viernes, 26 de marzo de 2021

UN PACTO PARA UN REINO

 

    La Traducción del Nuevo Mundo vierte así Lucas 22: 29 y 30: ‘Yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel’.

    La Biblia de Jerusalén lo vierte así; ‘Yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel’.

    La Biblia Reina Valera 1960 dice: ‘Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel’.

    Las demás versiones bíblicas existentes vienen a decir lo mismo.

    Jesucristo, pues, durante la cena, hizo un pacto para un reino con sus apóstoles, a fin de que se sentaran en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Cabe destacar que el pacto para un reino lo hizo con sus apóstoles, no con los demás discípulos. Es evidente que los demás discípulos no se sentarían en tronos. Y esos demás discípulos formaron parte de los 144.000, según afirma el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová.

    Quiere decir que Jesucristo no pactó con los 144.000 para que fueran reyes. Solamente lo hizo con sus apóstoles y estos serían reyes sobre las doce tribus de Israel, uno por cada tribu y no 12.000 por tribu.

    De hecho Jesucristo no enseñó la doctrina de los 144.000. Cuando se marchaba de la Tierra, dijo a los suyos que enseñasen a otros lo que él había mandado. Y la doctrina de los 144.000 no la mandó enseñar. Ni siquiera los apóstoles conocían tal doctrina. Ni siquiera los primeros cristianos. Los 144.000 aparecen solamente en el libro de Apocalipsis, que la Iglesia dice que se escribió a finales del siglo I, pero que la propia Iglesia no lo incluyó en el canon inspirado hasta finales del siglo IV y falsificó listados haciéndolos pasar como escritos en los siglos II y III.

    Es de advertir que los apóstoles no eran ungidos cuando celebraron la cena con su Maestro. Lo serían tiempo más tarde, en el Pentecostés, cuando el espíritu santo bajó sobre ellos en forma de paloma. La conmemoración de esa cena no se hizo para los ungidos, como enseñan los testigos de Jehová. Se hizo para los doce apóstoles (Matías entraría más tarde en lugar de Judas Iscariote) que iban a ser reyes sobre las doce tribus de Israel.

    Jesucristo, pues, celebró una cena con sus apóstoles para hacer con ellos un pacto para un reino. Solamente con los apóstoles y no con los demás seguidores. Cuando los apóstoles murieron, la celebración de la cena en memoria de Jesús había dejado de tener razón. No era una cena de pacto para todos los cristianos, sino únicamente para los doce que habían de reinar.

    Lo que realmente se esperaba es que Jesucristo regresase antes de concluir el siglo I, que era lo que el apóstol Pablo también esperaba. Pero Jesucristo no volvió y los cristianos dejaron esa vuelta para el final de los tiempos, cuando la verdad es que esa vuelta tenía que haber acontecido antes de finalizar el siglo I.

    Claro, si todo esto se escribió en realidad en el siglo IV y la Iglesia lo hace pasar como que es del siglo I, ahí está el equívoco, de tal manera trenzado que el creyente que no investiga difícilmente descubre la verdad.

 

 

1 comentario:

  1. UUFF que complicado bueno para nosotros pero para los del CG ya les pasaron copias por inspiracion divina

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