sábado, 31 de agosto de 2019

Del libro BASES DOCTRINALES DE LOS TJ (58)


Citas de la Septuaginta en los evangelios (2)

    La atribución del primer evangelio al apóstol Mateo se basa en la tradición de los llamados primeros padres de la Iglesia, de quienes se conocen los escritos a ellos atribuídos, mas nada se sabe de su real existencia, salvo lo plasmado en la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, el ‘padre de la historia de la Iglesia’. Se sospecha incluso que los ‘padres de la Iglesia’ son pura invención de Eusebio. Es más, se sospecha que todo el Nuevo Testamento, evangelios incluídos, con sus citas de una Septuaginta traducida tardíamente por miembros de la Iglesia, sean ficción de Eusebio y algún colaborador más.
    Una de las citas más controvertidas que hace el escritor del primer evangelio en Mateo 1:22 y 23 es la del pasaje de Isaías 7:14. Tal cita ha sido tomada de la parte de la versión de la Septuaginta traducida por la Iglesia y no de la versión hebrea, lo cual hubiera sido lo más lógico de haber sido judío el escritor del mencionado evangelio, que además escribió para los judíos y no para los gentiles. En Mateo se lee, relativo al nacimiento de Jesús en Belén: ‘Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros’ (Biblia de Jerusalén). Ya de entrada es de observar que al recién nacido en Belén no se le impuso el nombre de Emmanuel, sino el de Jesús.
    El texto de Isaías 7:14, tal como lo presentan las versiones bíblicas basadas principalmente en la Septuaginta, dice: ‘Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel’ (Biblia Reina-Valera). Las versiones basadas en las Escrituras hebreas o Tanaj ofrecen el versículo de Isaías en términos algo diferentes, pero que vienen a ser idénticos a los que publica la Sociedad Bíblica en La Biblia por Internet: ‘Pues el Señor mismo os va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel’. (Isaías 7:14).
    Dos importantes diferencias con la Septuaginta se aprecian en la biblia hebrea, de la que aquélla es una traducción al griego, aunque no todo lo fiel que pudiera desearse. La primera diferencia es que las versiones hebreas especifican que la mujer ‘está encinta’, es decir, que el relato habla en tiempo presente y no futuro. En cambio, las versiones basadas en la Septuaginta indican que la mujer ‘concebirá’, hablando de un tiempo futuro. La segunda y no menos importante diferencia estriba en que las versiones griegas de Isaías 7:14 hablan de ‘la virgen’, en tanto que las hebreas mencionan ‘la joven’. Se trata de un error, posiblemente no involuntario, en la traducción que la Iglesia realizó del hebreo al griego del libro de Isaías, uno de los muchos que no fue traducido al griego por ‘los setenta’ en el siglo III a.e.c., ni por otros eruditos en el siglo II a.e.c., como se quiere hacer creer, contradiciendo al historiador Josefo.
    En las Escrituras hebreas, Isaías 7:14 emplea la palabra ‘almah’. Este vocablo se refiere en términos generales a una mujer joven, sin especificar si es o no virgen. Puede ser una mujer soltera o casada, pero joven. Hemos de tener en cuenta que la virginidad no es exclusiva de la juventud. Una mujer anciana puede haber permanecido virgen toda su vida. De manera que el vocablo hebreo ‘almah’ se traduce apropiadamente al castellano por ‘la joven’. Si Isaías 7:14 se hubiera referido a una virgen, hubiera empleado la palabra ‘betulah’, que en castellano se traduce por ‘virgen’; pero el caso es que la palabra hebrea que figura en el precitado versículo es ‘almah’, mujer joven, y no ‘betulah’, mujer virgen.
    Cuando los que en un tiempo muy posterior al siglo I tradujeron las Escrituras hebreas al griego se toparon con Isaías 7:14, el término hebreo ‘almah’ lo tradujeron con la palabra griega ‘parthenos’, que traducido significa ‘virgen’. Si bien en contadísimos casos la palabra ‘parthenos’ se ha aplicado a una joven que dejó de ser virgen recientemente, como en el caso de Dina, lo cierto es que ‘parthenos’ reviste siempre el significado de virgen. Lo más apropiado es que el vocablo griego ‘parthenos’ se hubiera aplicado a la palabra hebrea ‘betulah’, si hubiera sido ésta la recogida en Isaías 7:14; pero el caso es que, erróneamente o no, se tradujo la locución hebrea ‘almah’ con la griega ‘parthenos’. Posteriormente, cuando se transcribió de la Septuaginta griega al latín, el término griego ‘parthenos’ se vertió como ‘virgo’, de donde la traducción castellana a su vez asumió la palabra ‘virgen’.
    Si se hubiera traducido imparcialmente el pasaje de Isaías 7:14 directamente del hebreo al castellano, se hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no ‘virgen’. Y si el escritor del evangelio de Mateo se hubiera guiado por la versión hebrea de las Escrituras, hubiera empleado la palabra ‘joven’ y no la de ‘virgen’; pero, puesto que el escritor de Mateo no era judío, vertió en su evangelio el pasaje de Isaías de la traducción eclesiástica griega de la Septuaginta.




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