Evidencias
de la caída de Jerusalén
en
el año 587 a.e.c. (1)
(Basado
en la investigación de los periodistas Peter Deck y John Farrell.
Se
demuestra a los testigos de Jehová que no es correcta la fecha del 607 a.e.c.
que
se les ha inculcado por error)
Recopilado por JOSE YOSADIT
VON GOETHE
Marzo 2020
18ª
edición en castellano
Impreso
en Nueva York
Allá por la antigüedad
subió al cielo la
verdad
y tan alta la pusieron
que todavía no ha
vuelto.
(Glosa
popular)
Un
miembro del Cuerpo Gobernante
Cuando después de mediados de los años setenta del siglo XX se pensaba
publicar el libro ‘Ayuda para entender la Biblia’, el Cuerpo Gobernante de los
testigos de Jehová asignó a varios hermanos la respectiva porción literaria de
los capítulos de la obra.
Eran los tiempos posteriores a 1975, el año en que las publicaciones de
la Watchtower dejaban caer veladamente como el del Armagedón y comienzo del
séptimo milenio, el milenio en que sería restaurado el Paraíso en la Tierra.
Aún existen grabaciones de discursos, uno de ellos de Fred Franz, que hablan
abiertamente de la fecha del 5 de Septiembre de 1975 como la del fin del
sistema mundial.
Al miembro del Cuerpo Gobernante Raymond Franz se le encomendó entonces
que buscara evidencia histórica de la destrucción de Jerusalén por
Nabucodonosor en el año 607 a.e.c. (antes de la era cristiana). El Cuerpo
Gobernante carecía de tal evidencia y esperaba hallarla para poder demostrar
como verídica la fecha en cuestión.
Convencido Raymond Franz de que la fecha del 607 a.e.c. era correcta y
para cerciorarse y poder redactar el consiguiente informe, consultó en las
bibliotecas públicas numerosas enciclopedias y libros de Historia y se
entrevistó con los más acreditados eruditos del tema.
Después de cerca de un año de intensa investigación no encontró
evidencia alguna de que Jerusalén hubiera caído en el año 607 a.e.c. Es más, la
Historia documentaba que en ese año reinaba Nabopolasar en Babilonia y faltaban
dos años para que Nabucodonosor fuera hecho rey.
Raymond Franz no halló, pues, evidencia alguna de que Jerusalén hubiera
caído ante Nabucodonosor en el año 607 a.e.c. En cambio halló sorprendido que
todas las líneas de evidencia, que eran muchas, apuntaban inequívocamente -por
las ciencias de la Historia, la Arqueología, la Astronomía y aún la propia
Biblia- al 587 a.e.c. como año de la destrucción de Jerusalén y su templo por Nabucodonosor.
Al entregar su detallado informe a los compañeros del Cuerpo Gobernante,
Raymond Franz sugirió que había que cambiar las fechas 607 a.e.c. y 1914, ya
que sin duda alguna Jerusalén había caído en el 587 a.e.c. Sus compañeros
rechazaron de plano la propuesta e hicieron hincapié en las fechas 607 a.e.c. y
1914, dado que sin ellas todas las doctrinas de los testigos de Jehová
referentes a la presencia de Cristo y el Armagedón se vendrían abajo.
Probablemente el Cuerpo Gobernante temiera que tal cambio drástico en
las fechas supusiera una estampida del rebaño similar a la que protagonizaron
los Estudiantes de la Biblia entre 1926 y principios de 1927, debido a que
Rutherford había pregonado durante varios años, mediante conferencias y la edición
del folleto ‘Millones que ahora viven no morirán jamás’, que los patriarcas del
antiguo Israel (Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.) resucitarían en 1925 y a
continuación vendría el Armagedón.
A Rutherford solamente le quedó el 27% de los Estudiantes de la Biblia,
a los cuales en 1931 cambió el nombre a testigos de Jehová, lo que supuso un
grupo completamente diferente del de los Estudiantes de la Biblia, y más cuando
Rutherford había desechado como no bíblicos los seis tomos de Estudios en las Escrituras
de su predecesor Russell.
De estos tomos el propio Russell había dicho, tal como aparece en una
Atalaya de 1910, que quien los leyera concienzudamente entendería toda la
Biblia; pero que quien solamente leyera la Biblia y no los tomos de Estudios en
las Escrituras, en poco tiempo volvería a las tinieblas.
Raymond Franz renunció a seguir siendo miembro del Cuerpo Gobernante.
Poco después sus compañeros le expulsarían de la congregación por temor a que
publicara la verdad acerca de las fechas. De todas maneras publicó dos libros
-‘Crisis de conciencia’ y ‘A la búsqueda de la libertad cristiana’- que
continúan haciendo que decenas de miles de testigos de Jehová sinceros que los
leen, incluídos ancianos y siervos ministeriales, abandonen la organización.
Con referencia a la evidencia de la caída de Jerusalén en el año 587
a.e.c., ya existe el libro ‘Los tiempos de los gentiles reconsiderados’, de
Carl Olof Jonsson, obra estimada por los eruditos como una de las más
documentadas y exactas acerca de la historia del imperio neobabilónico.
Jonsson era un testigo de Jehová sueco que descubrió que Jerusalén había
caído en el año 587 y no en el 607 a.e.c. Profusamente documentado, escribió
inocentemente a la gerencia de la Watchtower para informar de que la fecha 607
a.e.c., establecida en 1943 sobre la incorrecta del 606 a.e.c., se basaba en un
grave error que los adventistas le habían transmitido a Russell. Con el tiempo
la Watchtower reaccionó expulsando a Jonsson de la congregación, por temor a
que difundiera su descubrimiento entre los demás Testigos.
Raymond Franz fue el único miembro del Cuerpo Gobernante que se interesó
en las verdades contenidas en la extensa documentación que Jonsson había
enviado acerca de las muchas y profundas evidencias históricas, arqueológicas,
astronómicas y bíblicas sobre la exactitud de la fecha del 587 a.e.c. como año
de la destrucción de Jerusalén y su templo por Nabucodonosor.
El Cuerpo Gobernante, aferrado a las fechas, tiempos y doctrinas que
Russell había heredado de los adventistas, no aceptó la verdad de cuanto
científicamente se le demostraba en su día y continuó decretando la expulsión
inmediata de quien no aceptara de inmediato absolutamente todo lo que enseñaba
como vocero de Dios nombrado por el propio Jesucristo, según afirman sin
pruebas los miembros de ese cuerpo dirigente.
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