jueves, 23 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XXII)


 
XXII
 
 
La Verdad libera y no esclaviza

 
    Los testigos de Jehová ven a sus pastores (ancianos, superintendentes y Cuerpo Gobernante) como superiores en conocimiento bíblico y dan por hecho que los tales profesan la verdad de la Biblia y, por tanto, lo han investigado todo al respecto. Esta elocuente seriedad con que se presentan los pastores de los testigos de Jehová y el hecho de que manejen la Biblia constantemente, hace que los Testigos de a pie crean que ‘están en la verdad’ o en la única religión verdadera y, por tanto, no aceptan o no debieran aceptar argumentos de otros credos.

    Esto mismo es lo que sucede en el resto de las iglesias de la cristiandad. Todas tienen sus pastores y todas manejan de algún modo la Biblia, aunque los protestantes la utilizan más que los católicos. Estos pastores les dicen a sus feligreses que las demás religiones son falsas y que la verdad solamente está en la iglesia o congregación de ellos. Los feligreses aceptan a sus pastores y creen que éstos lo han investigado todo para afirmar que tienen la verdad de la Biblia. Es evidente que las personas afiliadas a cualquier iglesia son sinceras; pero, como bien se dice, la sinceridad no hace que una religión sea verdadera.

     Cuando a cualquier devoto de estas iglesias o congregaciones, sea testigo de Jehová o de otra confesión, se le muestran con educación y buen razonamiento ciertas incongruencias que prueban que tales congregaciones no pueden estar en la verdad de la Biblia, el devoto en cuestión se siente herido en su corazón y defiende su fe con uñas y dientes si es preciso. Está programado para ello por sus pastores, quienes le indican que no escuche a quienes le dicen otra cosa que no sea la que pregonan los propios pastores, haciéndole creer al adepto que tales individuos que así hablan son en realidad lobos enfundados en piel de oveja.

    La única manera de saber si una iglesia o congregación está realmente en la verdad de la Biblia es mediante investigar su historia y sus doctrinas y ver si esa historia y doctrinas se ajustan a las páginas bíblicas. Puede que al adepto se le haya captado mediante explicarle ciertos textos que le dejan cegado al principio, sobre todo si desconocía la Biblia, y así mal puede ver la realidad que se esconde tras ese aprendizaje tan somero, pues lo cierto es que no se profundiza en el mismo. Las dudas comienzan a surgir cuando el adepto ya se ha bautizado o ha hecho pública su adhesión a la nueva fe. Sin embargo, esas dudas iniciales suelen disiparse paulatinamente a medida que asiste a las reuniones o ritos de su iglesia y al ver que los pastores continúan en la brecha como si estuvieran seguros de que tienen la verdad. Con el tiempo le volverán a surgir nuevas dudas a las que ni se atreverá a enfrentarse.

    Para conocer la verdad de un asunto, lo inteligente y razonable es cotejar las dos partes: la de quienes defienden el asunto y la de quienes muestran que el asunto no es correcto. Oídas las dos partes, como lo haría un juez, puede finalmente emitirse un veredicto final, tras sopesar las pruebas pertinentes. Si los testigos de Jehová, por ejemplo, afirman que tienen la verdad y los que no son Testigos argumentan que los Testigos no la tienen, sería prudente escuchar los argumentos de las dos partes y obrar en consecuencia a la vista de las demostraciones que se esgrimen. Sin embargo, al testigo de Jehová se le ha aleccionado a que en modo alguno escuche a la parte contraria y se le recalca que es rebeldía el pensar con independencia del Esclavo Fiel y Discreto o Cuerpo Gobernante que dirige a los Testigos. En las filas de los testigos de Jehová no hay lugar para el pensamiento crítico.

    El testigo de Jehová cree que su organización ha realizado una profunda investigación en materia religiosa y que por tanto no se equivoca en este aspecto. Pero la organización ha publicado que puede equivocarse en materia doctrinal y de ahí que cambie periódicamente las doctrinas, lo que indica que las doctrinas anteriores no estaban ajustadas a la Biblia. Y las nuevas doctrinas pueden cambiarse mañana, por lo que tampoco estarían ajustadas a la Biblia.

    Cuando a un testigo de Jehová, como se ha tenido ocasión de comprobar en innumerables ocasiones, se le muestran los graves errores doctrinales y antibíblicos que enseña su Cuerpo Gobernante, la reacción natural del Testigo es montar en cólera, gritar para no dejar que el interlocutor continúe hablando y lanzar insultos e improperios, todo ello en lugar de sentarse a dialogar y razonar con la persona que trata de exponerle sus argumentos. Sin embargo el testigo sí espera que aquellos a quienes aborda en la predicación le escuchen.

    Jesucristo dijo que ‘la verdad os libertará’; pero el testigo de Jehová está esclavizado o totalmente sujeto a la organización de su Cuerpo Gobernante. Si está esclavizado de tal manera que toda su vida dependa de la Organización, significa que no es libre y, por tanto, si no es libre, no conoce la verdad. Si conociera la verdad, no tendría que estar esclavizado o encadenado a una organización que constantemente dicta su modo de vivir y le exige tiempo, esfuerzo y medios económicos.    

    Tanto depende el testigo de Jehová de su Organización que con sus contribuciones monetarias mantiene al gran imperio económico de la Watch Tower, el cual a su vez se sostiene con la literatura que imprime para los Testigos, además de con los beneficios de la venta de sus inmuebles religiosos y las inversiones en hedge funds, unos fondos de inversión que solamente están al alcance de los millonarios. Si los testigos de Jehová dejaran de pronto de aportar fondos que finalmente van a parar al imperio económico de la Watch Tower, éste se hundiría irremediablemente y dejaría de imprimir los millones de piezas de literatura que consumen los propios Testigos. Y sin literatura, los testigos de Jehová se verían prácticamente imposibilitados para captar más adeptos. Imprimirla en editoriales cuyo costo incluye la mano de obra, no sería asequible para una Organización que está acostumbrada a no pagar nóminas. 

   ¿Podría realmente subsistir la Organización de los testigos de Jehová sin el apoyo fundamental de la Sociedad Watch Tower? Probablemente no, ya que, si desaparece esa entidad, desaparecería también el medio publicitario principal mediante el que se diseminan las doctrinas jehovistas. Jesucristo, los apóstoles y los primeros cristianos no dependían de un imperio económico para subsistir, pero el cristianismo se expandió. Hoy día otras organizaciones cristianas no están apoyadas por una gran Sociedad editorial y sin embargo prosperan. Pero la organización de los Testigos recibe su aliento del imperio de la Sociedad Watch Tower y separarse de él supone la muerte.

 

 

 

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