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (52)


Los testigos de Jehová no son los mayores productores de biblias del mundo

    Resulta una paradoja y es difícil que un cristiano acepte que una de las mayores empresas editoriales de biblias del mundo se encuentre precisamente en un país no cristiano, concretamente en China. Sin embargo, ello es totalmente comprensible cuando se constata que en China hay unos sesenta y ocho millones de personas que profesan alguna forma de cristianismo. No obstante la fundación ‘Amity Printing’, que así se llama la empresa editora de biblias a la que se hace referencia, imprime más que nada por encargo de las iglesias cristianas del mundo entero.
    Amity Printing se fundó en 1988 y tiene su sede en la ciudad de Nanjin, cerca de Shangai. Todos los meses imprime regularmente un millón de biblias en noventa idiomas. Hay meses que superan los dos millones de ejemplares debido a peticiones especiales. Los tomos, de vistosa presentación y con papel de no menos excelente calidad, son reproducciones exactas de las mejores versiones y traducciones bíblicas de la actualidad.  
    La mayoría de las biblias producidas por Amity Printing llegan al público al precio excepcional de solamente un euro en Europa o su equivalente monetario en América. Otros millones de ejemplares simplemente se regalan a las personas que no pueden costearlas en modo alguno, principalmente en los países del tercer mundo.  
    En esta gigantesca editorial trabajan unas seiscientas personas. Como los sueldos en China son bastante más bajos que los de cualquier trabajador occidental, esa es una de las razones por las que las biblias allí producidas puedan regalarse o venderse a un euro.
     Otra razón, aparte de que el material se adquiere en cantidades astronómicas y los precios de adquisición son por lo tanto más bajos, es que los trabajadores chinos emplean por el mismo sueldo más horas en sus tareas y así pueden abarcar la inmensa producción exigida. La producción, pues, se abarata al tener precios de adquisición más competitivos, menor cantidad de salarios, mayor número de horas trabajadas y la disposición de un ingente número de empleados. Tras 25 años en activo, la editora llegó a los 100 millones de ejemplares bíblicos publicados.
    Las biblias producidas por Amity Printig, dado que se publican en noventa idiomas, saturan los mercados internacionales, lo que obliga a la competencia, sobre todo en occidente, a bajar los precios de sus respectivas ediciones bíblicas. A pesar de la competencia de las biblias chinas, hay empresas a las que no les afecta la presencia de la producción oriental, como es el caso de los ‘Gedeones Internacionales’, cuya organización se centra en la ciudad norteamericana de Nashville. Los ‘Gedeones’ producen, desde 1908, la llamada ‘Biblia de Gedeón’, que hoy se imprime en más de 90 idiomas y se distribuye mayoritariamente gratis en más de 190 países.
    Desde sus comienzos los Gedeones Internacionales han impreso y distribuído en todo el mundo más de 1.700 millones de volúmenes, entre biblias completas y ejemplares del Nuevo Testamento. Solamente en el año 2009 alcanzaron cerca de los 79 millones de biblias publicadas y distribuídas, lo que supuso más de 6,5 millones de biblias o Nuevos Testamentos cada mes de ese concreto año.
