La Traducción del Nuevo Mundo vierte así
Lucas 22: 29 y 30: ‘Yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un
pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se
sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel’.
La Biblia de Jerusalén lo vierte así; ‘Yo,
por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para
mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos
para juzgar a las doce tribus de Israel’.
La Biblia Reina Valera 1960 dice: ‘Yo,
pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y
bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus
de Israel’.
Las demás versiones bíblicas existentes
vienen a decir lo mismo.
Jesucristo, pues, durante la cena, hizo un
pacto para un reino con sus apóstoles, a fin de que se sentaran en tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel. Cabe destacar que el pacto para un reino lo
hizo con sus apóstoles, no con los demás discípulos. Es evidente que los demás
discípulos no se sentarían en tronos. Y esos demás discípulos formaron parte de
los 144.000, según afirma el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová.
Quiere decir que Jesucristo no pactó con
los 144.000 para que fueran reyes. Solamente lo hizo con sus apóstoles y estos
serían reyes sobre las doce tribus de Israel, uno por cada tribu y no 12.000
por tribu.
De hecho Jesucristo no enseñó la doctrina
de los 144.000. Cuando se marchaba de la Tierra, dijo a los suyos que enseñasen
a otros lo que él había mandado. Y la doctrina de los 144.000 no la mandó
enseñar. Ni siquiera los apóstoles conocían tal doctrina. Ni siquiera los
primeros cristianos. Los 144.000 aparecen solamente en el libro de Apocalipsis,
que la Iglesia dice que se escribió a finales del siglo I, pero que la propia
Iglesia no lo incluyó en el canon inspirado hasta finales del siglo IV y
falsificó listados haciéndolos pasar como escritos en los siglos II y III.
Es de advertir que los apóstoles no eran ungidos
cuando celebraron la cena con su Maestro. Lo serían tiempo más tarde, en el
Pentecostés, cuando el espíritu santo bajó sobre ellos en forma de paloma. La
conmemoración de esa cena no se hizo para los ungidos, como enseñan los
testigos de Jehová. Se hizo para los doce apóstoles (Matías entraría más tarde
en lugar de Judas Iscariote) que iban a ser reyes sobre las doce tribus de
Israel.
Jesucristo, pues, celebró una cena con sus
apóstoles para hacer con ellos un pacto para un reino. Solamente con los
apóstoles y no con los demás seguidores. Cuando los apóstoles murieron, la
celebración de la cena en memoria de Jesús había dejado de tener razón. No era
una cena de pacto para todos los cristianos, sino únicamente para los doce que
habían de reinar.
Lo
que realmente se esperaba es que Jesucristo regresase antes de concluir el
siglo I, que era lo que el apóstol Pablo también esperaba. Pero Jesucristo no
volvió y los cristianos dejaron esa vuelta para el final de los tiempos, cuando
la verdad es que esa vuelta tenía que haber acontecido antes de finalizar el
siglo I.
Claro, si todo esto se escribió en realidad
en el siglo IV y la Iglesia lo hace pasar como que es del siglo I, ahí está el
equívoco, de tal manera trenzado que el creyente que no investiga difícilmente
descubre la verdad.
UUFF que complicado bueno para nosotros pero para los del CG ya les pasaron copias por inspiracion divina
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