miércoles, 25 de diciembre de 2019

Los evangelios terminaban con la puesta de Cristo en la tumba.



    El evangelio de Marcos terminaba con la puesta de Jesucristo en la tumba. Marcos 15: 46 dice: …’Lo envolvió en el lino fino y lo puso en una tumba que estaba labrada en una masa rocosa’. Con el tiempo se añadió el capítulo 16, sobre la resurrección, y más adelante una conclusión corta al versículo 8. Posteriormente se añadió una conclusión larga, formada por los versículos 9 al 20.

    El evangelio de Mateo terminaba en su principio con Mateo 27:59 y 60, que dice: José tomó el cuerpo, lo envolvió en un lino limpio y fino, y lo puso en su nueva tumba conmemorativa, que había labrado en la masa rocosa’. Se evidencia que posteriormente se le añadió el capítulo 28, sobre la resurrección de Jesús.

    El texto final sería el de Lucas 23:52 y 53, que dice: ’Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Y lo bajó y lo envolvió en lino fino y lo puso en una tumba cortada en la roca’. Más adelante se le añadió el capítulo 24, que habla de la resurrección.

    Juan concluiría en su principio en el capítulo 19, versículos 41 y 42, que dice: ‘Había un huerto …y en el huerto una tumba conmemorativa nueva... Allí, pues, a causa de la preparación de los judíos, pusieron a Jesús’. Los capítulos 20 y 21, sobre la resurrección y apariciones, se añadirían más tarde.

    El capítulo 21 de Juan es esotérico y habla de 153 peces. El 153 era un número mágico en la antigüedad. Suman 9 sus cifras y el 153 es la suma de los 17 primeros números. El 17 era mágico por ser la suma del 8 (dios sol) más el 9 (diosa luna).

    Tenemos, pues, que los cuatro evangelios terminaban con la puesta en la tumba de Jesucristo y posteriormente se le añadieron los capítulos de la resurrección de Cristo.

    Y, por supuesto, los cuatro evangelios comenzaban con la predicación del Bautista en el desierto, antes de las añadiduras del nacimiento de Jesucristo.



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