    Otro grupo de empresas excepcionales en la impresión bíblica es el conjunto de las Sociedades Bíblicas Unidas. Fundada en Londres en 1804, su campo de acción alcanza actualmente a más de 150 países. Con un incalculable número de trabajadores, la cifra récord la consiguieron en el 2004, con la impresión y distribución de nada menos que 390 millones de biblias solamente en ese año, lo que supuso una media de 32,5 millones de biblias mensuales. En el 2008 reeditaron la Biblia Reina Valera, versión 1960.
    La editora bíblica que sigue en importancia, considerada hoy día la cuarta del mundo en producción bíblica, es el grupo de Sociedades Watchtower de Pensilvania y Nueva York. La tirada más importante de ejemplares salió de sus talleres en 1961, introduciendo en el mercado la ‘Traducción del Nuevo Mundo’ en un solo ejemplar que, bajo los auspicios de un comité anónimo (aunque a día de hoy se conocen extraoficialmente sus nombres y no ha sido traducida directamente de las lenguas originales), es la biblia que preferentemente utilizan los testigos de Jehová, si bien, a pesar de que el comité responsable de su producción estaba compuesto por miembros de la cúpula directiva de ese clero, su portadilla no especifica que la biblia en cuestión haya sido preparada y publicada por los testigos de Jehová. La Traducción del Nuevo Mundo es la versión bíblica que más críticas ha suscitado entre los eruditos, especialmente del griego antiguo.   
    Hasta el año 2013, en que fue dada a conocer en la reunión anual del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová la nueva versión bíblica de tapas grises y que se está imprimiendo actualmente en varios idiomas, aunque ya se distribuye en inglés, la producción bíblica de los talleres de la Watchtower, en el estado de Nueva York, pasó de los 170 millones de ejemplares en más de 100 idiomas, lo que entre 1961 y 2013 supone un promedio de casi 3,3 millones de biblias anuales.
    La producción de literatura propia de los testigos de Jehová que la Watchtower imprime, supera con creces a las ediciones bíblicas que edita. Los trabajadores de la Watchtower son voluntarios y no perciben sueldo, salvo manutención y estancia, aparte de una representativa mensualidad de dinero para gastos personales. De la nueva versión bíblica de la Watchtower se ha suprimido la mayor parte de las referencias que en la versión de 1987, cuando se revisó la obra por última vez, remitían a otros textos.  
    En opinión de los expertos, las dos biblias que más exactamente se ajustan a los textos de los códices y papiros hebreos y griegos existentes, por haber tomado referencias traductoras directamente de ellos al consultarse, son la española Biblia Nácar Colunga y la francesa Biblia de Jerusalén, sin menoscabo de otras versiones menos populares. Ambas tienen la desventaja de que no se aproximan a las cantidades de producción de las biblias que masivamente editan las empresas citadas en este artículo. 



