sábado, 25 de febrero de 2017

La verdad de los años 607-537 a.e.c. y 1914 (CAPITULO II)


 
II

 

    Las decenas de miles de tablillas cuneiformes descubiertas en tierras de la antigua Babilonia comienzan mencionando al rey en funciones y su año de reinado. Ordenadas las mismas según los listados de Beroso, Tolomeo y la lista de reyes en Uruk, tenemos que: hay tablillas para los 43 años de reinado de Nabucodonosor y no existen tablillas más allá de esos años: hay tablillas para los 2 años de reinado de Evil Merodac y no se encuentran tablillas posteriores a esos 2 años; hay tablillas para los 4 años de Neriglisar y no existen documentos posteriores; hay alguna tablilla de un mes para Labashi Marduk (probablemente reinó un mes en Babilonia y otro en Uruk); y hay tablillas para los 17 años de Nabonido, no hallándose tablillas que vayan más allá de esos años.

    Todas las tablillas que se descubren confirman los reinados de esos precisos monarcas y sus años de gobierno. Todas son coincidentes en los nombres de los reyes y sus años de reinado. Eso significa que no existen reyes que puedan incluirse entre los ya citados, ni más años de reinado que los 66 atribuídos por los listados de los historiadores antiguos. Sumados a la fecha del 539 a.e.c. los 66 años de reinado de los reyes babilonios que nos ocupan se alcanza el año 605 a.e.c. como el del inicio de reinado de Nabucodonosor.

    Una tablilla de cuyo estudio se deduce que Nabucodonosor subió al trono en el 605 a.e.c. es el diario astronómico VAT 4956. La tablilla inicia el texto diciendo que se escribe en el año 37 de Nabucodonosor. Y detalla 28 posiciones astronómicas de los planetas entonces conocidos y la Luna. Trece de las posiciones son lunares. Los astrónomos convirtieron a nomenclatura moderna los datos de la tablilla y los introdujeron en un sofisticado programa informático que calcula los eclipses y las posiciones estelares en un periodo de tiempo de 25.920 años. Después de ese periodo se repiten las posiciones astronómicas.

    ¿Por qué 25.920 años? La Tierra tiene tres movimientos principales: uno de rotación sobre su eje inclinado, otro de traslación alrededor del Sol y un tercero llamado de precesión. Este consiste en el cabeceo del eje terrestre a modo de como lo hace un trompo. El eje terrestre apunta hoy a la estrella Polar, pero cada 2.160 años señala a una estrella guía diferente. Al cabo de 12 periodos de 2.160 habrán pasado 25.920 años y el eje terrestre volverá a apuntar a la estrella Polar, salvo que algún serio cataclismo lo impida. Durante esos 25.920 años las posiciones estelares diarias son diferentes.

    Como desde los tiempos de Nabucodonosor hasta hoy apenas han pasado 2.600 años, le fue relativamente fácil al programa informático calcular a qué año de nuestro cómputo correspondió el año 37 de Nabucodonosor. El programa arrojó que las posiciones astronómicas del diario VA T4956 solamente pudieron haberse dado en el año 568 a.e.c. Esta fecha está reconocida por los astrónomos y los historiadores como ‘año científico absoluto’, por estar corroborado astronómicamente. Así, pues, si el año 568 a.e.c. correspondió al 37 de Nabucodonosor, sumando 37 años al 568 alcanzamos el 605 a.e.c. como año de ascenso de dicho rey babilonio. Por la Historia, la Arqueología y la Astronomía siempre se llega al 605 a.e.c. como año en que Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar, subió al trono de Babilonia. Científicamente no es posible asignar al ascenso de Nabucodonosor otro año que no sea el 605 a.e.c.  

    Se ha expuesto que los historiadores, gracias a la cronología independiente de Egipto, corrigieron las fechas 606 a.e.c. (estimada incorrectamente como año de la toma de Harrán por los babilonios) y 536 a.e.c. (estimada como año de la caída de Babilonia) y en su lugar establecieron definitivamente las fechas del 609 a.e.c. (año real de la toma de Harrán) y 539 a.e.c. (año real de la caída de Babilonia). Entre ambas fechas mediaron 70 años, que fue el tiempo que Babilonia duró como imperio absoluto después de conquistar la última ciudad de Asiria, Harrán.

    Cuatro años después del 609 a.e.c., es decir, en el 605 a.e.c., Nabucodonosor fue coronado como rey de Babilonia. Como el 605 a.e.c. fue el año de ascenso de Nabucodonosor, su primer año de reinado, según el sistema babilonio, fue el 604 a.e.c. Por esa razón el entusiasta bíblico John Aquila Brown se aferró al 604 a.e.c. como el inicio de los 2.520 años de los siete tiempos del profeta Daniel, según explica en su libro ‘El Atardecer’, publicado en 1823. Esos 2.520 años los extendió Brown hasta 1917.

    Brown fue el primero en afirmar que los siete tiempos de Daniel duraban 2.520 años, basándose en la numerología, que es una ciencia ocultista. Hasta su tiempo se creía que por lo general los siete tiempos duraban 1.260 años, teoría que pusieron en boga algunos judíos en la Edad Media, si bien los judíos esperaban la primera venida del Mesías. Brown duplicó los 1.260 años y así llegó en principio a los 2.520 estimados años de supuesta duración de los tiempos de Daniel. Al mismo tiempo calculó que un tiempo o año ‘profético’ duraba 360 días, por lo que los siete tiempos duraban 2.520 días.

    Como Brown creía, basado en la cábala judía, que había que aplicar un año a cada día mencionado en ciertos pasajes de la Biblia, de ahí que los 2.520 días los elevara a 2.520 años, comenzando arbitrariamente su aplicación en el 604 a.e.c., año primero de Nabucodonosor, y terminándola en 1917. Brown aseguró que en ese año brillaría la gloria de Israel. Casualmente el ejército inglés conquistó Jerusalén a los turcos en diciembre de aquel año y la interpretación profética de Brown fue aceptada por muchos estudiosos bíblicos.

    Sin embargo Brown se equivocó en la aplicación, pues, en lugar de operar con años de 360 días, operó con años solares de 365,25 días. Por esa razón llegó a 1917 como año de la supuesta segunda venida de Cristo. Puesto que había comenzado el cálculo con años de 360 días, de haber contabilizado años de esa duración, que hubiera sido lo más lógico, habría llegado a 1881 como el tiempo de la estimada segunda venida de Cristo, en que destruiría los reinos del mundo en la batalla del Armagedón. Brown comenzó a operar con años de 360 días, pero terminó aplicando inadvertidamente años de 365,25 días al cómputo de 2.520 años ó siete tiempos de 360 años. De todas maneras, la Biblia no menciona ni insinúa cálculo de tiempo alguno para tal suceso.

    A partir de Brown, muchos estudiosos bíblicos aceptaron que los siete tiempos de Daniel duraban 2.520 años solares, sin caer en la cuenta de que Brown había llegado a esos 2.520 años partiendo de años de 360 días. Estudiosos posteriores se desviaron de las fechas de Brown y establecieron sin más las suyas propias. 


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