viernes, 17 de marzo de 2017

La verdad de los años 607-537 a.C. y 1914 (CAPITULO XVII)


XVII
 
 
Resumen de los fundamentos doctrinales

de los testigos de Jehová (2)

 


    3.- Los mal estimados 2.520 años entre el 606 a.e.c. y 1914.

    En 1844 el estudioso bíblico Edward B. Elliot publicó su obra ‘Horas con el Apocalipsis’. Elliot fue el primero en afirmar que los siete tiempos que el profeta Daniel había aplicado al rey Nabucodonosor tenían un cumplimiento mayor y se extendían del 606 a.e.c. hasta 1914, año este último que calculó como el del regreso de Cristo y del Armagedón. Elliot fue también el primero en equivocarse en el cómputo, ya que al no tener en cuenta que no existió un año cero entre las presumibles épocas anterior y posterior a Cristo, asumió que entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban 2.520 años, cuando en realidad había un año menos, es decir, 2.519 años.

    Para Elliot, como lo fue para su antecesor Birks, el año 606 a.e.c. era el de ascenso de Nabucodonosor al trono de Babilonia, en tanto que los historiadores demostraban que el año de ascenso de Nabucodonosor fue el 605 a.e.c. El 536 a.e.c. lo consideraba Birks como el año de la liberación de los cautivos judíos. Elliot, pues, perpetuó el error de que entre el inicio del reinado de Nabucodonosor y el tiempo de la liberación de los judaítas del yugo babilonio mediaban 70 años. Entre el año de ascenso de Nabucodonosor y la caída de Babilonia transcurrieron 66 años, aunque la salida de los judaítas del destierro aconteció algún tiempo después. Este lapso nunca fue de 70 años.

    Con todo, Elliot conocía las fechas que los historiadores habían aplicado a la toma de Harrán, el 609 a.e.c., y a la caída de Babilonia, el 539 a.e.c. Así que, como Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el año 18/19 de su reinado, Elliot sabía que dicha destrucción había acontecido en el 587 a.e.c. El 606 a.e.c. no era para Elliot el del arrasamiento de Jerusalén, sino el año de ascenso de Nabucodonosor. Los errores computados por Elliot pasaron a otros escrutadores bíblicos, entre ellos al adventista Nelson Horatio Barbour, que había sido discípulo del creador del adventismo, William Miller, del cual se había separado cuando ni en 1843 ni en 1844 aconteció el regreso de Cristo, que pregonaba a los cuatro vientos.

    4.- El 606 a.e.c. se convierte en el año 18 de Nabucodonosor.

    Nelson H. Barbour, al regresar de Australia, donde había permanecido tras cortar su relación de Miller, llegó a Londres, donde en su Biblioteca leyó el libro ‘Horas con el Apocalipsis’ que en 1844 había publicado Edward B. Elliot. De su lectura Barbour aceptó la fecha del 606 a.e.c. como año del inicio de la servidumbre de la nación de Judá a Babilonia (servidumbre es sometimiento a Babilonia, que no es lo mismo que destierro) y el 536 a.e.c. como año de la salida del destierro de los judaítas, respectivamente.

    Barbour no aceptó en principio la fecha de 1914 para el año del regreso de Cristo y el Armagedón, pues para él el año de la segunda venida de Cristo era el 1874, tal como predicaba. En principio había establecido para dicha venida el año 1873, pero al no aparecer Cristo, trasladó el acontecimiento a 1874. Tampoco apareció físicamente el esperado y proclamado Cristo. Entonces uno de sus adeptos, un tal Keith, recordó haber leído en el Diaglotón Enfático de Benjamín Wilson que, donde otras biblias traducen ‘venida’, el Diaglotón vertía ‘presencia’. A la vista del vocablo, supuso Barbour que el regreso de Cristo no fue físico en 1874, sino en espíritu y, por tanto, en los cielos, donde a su entender había sido hecho rey. Esto le hizo aceptar el 1914 proclamado por Elliot como año del regreso físico de Cristo a la Tierra en la batalla del Armagedón, y así lo pregonó de viva voz y por página impresa.  

    Con el tiempo Barbour cambió el significado de los siete tiempos del profeta Daniel dado a los 2.520 años. Para Barbour estos 2.520 años eran los llamados tiempos de los gentiles, de los que habla Jesús en el evangelio de Lucas. Barbour supuso que en los días de Jesucristo estos tiempos ya estaban corriendo. Sin embargo Jesucristo se refería a un tiempo futuro, a partir de la destrucción de Jerusalén por los romanos en el 70 de nuestra era. Los siete tiempos de Daniel y los tiempos de los gentiles no son bíblicamente la misma cosa. Pero Barbour así lo creyó, interpretando las Escrituras a su antojo.  

    El cambio más significativo que hizo Barbour con respecto al año 606 a.e.c., que se venía pregonando como el año de ascenso de Nabucodonosor, aunque en realidad no lo era, fue el de publicitar que el año 606 a.e.c. no fue el año de ascenso de Nabucodonosor, sino su año 18 de reinado, en que destruyó Jerusalén y su templo. Barbour partía del supuesto de que los judaítas que Nabucodonosor se llevó a Babilonia cuando destruyó Jerusalén estuvieron 70 años en el destierro.

    La Biblia no dice que los judaítas estuvieran desterrados 70 años en Babilonia tras la destrucción de Jerusalén. Los 70 años se refieren al tiempo en que Babilonia dominó como imperio tras conquistar la última ciudad de Asiria, Harrán. Pero Barbour pregonó que los judaítas habían pasado 70 años en el cautiverio, dado su escaso conocimiento bíblico y su menos escaso conocimiento de la Historia. De todas maneras, a Barbour le interesaba más captar lectores para su revista ‘El Heraldo de la Mañana’ que la propia verdad bíblica y consideró que sus revolucionarias teorías harían que la revista se vendiera más.  

    Barbour estableció los fundamentos doctrinales que posteriormente aceptarían los Estudiantes Internacionales de la Biblia y más tarde los testigos de Jehová, quienes sobre tales fundamentos levantaron las demás doctrinas. Dichos fundamentos no se basan en la Biblia, aunque así lo parezca para el común de los lectores, sino que se basan en especulación humana, frenéticamente desatada desde los tiempos de Brown, en 1823. Estos fundamentos o bases doctrinales fueron, en primer término, la creencia de que los judaítas llevados al destierro en el año 18/19 de Nabucodonosor, cuando fue destruída Jerusalén, estuvieron 70 años en Babilonia. 

    Sobre el anterior fundamento levantó Barbour las fechas: 606 a.e.c. como el año de la destrucción de Jerusalén, 536 a.e.c. como el año de la liberación de los cautivos, 1874 como el año en que Cristo comenzó a reinar en el cielo, y 1914 como el año del regreso físico de Cristo y el Armagedón. Se presuponía que entre el 606 a.e.c. y 1914 mediaban los hipotéticos 2.520 años de los tiempos de los gentiles; pero Barbour nunca se dio cuenta de que había un error de un año menos en el cómputo entre los citados años. Barbour levantó sus fundamentos doctrinales sobre errores que le pasaron sus predecesores y sobre errores de los que el propio Barbour fue autor. Y esos errores los transmitió a Russell, que los aceptó como si fueran palabra del mismo Dios.

 

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