domingo, 18 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (51)


La Biblia no dice que el esclavo fiel y discreto sea el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová

    El tema del esclavo fiel y discreto aparece en los evangelios de Mateo y de Lucas. En ninguno de los pasajes aludidos se dice que el esclavo fiel y discreto habría de ser el cuerpo gobernante de los testigos de Jehová que aparecería en el siglo XX. Los escritores bíblicos no tenían idea de esto ni Jesucristo tampoco.
   El Cuerpo Gobernante aduce que Jesucristo se refería al tiempo del fin, en que aparecería el esclavo fiel. Pero el tiempo del fin ya corría en los días del apóstol Pablo y de los primeros cristianos, todos los cuales esperaban de un momento a otro el regreso de Jesucristo, algo que no ocurrió. Por otro lado, la Watchtower y el Cuerpo Gobernante aseguraban que el esclavo fiel y discreto apareció en el año 33 y esto lo pregonaban como palabra de Dios.
    Ya hemos visto que este entendimiento se cambió debido a que en tiempos de Russell existían dos líneas de esclavos fieles y discretos y por eso el Cuerpo Gobernante enseña ahora, bajo pena de expulsión de quien no lo crea, que el esclavo fiel fue nombrado por Jesucristo en 1919, pero que esta fecha puede desaparecer para introducir en su lugar la de 1931, año real en que aparecieron los testigos de Jehová, quedando sin efecto los viejos Estudiantes de la Biblia y el propio Russell.
    Si realmente el esclavo fiel fue nombrado por Jesucristo, y ello debido a que estaba enseñando la Verdad, es patente que tal Verdad no habría cambiado con el tiempo y hoy continuaría enseñándose lo que en 1919 se enseñaba. Pero, al haber cambiado aquella que se consideraba como verdad, resulta que hoy se ve que no era tal verdad, sino un entendimiento de la verdad en aquel tiempo. Por tanto, si aquello que se enseñaba en 1919 no era la Verdad, no pudo Jesucristo haber nombrado a los dirigentes de la Watchtower de entonces como su esclavo fiel y discreto.
    Ahora bien, si es cierto que el Cuerpo Gobernante no es la junta directiva de la Watchtower, dado que uno de sus miembros afirma que nada tiene que ver con la Sociedad, eso significa que el Cuerpo Gobernante no puede ser el esclavo fiel y discreto, ya que lo que se baraja como enseñanza de Jehová es que Jesucristo nombró como su esclavo y vocero a la junta directiva de la Sociedad Watchtower de 1919. Pero si el Cuerpo Gobernante no compone esa junta, tampoco puede ser el esclavo fiel y discreto.
    ¿Quién es, entonces, el esclavo fiel y discreto? Puesto que se trata de una parábola enunciada por el propio Jesucristo y no de una profecía, el esclavo fiel es cada uno de los cristianos que da a otros su porción de enseñanza evangélica. Y si el cristianismo está activo desde el primer siglo, es patente que el esclavo fiel cristiano ha existido durante todos los siglos anteriores y no que vino a la existencia en 1919, que es una fecha inventada por Rutherford, al igual que la de 1918, que ya desapareció de la enseñanza de los Testigos por no ser bíblica, tal como no es bíblica la fecha de 1919 y no extrañará que mañana desaparezca del escenario.
    Son muchos los ancianos que no creen en la fecha de 1919 como año en que Jesucristo nombró a la junta directiva de la Watchtower como su esclavo fiel. La Watchtower es una entidad mercantil editora de literatura, aparte de entidad financiera, y como tal entidad mercantil y financiera no es lógico que el propio Jesucristo nombre a sus miembros como el vocero del mismísimo Jehová.
    Ya se ha adelantado que los primeros cristianos no estaban bajo la supervisión de una entidad mercantil. Es más, los primeros cristianos no tenían literatura de ninguna clase para predicar. Ni siquiera tenían biblias. Si predicaban, era de viva voz en las calles y plazas, siendo invitados a ampliar detalles en las casas cuyos amos estaban interesados en el mensaje. Quiere decir que el cristianismo verdadero no necesita entidades mercantiles para expandir el mensaje. A los testigos de Jehová les sobra la Watchtower, la cual no es más que un dragón al que los propios Testigos mantienen a cuerpo de rey.


sábado, 17 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (50)


