(Continuación de los capítulos del libro...)
IV
En 1876 Russell aceptó ciegamente del
adventista Barbour los 2.520 años que ahora se presentaban como la duración de
los tiempos de los gentiles. Aceptó además la fecha del 606 a.e.c. como año de
la destrucción de Jerusalén y su templo, al igual que hizo suya la fecha del
536 a.e.c. para la liberación de los judaítas del cautiverio babilonio. Igualmente
Russell comenzó a predicar que Cristo había sido establecido en su reino
celestial en 1874 y que en 1914 vendría a la Tierra en la batalla de Armagedón,
mediante la cual destruiría los reinos humanos y establecería el Paraíso.
Russell tenía entonces 23 años, estaba
henchido de entusiasmo y apenas conocía la Biblia. Todo su conocimiento bíblico
se limitaba a señalar que la Biblia nada decía de que el hombre tuviera un alma
inmortal y de que no había un infierno de fuego después de la muerte, aparte de
que Dios no era una trinidad. De haber tenido el conocimiento bíblico
suficiente, Barbour no hubiera podido convencer tan fácilmente a Russell y éste
no hubiera aceptado las fechas de aquél ni los 2.520 años del hipotético tiempo
de los gentiles, ni los 70 supuestos años de destierro de los judaítas. Por
ende, tampoco hubiera aceptado Russell que la segunda venida de Cristo
acontecería en 1914. A raíz de ello creó Russell el movimiento de los
Estudiantes Internacionales de la Biblia. Tanto él como sus adeptos se pusieron
a divulgar frenéticamente que Cristo había sido entronizado en el cielo como
rey en 1874 y que en 1914 regresaría a la Tierra y acabaría con todos los
reinos humanos, estableciendo en su lugar un nuevo orden mundial.
En 1879 fundó Russell la revista Watchtower
(La Atalaya) y a través de ella y de los seis tomos de la colección El Milenio
de la Aurora, que después presentó bajo el nombre de Estudios en las
Escrituras, dio amplia publicidad a la doctrina de la segunda venida de Cristo
en 1914, aparte de publicitar las fechas 606 a.e.c., 536 a.e.c. y 1874. A los
40 años comprendidos entre 1874 y 1914 los llamaba Russell ‘el tiempo de la
cosecha’.
Poco después, en 1881, el millonario
William Henry Conley, que había sido componente del grupo de estudio bíblico de
Russell, fundó la Sociedad Watch Tower de Sión, en la que Charles T. Russell
participaba con el 10% de las acciones ó 500 dólares del capital social, siendo
los otros dos socios el padre de Charles, Joseph, con el 20% de participación
(1.000 dólares) y el propio Conley, que ocupó el cargo de presidente con su
aportación del 70% (3.500 dólares). Cuando, por desavenencias con Russell, Conley
dejó la Watch Tower, Charles Russell la reestructuró en 1884 por exigencias
legales y se inscribió como supremo accionista y presidente.
Años antes de 1914, Russell se dio cuenta
de que entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban solamente 2.519 años, por lo que
pensó trasladar el hipotético año del Armagedón a 1915, y de esa manera
quedarían cuadrados los 2.520 años que, según le transmitió Barbour, se
entendía que duraban los tiempos de los gentiles, que en su opinión eran al
propio tiempo los siete tiempos del profeta Daniel. En esa cuenta andaba cuando
en 1914 estalló la Gran Guerra y Russell pensó que la misma desembocaría en el
Armagedón en octubre de aquel año o poco después.
Pasó 1914 y, no habiendo llegado el tan
esperado fin del sistema, Russell trasladó definitivamente la fecha de 1914 a
1915 y así lo hizo constar en su medio de difusión oficial, la revista
Watchtower, y en el segundo tomo de Estudios en las Escrituras, titulado ‘The
time is at hand’ (El tiempo se ha acercado). Existen, pues, dos publicaciones
distintas de este segundo tomo, a saber, una con la fecha 1914 para el
Armagedón y otra con el año 1915 para el mismo acontecimiento.
Transcurrió el año 1915 sin que Cristo
apareciera ni llegara el Armagedón. No obstante Russell esperaba que aquella
guerra desembocara en la llegada de Cristo y el consiguiente Armagedón. El caso
es que Russell, obstinado en que Jesucristo tenía que aparecer por aquellas
fechas, redobló su actividad de predicar por todo el continente norteamericano,
lo cual extenuó sus fuerzas y el 31 de Octubre de 1916 moría en el tren que le
trasladaba de una ciudad a otra durante su fanática predicación.
Russell tuvo el sepelio de un auténtico rey
y fue sepultado en el cementerio de Pittsburgh, frente al lugar donde hoy se
levanta el gran Centro Masónico. Junto a su tumba se le erigió una gran
pirámide de granito con los símbolos masónicos de la cruz y la corona, así como
la representación de una biblia abierta. La pirámide puede contemplarse hoy día
entrando en el Google mundial. La guerra de 1914 concluyó inesperadamente
cuatro años después sin que hubiera acontecido la segunda venida de Cristo ni
el Armagedón que Russell pregonaba.
En enero de 1917, mediante subterfugios
legales, ocupó la presidencia de la Watch Tower el abogado Joseph Franklin
Rutherford. Aquel mismo año Rutherford mandó escribir el libro ‘El misterio
terminado’, haciéndolo pasar por el séptimo tomo de los Estudios en las
Escrituras de Russell. Esto, así como el descabellado contenido del libro,
repleto de increíbles barbaridades que nada tenían que ver con la Biblia, hizo
que los directores de la Watch Tower se enfrentaran a Rutherford, exigiéndole
que retirara aquella dañina publicación. Rutherford se opuso a ello y además
expulsó a los directores de la Sociedad, reafirmándose en su puesto como
dirigente único.
Rutherford volvió a la fecha de 1914,
desechando la de 1915, sin saber exactamente qué había ocurrido en aquel 1914,
aparte de la guerra mundial. Los Estudiantes de la Biblia quedaron a oscuras
con respecto al significado de 1914. También predicaba Rutherford que Cristo
había iniciado su reinado en los cielos invisibles en 1874.
Desde 1918 Rutherford y sus colaboradores
venían dando por todo el territorio norteamericano el discurso titulado
‘Millones que ahora viven no morirán jamás’. En 1920 Rutherford publicó el
discurso en forma de folleto. En él aseguraba que era bíblicamente evidente que
en 1925 resucitarían los antiguos patriarcas de Israel y a continuación vendría
el nuevo sistema paradisíaco en la persona de Jesucristo.
Pasó 1925 y no resucitaron los patriarcas
ni vino el Armagedón, lo cual le hizo exclamar a Rutherford que había hecho el
asno. En 1926 no pocos de los Estudiantes de la Biblia comenzaron a abandonar
las filas. Sin embargo no fue hasta el primer trimestre de 1927 que se constató
que, para la Conmemoración de la muerte de Jesucristo, más del 70% de los
Estudiantes de la Biblia había abandonado la organización por culpa de las
doctrinas antibíblicas de Rutherford.
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