'LA VERDAD DE LOS AÑOS 607-537 A.C. Y 1914'
(En la tercera edición se aportan testimonios de ex ancianos de congregación)
XXIII
El invento del Nuevo Testamento
El Cuerpo Gobernante de los testigos de
Jehová enseña que la apostasía se instaló en las congregaciones tras la muerte
del apóstol Juan, a finales del siglo I. Según entiende el Cuerpo, la apostasía
estuvo activa desde el siglo II hasta finales del siglo XIX, cuando Russell
-según los dirigentes de los Testigos- reactivó el cristianismo verdadero, y
eso sin haber contactado con ningún supuesto Esclavo Fuel y Discreto o cuerpo
de cristianos verdaderos que hipotéticamente estaba activo desde el pentecostés
del año 33 de nuestra era.
Esta doctrina del Esclavo Fiel ha sido
cambiada, pues Russell no se comunicó con tal antiguo Esclavo. Ahora el Cuerpo
Gobernante enseña que el Esclavo Fiel y Discreto lo nombró Jesucristo en 1919 y
tal nombramiento recayó sobre los miembros de la Junta Directiva de la Watch
Tower, una entidad mercantil. Por tanto Russell nunca ha sido el Esclavo Fiel y
Discreto para el actual Cuerpo Gobernante, y ello a pesar de que todos los
Estudiantes de la Biblia le consideraron a Russell como tal Esclavo durante
cuatro décadas, incluso cuando ya estaba muerto. El Cuerpo Gobernante de hoy
dice que el conjunto de sus miembros constituyen el Esclavo Fiel y Discreto, lo
cual no ha agradado a los Testigos que se tenían por ungidos o destinados a
reinar con Cristo en el cielo, los cuales fueron desposeídos por el Cuerpo
Gobernante de su título de Esclavo Fiel.
Si la apostasía entró en las congregaciones
a partir del siglo II, cabe preguntarse quién o quiénes declararon como
inspirados los libros del Nuevo Testamento o, como lo llama el Cuerpo
Gobernante, Escrituras Griegas, aunque dicha designación no es del todo
correcta, ya que también son escrituras griegas las del Viejo Testamento
traducidas al griego, lo que se conoce como la Septuaginta.
La Iglesia Católica dice que la lista más
antigua de los libros inspirados es el fragmento de Muratori, de hacia el año
170. Se basa en que en el mismo se cita al emperador Antonino Pío y por ello se
cree que el fragmento es de ese tiempo. De todas maneras, aunque el Muratori ofreciera
la lista de libros inspirados, los que lo dieron no podían ser cristianos
verdaderos, según el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, ya que
entonces estaba en pleno vigor la apostasía.
No hay listados de libros inspirados que
hayan sido dados por una hipotética congregación cristiana verdadera, ya que
todas las listas que se conocen proceden de la Iglesia Católica. Los Padres de
la Iglesia hablaban ya de los evangelios, tan temprano como en los tiempos de
Ignacio de Antioquía, antes del año 107. Otros Padres también mencionaban de
los escritos del Nuevo Testamento. ¿Quiénes fueron los Padres de la Iglesia? En
realidad la Historia nada sabe de ellos, a excepción de Orígenes y algún otro.
Los Padres de la Iglesia vinieron a la
existencia en los escritos de Eusebio de Cesarea, ya en el primer tercio del
siglo IV. Antes de Eusebio nadie sabía nada de estos Padres. La realidad es
que, a raíz de crear el emperador Constantino la Iglesia Católica, Eusebio se
inventó a los Padres, como inventó otras muchas supuestas historias del
cristianismo que dio a conocer a través de su obra ‘Historia Eclesiástica’. Si
los hechos fueran reales, su investigación le hubiera llevado a Eusebio décadas
o tal vez toda la vida, y no que lo despachó todo en unos pocos años. Inventar
historias lleva menos tiempo que investigarlas. No en vano a Eusebio le
consideran muchos clérigos el mayor embustero de la Iglesia.