La Biblia no dice que el esclavo fiel y discreto aparecería en el siglo XX

    La alusión al ‘esclavo fiel y discreto’ que figura en los evangelios se trata de una parábola y no de una profecía. El ‘esclavo fiel y discreto’ es cada uno de los cristianos en tanto lleva a otros el mensaje evangélico. No es lógico esperar casi veinte siglos a que apareciera tal esclavo, cuando se supone que el cristianismo rige desde el mismísimo primer siglo.
    El Cuerpo Gobernante defendía antes que el esclavo fiel y discreto apareció en el año 33 y que tal esclavo fue nombrado sobre los bienes terrestres del amo Jesucristo en 1919. Ahora enseña que tal esclavo fue nombrado como tal por Jesucristo en 1919 y no viene del año 33.
    Sin embargo en 1919 no existían los testigos de Jehová, movimiento que fue creado por Rutherford en 1931, cuando cambió el nombre al 27% de los Estudiantes de la Biblia que no habían abandonado el grupo entre 1926 y principios de 1927, cuando constataron que en 1925 ni habían resucitado los patriarcas de la antigüedad ni vino el Armagedón, como se predicaba intensamente a través de la publicación ‘Millones que ahora viven no morirán jamás’.
    El actual Cuerpo Gobernante enseña que Jesucristo nombró como su esclavo fiel y discreto a la junta directiva de la Watchtower en 1919. Pero, dado que el Cuerpo Gobernante no forma parte ya de la junta directiva de dicha sociedad mercantil, según declaró el miembro Gerrit Losch ante el juez que le preguntaba si tenía algo que ver con la Watchtower, no tiene razón de ser decir que el Cuerpo Gobernante es el esclavo fiel y discreto. Si no forma parte de la junta directiva de la sociedad, está claro que tampoco puede ser el precitado esclavo fiel y discreto.
    Russell no contactó con ningún esclavo fiel y discreto que hipotéticamente venía del siglo primero. Si realmente existía una línea del esclavo que venía del siglo primero, esa línea continuaría en funciones en nuestro día, aunque no se sepa quiénes la componen. Pero Russell apareció en los años setenta del siglo XIX y comenzó a predicar él solo, sin haber contactado con el supuesto esclavo. Por tanto existían dos líneas de esclavos fieles y discretos: la que venía del siglo primero y la de Russell.
    Como eso no podía ser, el Cuerpo Gobernante cambió la doctrina y aduce hoy que Russell no era o no formaba parte del esclavo fiel y discreto. De ahí que ahora enseñe que el esclavo fue nombrado en 1919 y que tal esclavo era la junta directiva de la sociedad mercantil Watchtower.
    Los primeros cristianos no estaban bajo la junta directiva de una sociedad mercantil, sino que funcionaban mediante congregaciones supuestamente dirigidas por los apóstoles y guiadas por el Espíritu Santo. El apóstol Pablo, por ejemplo, servía en la congregación de Antioquía y desde esta congregación salió a ejercer su apostolado por las naciones. No fue enviado por una supuesta junta directiva o cuerpo gobernante de apóstoles de Jerusalén.
    Aunque el Cuerpo Gobernante afirme que en el año 2000 se separó de la Sociedad Watchtower, la realidad es que los testigos de Jehová trabajan gratuitamente para dicha Sociedad en la impresión y distribución de los millones de piezas de literatura y en las granjas que también son atendidas gratuitamente por testigos de Jehová, a cambio, por supuesto, de la manutención y alojamiento, lo cual supone un gasto mínimo. Si la Watchtower tuviera que pagar sueldos no podría sostenerse.
    Por otro lado, los quinientos accionistas de la Watchtower son todos testigos de Jehová. Estos accionistas se reúnen una vez al año en Nueva York, en el suntuoso Teatro Stanley, propiedad de la organización de los Testigos.
    Así pues, la Sociedad Watchtower y los testigos de Jehová continúan estrechamente unidos como un solo grupo, a pesar de la separación legal que consta en el papeleo oficial. Y es que la Watchtower, aunque invierte grandes sumas de dinero en hedge funds, que son unos fondos de inversión únicamente aptos para los grandes capitalistas del mundo, mal puede sostenerse si no es regularmente sustentada con las aportaciones monetarias y la dedicación laboral no retribuída de los testigos de Jehová. El día que los testigos de Jehová dejen de aportar fondos y mano de obra para la mercantil Watchtower, es indudable que ésta se viene abajo.
