III
Habiendo sido aceptada por muchos
entusiastas bíblicos la teoría de Brown de las fechas 604 a.e.c. y 1917, así
como los 2.520 años de supuesta duración de los siete tiempos del profeta
Daniel, en 1843 el teólogo inglés Thomas Rawson Birks publicó su obra ‘Primer
elemento de la sagrada profecía’. Birks recogió el cálculo que muchos
estudiosos de la Biblia realizaban en aquellos días. Dado que Nabucodonosor
había subido al trono en 605 a.e.c. y destruyó Jerusalén en el año 18/19 de su
reinado, se calculaba que esa destrucción había tenido lugar en el año 587
a.e.c.
Sin embargo los estudiosos bíblicos
entendieron que había que corregir un año la fecha de ascenso de Nabucodonosor,
pasándola al 606 a.e.c. Se basaban en el texto de Jeremías 52:12, que dice que
Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el año 19 de su reinado. Entonces lo que
hicieron fue sumar 19 años al 587 y así llegaron al 606 a.e.c. Sin embargo se
equivocaron en el cómputo, ya que no es lo mismo el año 19 que 19 años. El año
19 significa que han pasado 18 años; por lo tanto los estudiosos bíblicos
debieron haber sumado 18 años al 587 y así hubieran llegado correctamente al
605 a.e.c., que era el año que demostraban los historiadores para la subida al
trono de Nabucodonosor.
Birks por tanto recogió en su libro las
mismas fechas que antes del siglo XIX daban los historiadores para la duración
del imperio neobabilónico desde la toma de Harrán hasta la caída de Babilonia.
Solamente que Birks las consideró bajo otra óptica: el año 536 a.e.c. era para
él el de la liberación de los judaítas desterrados en Babilonia, en tanto que
el 606 a.e.c. lo entendía como el año de ascenso de Nabucodonosor. Para los
historiadores de tiempo atrás, el 536 a.e.c. era el año de la caída de
Babilonia, en tanto que el 606 a.e.c. lo estimaban como el año en que había
tenido lugar la toma de Harrán y el inicio de los 70 años del imperio babilonio
tras la conquista definitiva de Asiria.
En 1844, el escrutador bíblico Edward Bishop
Elliot publicaba el libro ‘Horas con el Apocalipsis’. Elliot hizo suyas las
fechas 606 y 536 a.e.c. que había establecido Birks como años incorrectos de la
subida al trono de Nabucodonosor y la liberación de los judaítas,
respectivamente. Además Elliot añadió a esas fechas los 2.520 años de supuesta
duración de los siete tiempos de Daniel, según lo había pregonado Brown en
1823. Por tanto Elliot, al restar a 2.520 años el 606 a.e.c. llegó a la fecha
de 1914 como año en que vendría Cristo por segunda vez. Elliot no cayó en la
cuenta de que no había año cero entre la era anterior y la posterior a Cristo,
aunque el punto de división entre ambas eras también estaba errado, ya que el
monje Dionisio, que realizó los cálculos en el siglo VII, se equivocó en unos
seis o siete años de menos. Para ser exacto, Elliot debió haber concluido los
2.520 años en 1915 y no en 1914. Entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban solamente
2.519 años. De este error no se dieron cuenta los escrutadores bíblicos
posteriores a Elliot.
Las teorías numéricas de Brown, Birks y
Elliot, a pesar de que no se correspondían con la Biblia -que en realidad nada
indica sobre tiempos y fechas, sino que todo es producto de la mente humana-
fueron aceptadas por otros escrutadores. Uno de ellos fue el adventista Nelson
Horatio Barbour, que había sido discípulo del fundador del adventismo, William
Miller. Barbour añadió más errores al cúmulo de equivocaciones doctrinales
heredadas desde los tiempos de Brown. Al principio de los años setenta del
siglo XIX, Barbour leyó el libro ‘Horas con el Apocalipsis’, que había
publicado en 1844 Edward Elliot, y aceptó con cierta reserva las fechas del 606
y 536 a.e.c., así como la fecha de 1914 y los 2.520 años de los siete tiempos
del profeta Daniel.
No obstante lo anterior, Barbour predicaba
que Cristo y el fin del mundo vendrían en 1873, en la creencia de que su
maestro Miller se había equivocado en treinta años. Como el fin no vino en
1873, lo traspasó a 1874. Tampoco vino. Pero uno de los discípulos de Barbour,
un tal Kleith, había leído en el Diaglotón Enfático que, donde otras Biblias
traducen ‘venida’, en el Diaglotón aparecía la palabra ‘presencia’. Entonces
Barbour razonó que lo que sucedió en 1874 fue la presencia invisible de Cristo
en su reino celestial y que, transcurridos 40 años de juicio sobre la
humanidad, Cristo vendría físicamente a la Tierra en 1914, en la batalla de
Armagedón.
Al mismo tiempo Barbour confundió los siete
tiempos de Daniel con los tiempos de los gentiles de los que habla el evangelio
de Lucas. Está claro que Jesucristo se refiere a un tiempo futuro a partir de
la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70. En sus días, pues, no
habían comenzado a correr los tiempos de los gentiles. Igualmente Barbour
cambió el significado de la fecha del 606 a.e.c., que sus predecesores
predicaban como la del inicio del reinado de Nabucodonosor.
Para Barbour el 606 a.e.c. era el año 18/19
de Nabucodonosor, al entender que los judaítas llevados al destierro en ese año
habían permanecido 70 años en Babilonia, algo que la Biblia no dice. Los
famosos 70 años de los que habla el profeta Jeremías, como se verá más
adelante, se refieren a la duración del imperio babilonio después de haber
conquistado Harrán y no al tiempo de destierro de los judaítas. En contra de
los historiadores, Barbour adelantó 18 años la fecha de subida al trono de
Nabucodonosor, pasándola al 624 a.e.c., cuando toda la evidencia señalaba al
605 a.e.c. Todo esto lo publicaba
Barbour en su revista ‘El Heraldo de la Mañana’.
En enero de 1876 uno de los ejemplares de
la revista de Barbour llegó a manos del joven entusiasta bíblico Charles Taze
Russell, que había formado un grupo de estudio con su padre Joseph, su hermana
Margaret y el multimillonario matrimonio formado por William Henry Conley y su
esposa Sara. Interesado Russell en todo lo expuesto por Barbour en su revista,
se entrevistó con él y Russell acabó aceptando -sin reservas y sin cerciorarse
de la veracidad o no veracidad de fechas, tiempos y doctrinas- todo cuanto
Barbour había publicado. Tal era el entusiasmo de Russell, que no le dejaba
sopesar la realidad y acabó predicando como doctrina todo lo que Barbour había
forjado.
Así, pues, Russell aceptó ciegamente del
adventista Barbour los 2.520 años que ahora se presentaban como la duración de
los tiempos de los gentiles. Aceptó además la fecha del 606 a.e.c. como año de
la destrucción de Jerusalén y su templo, al igual que hizo suya la fecha del
536 a.e.c. para la liberación de los judaítas del cautiverio babilonio.
Igualmente Russell comenzó a predicar que Cristo había sido establecido en su
reino celestial en 1874 y que en 1914 vendría a la Tierra en la batalla de
Armagedón.
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