lunes, 13 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XIII)


 

 XIII

 

    El profeta Daniel no regresó del destierro babilonio, dada su elevada edad. Lo mismo habría sucedido con las personas de su edad e incluso de algunos años menos. Personas de 80 años para arriba difícilmente hubieran podido soportar el largo viaje a pie desde Babilonia hasta Jerusalén, que evidentemente se realizó bordeando el río Eufrates, aunque el trayecto fuera más largo, ya que atravesar el desierto hubiera sido mortal para muchos, especialmente para las personas mayores.

    Si quienes Nabucodonosor se llevó cautivos en el año 18/19 de su reinado, cuando destruyó la ciudad y el templo de Jerusalén, hubieran estado 70 años en Babilonia, esa sería la edad que tendrían justamente quienes hubieran nacido en el año de la destrucción de la capital judaica y que ahora regresaban. Tuvieron que haber sido contadas las personas de 80 años, edad muy elevada en aquel tiempo, que viajaban de regreso desde Babilonia hasta Jerusalén.

    De haber transcurrido 70 años de cautiverio, quienes contaban ahora con 80 años tendrían 10 años al ser llevados cautivos. Es de suponer que, de haber transcurrido 70 años, la mayoría de los que salieron libres habría nacido en Babilonia y solamente unas pocas personas ancianas regresaban a la tierra de Judá en la que habían nacido y que salieron de ella con escasa edad, digamos entre 6 y 10 años, y que ahora tendrían entre 76 y 80 años. Es de recalcar que tales personas fueron contadísimas y se supone que algunas murieron durante el viaje.

    Lo anterior sale al paso del texto de Esdras 3:12, que dice: ‘Muchos de los sacerdotes y de los levitas y de los cabezas de las casas paternas, los viejos que habían visto la casa anterior, estaban llorando con voz fuerte cuando se colocó el fundamento de esta casa delante de sus ojos’. La expresión ‘la casa anterior’ se refiere al Templo de Jerusalén que destruyeron los babilonios.

    Notamos la frase ‘Muchos de los sacerdotes y de los levitas y de los cabezas de las casas paternas, los viejos que habían visto la casa anterior’. Aquí se habla de que los viejos -sacerdotes, levitas y cabezas de familia- eran muchos. Muchos. Pero si se acepta que todos ellos estuvieron 70 años en el destierro, nos damos cuenta de que los cabezas de familia o de las casas paternas tendrían al volver más de 90 años, suponiendo que al tiempo de ser llevados al destierro tuvieran 20 años y hubieran ya fundado una familia. Mal pudieron regresar del destierro con esa edad e incluso con menos años. Ni siquiera regresarían unos pocos. No hubieran podido soportar el viaje. El profeta Daniel no pudo regresar, dado que andaría en los noventa.

    El texto de Esdras indica que los más viejos recordaban cómo era el Templo anterior. Para guardar un recuerdo lo suficientemente vívido del antiguo Templo, la persona debería tener al menos entre 10 y 12 años de edad, y más bien tendría los 15 años para poder apreciar con suficiente claridad los detalles del Templo que fue arrasado. Eso significa que los muchos viejos de los que habla Esdras tendrían entre 80 y 85 años cuando se inauguraron los cimientos del nuevo Templo. Lógicamente, si había ancianos de esa edad allí, serían muy pocos, no muchos, como indica el texto bíblico.

    De la misma manera, si tenemos en cuenta que regresaron sacerdotes y levitas que habían servido en el Templo anterior, y que entraban a servir con 25 y 20 años respectivamente, y suponiendo que hubieran entrado en tal servicio el año mismo de la marcha al destierro, dichos sacerdotes y levitas, de haber permanecido 70 años en Babilonia, contarían ahora con 95 y 90 años respectivamente. Eso significa que no habría ni un solo sacerdote y levita del Templo anterior al tiempo de la colocación de los cimientos del nuevo Templo. Pero si esos sacerdotes y levitas hubieran estado en el destierro 49 años, al regresar contarían con 74 y 69 años respectivamente. Es de suponer que los sacerdotes que regresaban no serían muchos, aunque sí pudieron serlo los levitas, además de los cabezas de familia.

    Ahora bien, si los judaítas del tiempo en que Jerusalén fue destruída pasaron solamente 49 años en el destierro babilonio, los más viejos de los del pueblo, al regresar, contarían al menos entre 59 y 64 años, si es que al ser llevados cautivos tenían entre 10 y 15 años. Con estas edades serían muchos los que regresaron y cuyas voces eran lo suficientemente fuertes para gritar en triunfo cuando se pusieron los cimientos del Templo, ya que el texto dice que clamaron con voz fuerte, y una persona de edad avanzada difícilmente puede tener la voz fuerte. Otras personas, evidentemente, tendrían de 65 años para arriba. Los que fueron cabezas de las casas paternas al tiempo de ser desterrados y que ahora regresaban tendrían de 70 años para arriba. Tal vez alguno llegase a los 80 años.

    El precitado texto de Esdras sugiere que los desterrados por Nabucodonosor en su año 18/19 de reinado no pudieron haber estado 70 años en el destierro, dado que al regresar no podían ser muchos los ancianos, como indica Esdras que eran. En cambio, si se admite la realidad, que los judaítas estuvieron 49 años desterrados -con referencia a los del año 18/19 de Nabucodonosor-, los ancianos presentes en el acto de colocación de los cimientos del nuevo Templo se contarían por millares.   

    Naturalmente, de los que fueron desterrados en el año 7/8 de Nabucodonosor -once años antes del arrasamiento de la ciudad y su Templo-, tuvieron que haber regresado muy pocos, dado que permanecieron en Babilonia 60 años. Estos desterrados fueron casi cuatro veces más que los de once años después, es decir en el año 18/19 de Nabucodonosor. Jeremías especifica su número: 3.023 personas, mientras los desterrados del año 18/19 de Nabucodonosor fueron 832. Pero si se aplican los 81 años que el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová dice que estos concretos desterrados del año 7/8 de Nabucodonosor pasaron en Babilonia, absolutamente ninguno de ellos pudo haber regresado, pues tendrían más de noventa años de edad, tal como el profeta Daniel.  

    El pasaje de Esdras 3:12 permite realizar un cálculo realista de las edades que podrían tener quienes regresaron del destierro, de acuerdo con los 49 años (siete semanas de años) que estuvieron cautivos en Babilonia cuando Nabucodonosor se los llevó en su año 18/19 de reinado, al tiempo de arrasar Jerusalén. Con los 70 años de destierro que esgrime el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, el cálculo es imposible y además contradice al escritor bíblico Esdras.    

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