    De hecho el volumen de literatura que la Watchtower imprime se ha reducido drásticamente, sobre todo La Atalaya, que es precisamente el órgano oficial de la organización de los testigos de Jehová. Hoy las tiradas de las revistas al público son cuatrimestrales, cuando en otros tiempos eran quincenales.
    Decir que el Cuerpo Gobernante fue nombrado por el propio Jesucristo como su esclavo fiel y discreto en 1919, cuando no existían como tales los testigos de Jehová, es totalmente incorrecto. En primer lugar, en 1919 no existía el Cuerpo Gobernante espiritual de los testigos de Jehová. En segundo lugar se admite que el nombramiento se le hizo a la junta directiva de la Watchtower, que no era el cuerpo gobernante de los Estudiantes de la Biblia, sino el cuerpo gobernante o junta regidora de la Sociedad Watchtower.
   Las doctrinas las emitía entonces el presidente de la Sociedad, que en 1919 era Rutherford. Y, según se lee en la literatura antigua, en 1919 los Estudiantes de la Biblia no estaban conscientes de que Jesucristo hubiera nombrado a la junta directiva de la Watchtower como su esclavo fiel y discreto. Esta idea la ha implantado retroactivamente como doctrina el actual Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, y eso ya en pleno siglo XXI. Antes se enseñaba que el esclavo fiel y discreto estaba activo desde el año 33 de nuestra era; pero como Russell no había contactado con tal esclavo, de ahí que se cambiara este concepto doctrinal.
    Por cierto, Russell enseñaba que al esclavo fiel y discreto se le había nombrado sobre los bienes del amo Jesucristo en 1879. Posteriormente fue cambiado este entendimiento y en su lugar se impuso el concepto de que el nombramiento del esclavo sobre los bienes del Amo acaeció en 1919. Pero en 1919 nada sabían de esto los Estudiantes de la Biblia porque Rutherford lo estableció en 1927, en La Atalaya del 15 de febrero.
    Rutherford afirmó casi una década después, en 1927, que Jesucristo había inspeccionado a su esclavo fiel en 1918 y que en 1919 le había nombrado sobre todos sus bienes. En la actualidad se ha suprimido la fecha de 1918 por no ser bíblica y se enseña que lo que ocurrió en 1919 fue el nombramiento de la junta directiva de la Watchtower como el esclavo fiel y discreto de Jesucristo.
    En 1919 los Estudiantes de la Biblia creían que el pastor Russell, que había muerto en 1916, era el esclavo fiel que regía los destinos de los Estudiantes desde el cielo. Ni por lo más remoto pensaban que tal esclavo fuera la junta directiva de la Watchtower.
    Durante aquel tiempo se tomaba como palabra de Dios todo cuanto Russell había escrito en los seis tomos de sus ‘Estudios en las Escrituras’. De estos escritos aseguró Russell lo siguiente:
    ‘… Los volúmenes de Estudio de las Escrituras son prácticamente la Biblia arreglada por temas… Las personas no pueden comprender el plan divino con el estudio directo de la Biblia… Si alguien abandona los Estudios en las Escrituras… y acude solamente a la Biblia… al cabo de dos años estará en tinieblas. En cambio, si sólo hubiera leído los Estudios en las Escrituras con sus citas, sin haber leído directamente ni una página de la Biblia, estaría en la luz al cabo de dos años, porque poseería la luz de las Escrituras’. (La Atalaya, 15 de septiembre de 1910, página 298).
    De todas maneras, en 1929 Rutherford suprimió la lectura y estudio de los seis libros de Russell, con el objeto de poner en su lugar los suyos propios, cuyo conjunto de vistosos tomos de colores se conoció como la colección del Arco Iris.
    Hoy día, tanto los libros de Russell como los de Rutherford se han desechado por completo por no contener la verdad de la Biblia. Nos preguntamos cómo pudo Jesucristo haber nombrado a la junta directiva de la Watchtower como su esclavo fiel en 1919, si en aquel año no estaba enseñando la Verdad y además los Estudiantes de la Biblia celebraban cumpleaños y navidades, veneraban la cruz y la pirámide, enseñaban que la presencia invisible de Jesucristo acaeció en 1874 y que en 1914 acontecería la batalla de Armagedón, con la destrucción de los reinos y gobiernos terrestres y la instauración del paraíso en la Tierra.