Los primeros códices del Nuevo Testamento
no aparecen hasta el siglo IV, precisamente
en el tiempo de Eusebio de Cesarea. Este Eusebio escribió en griego las
cincuenta copias que Constantino le encargó, las cuales fueron distribuidas por
varias bibliotecas del Imperio. Se cree que dos de esas copias son los códices
Sinaíticus y Vaticanus, tan diferentes de los demás códices. Hacia el año 380
todas las copias eusebianas fueron retiradas y en su lugar se distribuyeron las
que por encargo del Papa recompuso Jerónimo de Estridón en su Vulgata en latín,
quien dijo que la tarea le resultaba sumamente difícil. Lo más probable es que
los primeros códices acordes con la versión evangélica de Jerónimo partan de
finales del siglo IV o principios del V.
Afirmar que existen papiros de los
evangelios anteriores al siglo IV es demasiado presuntuoso. Se sabe que la Iglesia
siempre falsificó documentos para que parecieran de mayor antigüedad y no
extraña que mandara transcribir en papiros, en griego, con caligrafía antigua,
gran parte de lo que Jerónimo había escrito en latín. De esta manera no pocos
estudiosos han caído en la trampa de declarar que estos papiros son de los
siglos II y III. Puede que el material fuera de esos siglos, pero un análisis
imparcial de las tintas no llevaría a siglos anteriores al IV ó V.
Con todo, aún si los papiros fueran de los
siglos II y III, y aún sabiendo con exactitud que los primeros códices son del
siglo IV, lo cierto es que todos ellos son obra de eclesiásticos, fueran o no
católicos. En modo alguno fueron escritos por hipotéticos cristianos
verdaderos, de los cuales nadie sabía nada en esos siglos. Cristianos
verdaderos se consideraron a los supuestamente predecesores de la Iglesia
Católica y ésos no son considerados como tales por el Cuerpo Gobernante de los
testigos de Jehová.
No se sabe quiénes escribieron los
evangelios y las cartas apostólicas. La atribución a Mateo, Marcos, Lucas,
Juan, Pablo, Pedro, Santiago y Judas es tradición de la Iglesia Católica, cuyos
Padres así lo afirman en sus hipotéticos escritos. Y ya sabemos que los Padres
de la Iglesia fueron inventados por Eusebio de Cesarea en el siglo IV. Y este
Eusebio seguramente le añadió párrafos del cristianismo a Orígenes, que sí
existió. Y la pregunta surge de nuevo: ¿Cómo pueden los testigos de Jehová
aceptar como auténticas unas copias evangélicas que no se sabe quiénes las
escribieron y de las cuales la iglesia Católica fijó el canon de su
inspiración?
Aparte de lo anterior, en el siglo XV la
Iglesia añadió al evangelio de Lucas la que se llama la ‘gran inserción’, que
comprende los capítulos y versículos de Lucas 9:51 a 18:14, antes de la
invención de la Imprenta. Al siglo siguiente los protestantes se separaron de
la Iglesia y llevaron consigo las Escrituras que la propia Iglesia tenía
recopiladas, ya con la inserción efectuada al evangelio de Lucas. Y de esa
Biblia que aceptaron los protestantes copiaron la suya los testigos de Jehová,
porque hemos de tener en cuenta que la Traducción del Nuevo Mundo no es
producto de una seria traducción de los manuscritos hebreos y griegos, sino que
se trata de una fusión o recopilación de la consulta de varias biblias
protestantes en inglés, pero adaptadas a las doctrinas en boga de la Watch
Tower.
La cuestión final es si no estamos
aceptando como Palabra de Dios una parte de la Biblia que muy probablemente
haya sido inventada en el siglo IV por Eusebio de Cesarea, quien también se
inventó a los Padres de la Iglesia.
(FIN DE LOS CAPITULOS DEL LIBRO)
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