VIII
La fecha de 1914, establecida como el año
de la segunda venida de Cristo por el escrutador bíblico Edward B. Elliot en su
obra ‘Horas con el Apocalipsis’, publicada en 1844, sale de añadir 2.520 años a
la fecha del 607 a.e.c., fecha que a su vez sale de retrotraer 70 años al 537
a.e.c., según el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, aunque fue al
revés: primero se estableció el 607 y después el 537 a.e.c. Las fechas 607 y
537 a.e.c. fueron instauradas en 1943 por Fred Franz, vicepresidente y teólogo
único de la Sociedad Watch Tower, y son el resultado de aplicar un año al 606 y
al 536 a.e.c., respectivamente, a fin de cuadrar los 2.520 años que se
entienden como la duración de los tiempos de los gentiles, pero que en otro
tiempo, antes de que el adventista Barbour equivocara los términos, eran
únicamente los siete tiempos del profeta Daniel. Para Barbour los siete tiempos
de Daniel eran lo mismo que los tiempos de los gentiles, los cuales, según el
evangelio, dan comienzo después de la destrucción de Jerusalén por los romanos
en el año 70 de nuestra era y no se sabe cuánto duran.
La fecha del 606 a.e.c., independientemente
de la que en un principio habían calculado los historiadores para la toma de la
ciudad de Harrán e inicio de los 70 años del nuevo imperio babilonio, fecha que
luego corrigieron al 609 a.e.c., sale de añadir los religiosos 19 años al 587
a.e.c., fecha histórica y real de la destrucción de Jerusalén por
Nabucodonosor.
Esos 19 años proceden del error de
confundir el año 19 de Nabucodonosor con 19 años transcurridos desde su inicio
de reinado. Jeremías 52:12 dice que Jerusalén fue destruída en el año 19 de
Nabucodonosor; pero no es lo mismo el año 19 que 19 años. El año 19 significa
que pasaron 18 años desde que Nabucodonosor empezó a reinar. Por tanto, si los
religiosos hubieran sumado 18 años al 587 a.e.c., hubieran llegado al 605
a.e.c. como año correcto del ascenso de Nabucodonosor, que es lo que la
Historia, la Arqueología y la Astronomía demuestran hoy fehacientemente.
Russell aceptó de Barbour fechas y
doctrinas sin averiguar si eran correctas o no, y se dio prisa en pregonarlas a
diestro y siniestro sin siquiera haberlas sopesado. Después se descubriría que
tanto el 606 como el 536 a.e.c. eran fechas falsas. Pero, dado que 1914 se
fundamentaba en la fecha incorrecta del 606 a.e.c., 1914 era y es, por tanto,
año incorrecto, como incorrecto es el año 607 a.e.c. al estar fundamentado en
la falsa fecha del 606 a.e.c. La lógica nos dice que todo dato basado en otro
dato falso o incorrecto, también es incorrecto o falso. Y toda fecha basada en
otra fecha incorrecta, también es incorrecta.
Los predecesores del adventista Barbour
explicaban que los 70 años de servidumbre de la nación de Judá a Babilonia
incluían los tres grandes destierros de los judaítas; a saber, el del año 7/8
de Nabucodonosor, el del año 18/19 y el del año 23/24. Pero Barbour no entendió
el concepto de servidumbre y para él servidumbre y destierro eran la misma
cosa. Por tanto dictaminó que el año 606 a.e.c. no era el de ascenso de
Nabucodonosor, como se pregonaba, sino su año 18, es decir, el año en que
destruyó Jerusalén. De ahí que Barbour enseñara que Jerusalén había sido
destruída en el año 606 a.e.c. y no en el 587 a.e.c., fecha esta última demostrada
por los historiadores. Barbour, pues, en contra de los científicos, adelantó 19
años la subida al trono de Nabucodonosor y la colocó en el año 624 a.e.c.,
cuando estaba demostrado que tal ascenso tuvo lugar en el año 605 a.e.c.
El profeta Jeremías escribe (Jeremías
27:11) que al rey de Babilonia se le servía sin necesidad de salir de la propia
tierra de cada cual, lo que significaba que servir al rey de Babilonia no
implicaba el destierro. Los judaítas fueron castigados con el destierro porque
no sirvieron al rey de Babilonia. Si le hubieran servido acogiéndose a sus
leyes y pagando los tributos, no hubieran sido desterrados. Hasta el año 7/8 no
se llevó Nabucodonosor al destierro a la primera tanda de judaítas, que fueron
3.023 personas, según Jeremías. Aún regresó en su año 18/19, cuando destruyó
Jerusalén, y se llevó a 832 personas. Y aún se llevó a otras 745 en el año
23/24 de su reinado. Si los habitantes de Jerusalén hubieran servido al rey de
Babilonia desde el primer momento, Nabucodonosor no hubiera tenido necesidad de
llevárselos al destierro ni de destruir la ciudad y el Templo. El destierro fue
un castigo impuesto por el rey de Babilonia a la nación de Judá, debido a que
no le estaban sirviendo.
Barbour creyó deducir de la Biblia que los
judaítas del tiempo en que Nabucodonosor destruyó Jerusalén habían estado
desterrados en Babilonia durante 70 años, que es lo que muchos judíos y
doctores de la Iglesia Católica creían erróneamente en otro tiempo. Pero la
Biblia no dice que los judaítas estuvieran desterrados 70 años a raíz del
tiempo de la destrucción de Jerusalén, en el año 18/19 del reinado de
Nabucodonosor.
En un escrito popular del historiador
Josefo leemos que los hierosolimitanos pasaron 70 años en Babilonia tras ser
destruída la ciudad. Lo más probable es que Josefo fuera interpolado por algún
escriba que creía lo mismo. Sin embargo Josefo, en su obra ‘Contra Apión’,
menos conocida y que fue la última que escribió, menciona que desde la
destrucción del Templo de Jerusalén hasta la colocación de sus cimientos en el
año segundo de Ciro habían transcurrido 50 años, lo cual está de acuerdo con la
historia comprobada.
Un texto de la Biblia que se ha prestado a
interpretación errónea es el que se encuentra en Jeremías 29:10. La Traducción
del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová vierte textualmente: ‘Conforme se
cumplan setenta años en Babilonia, yo dirigiré mi atención a ustedes’. Así es
como lo vertían más o menos las demás biblias en otros tiempos. Sin embargo el
texto ha sido corregido, desde principios del siglo XX, en la mayoría de las
versiones y traducciones bíblicas, de acuerdo con los manuscritos hebreos. Esta
corrección se explica en detalle más adelante.
Al testigo de Jehová se le ha aleccionado a
que entienda el texto de Jeremías 29:10 de la siguiente manera: ‘Conforme
ustedes cumplan setenta años de destierro en Babilonia, yo dirigiré mi atención
a ustedes’. Sin embargo, la realidad es que el texto no dice eso. No aparece la
palabra destierro por parte alguna. El Cuerpo Gobernante aduce que,
efectivamente, el texto no dice eso, pero se sobreentiende que se refiere al
destierro, pues de otra manera se vendría abajo el argumento de que los
judaítas estuvieron setenta años desterrados en Babilonia después de que
Nabucodonosor destruyera Jerusalén. Los 70 años de destierro son precisamente
la base de todas las doctrinas de los testigos de Jehová. Sin esos 70 años, la
entera estructura jehovista se derrumba.
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