Testimonio de John Walter
Durante casi veinticinco años he sido
anciano de congregación de los testigos de Jehová y he discursado en numerosas
asambleas de circuito y de las que antes se conocían como de distrito, hoy
llamadas asambleas regionales. Llegué a estar en el punto de mira de la
superioridad para ser superintendente de circuito, lo cual me obligué a
rechazar en cuanto me lo propusieron por no considerarme apto para ello.
En la última década de mi actividad
teocrática comenzaron a surgirme serias dudas con respecto a lo que en el argot
congregacional de los Testigos se llama ‘la verdad’. Ello fue debido en
principio a los drásticos cambios doctrinales habidos, sobre todo con respecto
a la generación que no pasaría y finalmente al autonombramiento del Cuerpo
Gobernante como único esclavo fiel y discreto, en detrimento de quienes fueron
sus compañeros de fatigas, los que formaban el resto de los ungidos, de decenas
de los cuales tengo constancia de su disconformidad, constándome que muchos de ellos
han abandonado las filas al descubrir horrorizados, como yo mismo lo hice, que
los del Cuerpo Gobernante son en realidad el esclavo malo de la parábola de
Jesús.
Me sorprendió que los del Cuerpo Gobernante
dijeran que la generación que no pasaría eran los inicuos que no aceptaban la verdad
de los testigos de Jehová. En mi fuero interno estaba seguro de que aquí se
equivocaban, algo que comentamos entre varios ancianos. Posteriormente y por
sorpresa se cambió este concepto y la generación pasó a ser el entero cuerpo
del resto ungido. Finalmente la generación la componen dos grupos de ungidos,
uno que vivió en 1914 y otro grupo más joven, cuyos individuos son traslapados o
solapados por los del primer grupo. Indudablemente, esto era algo irracional.
El apóstol Pablo dice que ‘sea conocido de todos los hombres lo razonables que
son ustedes’. Pero el Cuerpo Gobernante estaba ahora demostrando su completa
irracionalidad. Algo iba mal en la central mundial de los testigos de Jehová y
por ende en todas las sucursales y congregaciones del mundo.
Me di cuenta de que el Cuerpo Gobernante
defendía ante todo a un imperio económico del que realmente dependía: el de la
Watch Tower. Eso no podía ser cristianismo. Jesucristo, los apóstoles y los
primeros cristianos no dependían de imperio económico alguno. Esa dependencia
extra cristiana del Cuerpo Gobernante es lo que hace que periódicamente cambie
las doctrinas para poder mantener a los adeptos dentro de su redil, ya que son
los millones de adeptos los que sostienen al Cuerpo Gobernante y en definitiva
a la Watch Tower. De ahí que el Cuerpo diga que recibe nueva luz o que la luz
del entendimiento doctrinal se hace más brillante, según cree deducir de
Proverbios 4:18. Sin embargo ese texto no se refiere a la luz del
entendimiento, sino a la actitud o al camino de la persona. Es el mismo texto
que tienen los masones para asegurar que el conocimiento va en aumento, a
sabiendas de que el texto no se refiere al conocimiento aumentante.
A los testigos de Jehová se les oculta la
realidad y se les prohíbe pensar independientemente. Pensar con independencia
del Cuerpo Gobernante es apostasía y quien así obra es expulsado
automáticamente de la congregación, con el consiguiente ostracismo de sus
miembros, que dejan de ser amigos y familiares, pues se corta toda relación con
el expulsado o con el desasociado, aunque sea hijo, padre o madre. Ese tajante
cortar sirve para que el expulsado o desasociado no sea escuchado al exponer
argumentos que pueden resultar más que convincentes para que el oyente conozca
la verdad oculta tras la fachada de cristianismo de la Organización de los
testigos de Jehová.
Un cambio doctrinal sorprendente es el de
la anulación de la fecha de 1918 como año de la inspección de Jesucristo a su
esclavo fiel y discreto. Pero este cambio nada es al lado de la supresión de la
fecha de 1919 como año del nombramiento del esclavo fiel sobre los bienes
terrestres del amo Jesucristo. El nombramiento queda ahora para el futuro y lo
que se dice que ocurrió en 1919 fue la designación de la Junta Directiva de la
Sociedad Watch Tower como esclavo fiel y discreto.
Pero resulta que en 1919 no existían los
testigos de Jehová como tales, sino que el supuesto nombramiento de esclavo
fiel y discreto se habría hecho a los Estudiantes Internacionales de la Biblia,
una parte de los cuales -solamente una parte de ellos- tomaron en 1931 el
nombre de testigos de Jehová. El resto, como el 70%, se había desasociado entre
1926 y 1927 por culpa de las extravagantes doctrinas no bíblicas de Rutherford,
el segundo presidente de la Watch Tower.
Por otro lado, consta que en 1919 no se
estaba predicando la verdad y, si los de la Watch Tower no enseñaban la verdad
en aquel tiempo, difícilmente Jesucristo pudo haber nombrado al conjunto de los
miembros rectores como su esclavo fiel y discreto. Si lo que enseñaba la Watch
Tower en 1919 fuera la verdad, ésta no tenía que haber cambiado con el tiempo.
Si ha cambiado y hoy no se enseña lo que entonces se enseñaba, es que no era la
verdad y por tanto Jesucristo no pudo haber nombrado como esclavo fiel y
discreto a ningún individuo de dicha Sociedad mercantil.
Rota la brecha con la argumentación precedente,
me sentí libre de investigar otras muchas cosas y descubrí que absolutamente
todo lo que recibíamos de la Watch Tower y del Cuerpo Gobernante no se
correspondía con la Biblia, sino que todo se fundamentaba en interpretaciones
erróneas de los adventistas y otros religiosos del siglo XIX, interpretaciones
que Charles T. Russell aceptó sin rechistar y sin hacer las pertinentes
averiguaciones sobre si eran ciertas o no.
Y eso fue lo que dejó en herencia a sus
Estudiantes de la Biblia. Posteriormente Rutherford suprimió doctrinas de
Russell y puso en su lugar otras de su propia cosecha, que tampoco venían en la
Biblia. Más tarde haría lo mismo Fréderick Franz, el cuarto presidente de la
Watch Tower. Todas las doctrinas de los testigos de Jehová se fundamentan sobre
interpretaciones erróneas de unos individuos que, con mentes ofuscadas porque
se vanagloriaban de saber cosas de la Biblia que otros no sabían, llegaron a
creer la mentira como si fuera verdad, y esa mentira la transmitieron a
millones de cándidos que de la Biblia lo ignoraban todo y que también llegaron
a creer la mentira como si fuera verdad.
No era mucho lo que había averiguado; pero
se me abrió un mundo cuando escuché la conferencia que dio el señor Von Goethe
en Nueva York, quien amablemente me facilitó varios libros y documentales que
el Cuerpo Gobernante tacha de apóstatas, aunque no pocos de ellos han sido
producidos por personas que no son testigos de Jehová. Me fueron de gran ayuda
los libros escritos por el ex miembro del Cuerpo Gobernante Raymond Franz, que
destapó lo que realmente se amasaba entre sus colegas. La evidencia era
abrumadora y terminé de convencerme de que durante décadas no había estado en
las filas del verdadero cristianismo. De haber mantenido en época anterior un
pensamiento crítico, no permitido por los dirigentes jehovistas, probablemente
me hubiera desasociado antes, al descubrir la verdad de la verdad.
Espero que las páginas precedentes les hayan
sido de verdadero provecho a quienes las hayan leído imparcialmente, algo
realmente difícil para cualquier testigo de Jehová.
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