Después de su última cena con los
apóstoles, Jesucristo salió con ellos de la ciudad de Jerusalén, camino del
Monte de los Olivos, tal como indican los evangelios:
‘Por último, después de cantar alabanzas, salieron
al monte de los Olivos’ (Mt. 26:30)
‘Al salir, se fue como de costumbre al
monte de los Olivos; y le siguieron también los discípulos’ (Lc. 22:39).
El Monte de los Olivos estaba fuera de las
murallas de Jerusalén, aunque cerca.
Con respecto a la salida de Jerusalén de
los personajes que nos ocupan surgen tres preguntas:
Pregunta l.- ¿Por dónde salieron Jesús y
sus apóstoles de la ciudad, si nadie podía salir de ella al anochecer y todas
las puertas, hasta el llamado ‘ojo de la aguja’, estaban cerradas y vigiladas
por los soldados romanos, que no permitían de ninguna manera la salida a nadie,
y menos en grupo, por temor a que los que salían pudiesen fraguar algún tipo de
revuelta?
Pregunta 2.- ¿Cómo Jesús y los apóstoles pudieron
aguantar al sereno de la noche, durante horas, una temperatura máxima de 10
grados, que es lo que se calcula para primeros de abril en aquellos lugares,
suponiendo que aquella noche fuese de las menos frías? El relato no dice que
llevaran mantas, y aunque las hubieran llevado, 10 grados al aire de la noche durante
horas es soportar demasiado frío.
Pregunta 3.- Aunque había luna llena, ¿cómo
se alumbraron aquella noche Jesús y los suyos en el Monte? El relato nada
menciona de que portaran antorchas. Sin embargo, sí está registrado que los
apresadores de Jesús esgrimían antorchas y lámparas: ‘Judas tomó a la banda de
soldados y a los oficiales de los sacerdotes principales y de los fariseos y
llegó allí con antorchas y lámparas y armas’ (Juan 18:3). Pero de Jesús y los
apóstoles no se dice que llevaran antorchas o lámparas encendidas para
alumbrarse.
Ante estas incongruencias, hemos de
concluir inevitablemente que no eran judíos ni conocían las costumbres de la
Jerusalén del primer siglo los escritores de los evangelios (o el escritor,
porque resulta que todos los evangelios y las cartas apostólicas, salvo
contadas excepciones, tienen el mismo estilo de redacción y las mismas
coletillas, lo que indica que su autoría es de un solo individuo). Por fuerza
estos relatos tuvieron que haberse escrito mucho tiempo después del primer
siglo. Y dado que los primeros códices datan del siglo (códice Sinaíticus), se
estima que los evangelios y demás libros del Nuevo Testamento vieron la luz en
el siglo IV, en tiempos de Constantino, que fue cuando el emperador trató de
unificar todas las religiones del Imperio.
El camino de un sabado era la distancia maxima que se podia recorrer en dia sabado, creo que era alrededor de 2 kilometros.
ResponderEliminarNo hay contradiccion, solo falta de conocimiento de tu parte