viernes, 16 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (49)


La Biblia no dice que Jesucristo
comenzaría a reinar en el cielo en 1914

    En el evangelio de Mateo leemos que Jesucristo, al tiempo de ascender a los cielos, dijo: ‘Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra’. ‘Toda autoridad’ es la que tenían los reyes en aquel tiempo. Y si a Jesús se le dio toda autoridad en el cielo y sobre la tierra, quiere decir que Jesucristo comenzó a reinar en el cielo y en la tierra el mismo día en que ascendió, en el año 33, según se calcula tradicionalmente.
    Por tanto Jesucristo ya era rey en el cielo cuando ascendió en el año 33 y no precisaba esperar a 1914, un tiempo muy lejano en el futuro, para comenzar a reinar.
    Antes de que la directiva de la Watchtower aceptara la fecha de 1914 como año de la presencia invisible y comienzo del reinado de Jesucristo en el cielo y sobre la tierra, las fechas que se predicaban eran la de 1874, año de la imaginada presencia de Cristo en el cielo, y la de 1878, año del inicio de su reinado celestial y terrestre.
    Se pensaba que el milenio había comenzado en 1878. Más tarde, al pasar Franz las fechas de 1874 y 1878 a 1914, ello en 1943, la junta directiva de la Watchtower, y posteriormente el Cuerpo Gobernante, enseñaban que el milenio había comenzado en 1914. Ahora se enseña que el milenio o reinado de mil años de Jesucristo aún no ha comenzado. Por tanto, no se entiende qué reinado inició Jesucristo en 1914, si resulta que ya era rey en el cielo desde que ascendió a él en el año 33, y por otro lado su milenio como rey aún está en el futuro.
    Tampoco se entiende cómo pueden seguir activas las naciones de la Tierra, si los tiempos de los gentiles o de las naciones terminaron en 1914, tal como predica el Cuerpo Gobernante. Si a las naciones se les acabó el tiempo en 1914, no deberían seguir existiendo. Pero, si existen, es que lo que enseña la organización de los testigos de Jehová no es correcto ni está acorde con la Biblia.


jueves, 15 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (48)


La Biblia no dice que al rey de Babilonia se le pidieron cuentas en el año 537 a.e.c.

    En Jeremías 25:12 se lee que, en cumpliéndose setenta años, se le pedirían cuantas al rey de Babilonia. El Cuerpo Gobernante enseña que los setenta años se refieren al destierro de los judaítas en Babilonia y que por tanto las cuentas se le pidieron al rey en el 537 a.e.c., cuando supuestamente salieron del cautiverio.
    Sin embargo en el 537 a.e.c. ya no existía el rey de Babilonia. Había dejado de existir en el 539 a.e.c., cuando Ciro conquistó Babilonia. Quiere decir que las cuentas se le pidieron al rey en el 539 a.e.c., ya que pedirle cuentas a un soberano significa que no va a reinar más. Entonces los setenta años se cumplieron en el 539 a.e.c.
    Este lapso de setenta años no se refiere al tiempo que pasaron cautivos los judaítas, sino al tiempo que Babilonia duró como imperio absoluto tras terminar de conquistar Asiria, lo cual aconteció en el 609 a.e.c. con la toma de la ciudad de Harrán.
    El versículo anterior, el 11, dice que todas las naciones habrían de servir al rey de Babilonia durante setenta años. No dice el versículo que los judaítas habían de estar setenta años desterrados, que es lo que enseña el Cuerpo Gobernante. Jeremías se refiere a todas las naciones que antes estaban bajo el dominio de Asiria y ahora lo estaban bajo el de Babilonia. Jeremías habla de servidumbre, no de destierro. Y la nación de Judá, que antes servía al rey de Asiria mediante pagarle el tributo correspondiente, ahora, al conquistar Babilonia a Asiria, estaría bajo el dominio de Babilonia. Por tanto la nación de Judá tendría que pagar el tributo a Babilonia y acatar las leyes de los conquistadores.
    Puesto que los reyes de Judá se rebelaron contra Babilonia, por esa razón Nabucodonosor se llevó al destierro a los habitantes de Jerusalén, primero en el año 7-8 de su reinado, después en el 18-19, en que arrasó Jerusalén, y posteriormente en el año 23. Si Judá se hubiera sujetado a Babilonia tal como lo hacían otras naciones, está claro que Nabucodonosor no hubiera arrasado la ciudad y el templo y no hubiera llevado a nadie al destierro.
    Dado que los 70 años no concluyeron en el 537 a.e.c., sino en el 539 a.e.c. -y se refieren a la duración del imperio babilonio tras la toma de Harrán-, no es posible llegar al 607 a.e.c. como el año del arrasamiento de Jerusalén. Y sin la fecha del 607, no es posible alcanzar la de 1914.